Capítulo 40

Enseguida vio a Andrés allí soltó a Mary y se alejó de ella. Estaba completamente asustado e intimidado por la mirada de Andrés.

Mientras Mary sólo esperaba su reacción, no sabía cómo reaccionaría a esto, pero no debía sentirse culpable, pues ella no había hecho nada malo ni tenía la culpa. Más lo que hizo la dejó totalmente atónita.

Tomo su mano y la acercó hacia él para luego besarla, haciendo que los ojos de Mary se abrieran por la sorpresa, además de que la besaba como si ya no hubiese mañana. Enseguida se separaron entrelazó sus manos y la levanto hacia arriba.

—  ¿Ves este anillo canalla? Ella. es.mi.esposa. — dijo remarcando cada palabra totalmente serio, tanto que Mary pensó que se abalanzaría en cualquier momento sobre él a golpearlo.

—  Lo siento mucho se…. — dijo nervioso, más es interrumpido por Andrés.

— No quiero escuchar nada de eso, te espero en la sala de juntas, así que empieza a caminar. — dice y al instante este se va casi corriendo.

Mary sólo miraba sus manos entrelazadas sin poder dejar de pensar en lo que había sucedido. Más ¿Por qué no decía nada?

— Andrés. — lo llamó.

Él suspiró.

— Ve a mi oficina y espérame allí. — dijo sin mirarla.

— Pero…

— Señorita Parsons, es una orden. — dijo separando sus manos y empezando a caminar.

¿señorita Parsons? ¿Orden? Acaso el estaba ¿enojado con ella? ¿estaba desconfiando de ella? realmente eso no podía ser. Fue hacia su oficina, encontrándose a su fastidiosa asistente allí sentada.

— Lo siento mucho, el gerente me pidió que lo esperará en su oficina. — se disculpó, que ella fuera mal educada no significaba que fuera actuar igual que ella.

— No se preocupe señora, el señor me ha dicho que usted tiene pase libre a su oficina, así que pasé. — dice con una sonrisa amigable.

Mary sólo asintió confundida, ¿estaba siendo amable con ella? Debía estar soñando o tal vez era una pesadilla, se sentó en una de las sillas y ambas quedaron en silencio por un largo rato, hasta que la puerta se abrió dejándolo ver a Andrés y la jefa de Mary ¿Qué era lo que estaba pasando? — se preguntó algo preocupada.

Al entrar le pasó unos papeles a su asistente y le pidió que se retirará.

— Ya el gerente general me informó, — dijo su jefa tomando la palabra. — así que tiene el resto de la tarde libre para que pueda ayudarlo, pero mañana la quiero temprano en la oficina. — dijo y Mary  asintió aún sin responder. — Entonces me retiro señor gerente.

Este sólo asiente con la cabeza y esta se retirará. Mas ella se encontraba cada vez más frustrada, ¿Qué rayos hacia allí? ¿Y por qué él no le decía nada?

— ¿Quieres hablarme ya o me vas a seguir ignorando? — pregunta molesta.

— Lo despedí. — dice únicamente, dejando sus papeles para mirarla a los ojos.

— ¿Qué? — pregunta sin entender.

— Lo despedí, despedí a Enrique Peña y a sus amigos Max López y a Kim Chan. — le aclara.

—  ¿Hablas de que lo despediste por lo que sucedió? — pregunta sorprendida.

—  ¿Si así fuera te molestaría? — pregunta serio.

El ceño de Mary se frunce de inmediato.

— No, no me molesta porque yo no tengo nada con él, sólo no entiendo que tienen sus amigos que ver. — lo miró sin poder creerlo ¿había despedido a Kim?.

— Estaban estafando a la empresa. — admite.

Así que eran ellos, realmente no podía creerlo, lo podía creer de los demás, pero Kim no era esa clase de persona. — pensó ella impactada.— ¿Pero que tenía eso que ver con ella?

— ¿Qué tiene eso que ver conmigo? — aún no lograba entender nada.

— ¿Por qué no me dijiste nada? — la miró con dolor.

—  ¿De qué estás hablando? — pregunta confundida, ¿acaso pensaba que ella tenía algo que ver?

— Lo que pasaba cuando los encontré. — le aclara.

Su ceño se frunce.

—  No te lo dije porque yo no lo sabía, era imposible meterme a su cabeza y saber que entraría en ese ascensor. — lo mira fijamente. — él no había hecho eso hasta hoy, no es como si lleve mucho trabajando aquí tampoco. — dijo enojada, después de que pedía confianza ¿hacia esto? Era un hipócrita.

— ¿Quieres que piense que de pronto él comenzó a acosarte sin antes hacer nada más? — río sin poder creerlo.

— ¡Pues lo creas o no es la verdad, él me envió una carta está mañana junto a un café y se los devolví, quería dejarle en claro que estaba en una relación! — se empezaba a hartar de su desconfianza, nunca le había dado motivos para tenerla. — Dime una cosa Andrés ¿Si no confías en mi —  bajo la mirada. — entonces por qué estamos juntos?

Él abrió los ojos con fuerza.

— ¿Estas terminando conmigo? — pregunta impactado.

— No lo sé, dímelo tú ¿O de que sirven todos tus estudios si no puedes entender esto? — dijo enojada. — si no confías en mi… esto no tiene sentido.

— Pero confío en ti. — dice rápido.

— ¿lo haces? ¿En serio? Justo ahora crees que te miento y comprendo que se te haga difícil confiar después de lo que ella te hizo, pero no soy ella. No hay nada en mi parecido a ella y confió en ti ¿sabes? Entonces no entiendo ¿Por qué no puedes confiar en mi? Deja ya tu desconfianza, no soy ella ¿ok?. — suspira con pesadez. — no le pongas demasiada fuerza a la cuerda de un arco, porque si se rompe no creo que la puedas empatar otra vez, y esta relación está muy forzada.

Dijo antes de dar la vuelta e irse, rumbo al balcón de su oficina dejándolo allí. Rápidamente se la siguió.

— Lo siento. — dice al llegar a su lado. — es sólo que… me puse muy celoso al ver como tomaba tu cintura, esto es muy difícil para mí, más cuando nadie sabe que eres mía. — la abraza.

— ¿Donde está la etiqueta que indica que soy tuya? — trata de bromear, más al instante se pone seria. — Andrés, no soy esa clase de chica y espero que esto te quede claro, no hay nadie más, si estoy contigo es contigo, yo digo las cosas claras y siempre voy al punto, menos me atrevería a mirarte a la cara sabiendo que ando con otro y contigo a la vez. — sonríe sin ganas. — si aún me cuesta mirar a tus padres a los ojos y me remuerde la consciencia al ver a la mía. — volteó para verlo a los ojos. — creo que debes conocerme mejor.