Cataleya

Capítulo 6 Ataque

Las jovencitas caminaban de la mano, sin decir nada, apreciando la calidez y tranquilidad del mar, Cataleya observo a su hermana, se detuvo para luego sonreír y decirle.

—Cati, el mar es muy lindo, el horizonte es inmenso y sin fin, siempre quise conocerlo— Su hermana sonrió—  A tu lado hermanita, te quiero mucho.

—Yo también te quiero muchos, ven abrázame hermana.

Si dieron un cálido abrazo, mientras están de esa manera, Francela les tomaba varias fotos desde un extremo, ella estaba muy feliz de ver a sus hijas sonriendo feliz, una lágrima rodó por los ojos al pensar en su marido, guardo la cámara y se le acerco a las chicas para decirles que era hora de irse.

—Catalina, como le pondremos a nuestro bebé.

—Uhmm, no lo sé, talvez Aleyna  que tal sería ese nombre— A Cataleya le encanto ese nombre, ambas reían feliz cuando de repente unos hombres extraños se les acercaron.

—Ellas son las gemelas, están aquí junto a su madre — comenta uno de ellos en inglés. Las niñas sorprendidas llamaron a su madre.

—Pensaron que se escaparían de nosotros—Espeto uno de ellos con burla.

—¿Quiénes son ustedes?— pregunta Frania toda agitada.

—Uhmm, buena pregunta, tu querido marido tiene algo mío, lastima que murió calcinado debajo de esa cueva, viajaron hasta acá, ahora ya disfrutaron un mes, no les quise hacer nada, pero quiero que me digan dónde demonios esta mi dinero junto a mi mercancía.

—No lo sabemos—Respondió  con temor y apunto de llorar por lo que escucho de su esposo.

—Bien, tus hijas harán que hables.

—No, déjalas por favor, se los ruego yo no sé dónde él las tiene.

El desconocido hombre se acercó a las gemelas y las acóralo. Apunto a una de ellas con el arma, Cataleya quería llorar del miedo pero su hermana le susurro palabras reconfortantes.

—Déjalas por favor, te lo ruego si yo supiera te lo diría, Faddei es el único que sabe donde está ocultado.

—¡Malditos, él ya está muerto!— grita fuerte el desconocido hombre.

—Cataleya sujeta mi mano—le pide Catalina a su hermana.

—Tengo mucho miedo — musita entre lágrimas.

—No lo tengas, siempre estaremos juntas— confundida por la actitud de su hermana. Ella pregunta dudosa.

—A qué te refieres Catalina, por qué me dices esas cosas.

—Sabes que yo también te amo mucho hermanita, eres mi alma gemela y no dejare que nadie te haga daño de nuevo— Francela se sentía confundida al escuchar la pequeña plática de sus hijas.

—¿Que tanto hablan ustedes?— replico él mafioso, él se acercó a alas chicas y golpeó a unas de ellas en el rostro.

—Cállate estúpida, dejen de estar cuchicheando.

—Escucha maldito, te diré donde esta si dejas a mi madre y a mi hermana.

—¡No! ¡No que dices hija!

—¡Cállateeee!

—Madre, déjalo en mis manos, exactamente soy la única que puede sacarlas de esto — Comento Catalina, ella  tenía un plan la cual le pediría al hombre dejar libre a su madre y a su hermana, ella les dará lo que tanto buscan. Cataleya empezó a gritar y llorar por su hermana igual su madre, eso era una locura.

—Está bien, déjalas que se vayan, espero que no sea un engaño de tu parte chiquita.

—No, claro que no lo es, ahora ¡Váyanse de aquí!— le grito a su madre, ninguna quiso moverse, sin embargo lo hicieron depositando toda su confianza en ella, madre e hija salieron corriendo, un de los hombres iban de tras de ellas, para asegurarse que no llamarán a los policías y perderles la vista. El hombre mafioso sujeto a Catalina del cuello con brusquedad.

—Si me estas mintiendo tu hermana y tu madre morirán entiendes, es mejor que tu plan  funcione entregando el polvo blanco.

—Puede que sea ciega pero no estúpida ni sorda desgraciado— Catalina es de esas chicas que no le importaba nada en lo absoluto.

—Cállate no te dije que hablaras de más.

Le dio dos golpes y la empezó a arrastrarla, nadie estaba en ese momento en la playa para poder ayudarla, de repente a lo lejos venía un hombre corriendo al ver como ese desgraciado golpeaba a la chica sin piedad.

********

—Mamá, mi hermana, mi hermanita, volvamos por ella.

Catalina lloraba a mares al sentir un inmenso dolor en su corazón, se preguntaba una y otra vez porque Catalina era tan valiente, no le temía a nadie.

—Tenemos que buscar ayuda inmediatamente, no permitiré que le pase nada malo a mi hija—el sujeto que las había guillado, platicaba plácidamente por el móvil, mientras apunta a Francela con un arma en la sien, de repente sintió que alguien lo golpeaba con un bate en la espalda.

—Maldito desgraciado, está bien señora usted y su hija— Frania asintió, al instante una señora aparece y las ayuda.

—Si señora gracias. Por favor ayúdenos, unos hombres quieren hacerle daño a mi otra hija están abajo en la playa.

—Vamos, llamaremos a la policía— dicho eso bajaron las gradas de concreto a toda prisa. Catalina se encontraba toda golpeada pero no se rendía, maldecía una y otra vez a su agresor, él hombre que se encontraba viendo la escena desde largo, se les acerco con cautela y dijo.

—Deja de golpearla o disparo—Replico una voz desconocida, los hombres mafiosos sacaron sus armas apuntando al hombre, el vestía un traje de medical clínical.

—¿Quién eres tu, desgraciado?— le dice uno de ellos apuntando el arma en dirección al sujeto que vestía un traje de primeros auxilios.

—Suelta a la chica— réplica él.

—No lo haré— de repente el hombre que tenía a Cataleya sujetada, sintió algo frío en su estómago y era un arma.

—Que... que es esto— murmuro nervioso.

—Es un arma y te juro que tiene balas— al parecer el tipo de tan distraído que estaba no se percató de la chica, ella saco el arma de propio fajón sin que el lo percatara.

—¡Maldita ciega!— gritó enojado. De repente se escucharon seis disparos fuertes, Catalina estaba tirada en la arena, ya era de noche, estaba en sangrentada, recibió dos balazos y el mafioso recibió uno en la cabeza, el cual murió al instante, los otros tres disparo fueron lanzados por los policías, que llegaron para rescatar a Catalina.




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