Cataleya

Capitulo 13 Idiota

Cataleya.

Veo sombras, y mucha oscuridad, siento que quiero escapar, no puedo, a lo lejos veo una luz muy brillosa. Escucho mi nombre real...Catalina, Catalina no temas, siempre estoy muy cerca de ti, pronto sucederan cosas. ¡Cuídate hermanita!

Me levanto de golpe, estoy agitada y sudorosa, siento unas pequeñas manitas a mi cintura, sonrió al ver a mi hija abrazada a mí, a qué hora se habrá levantado para venir a la cama, me levanto con cuidado de no despertarla son las 6 de la mañana. Debo tomar un baño para ir a trabajar, entro a la ducha, el agua se siente tan relajante, me pregunto qué significado tendrá ese sueño, cada que duermo, sueño con mi gemela pero esta vez sólo veía una horrible oscuridad. No quiero volver a tener esa pesadilla. Salgo del baño cubierta de mi toalla, me seco rápidamente el cuerpo, luego me visto con unos vaqueros muy ajustados, una blusa floja y unos chalecos, me pongo mis conversé, cepillo mi cabellos, de repente se me viene a la mente ese tal Dylan, es un loco nada más. Salgo de la habitación, bajo Hasta la pequeña cocina y veo a Francela de pie.

—Buenos días hija.

—Mamá, que haces levantada tan temprano— la riño enojada.

—Preparándote el desayuno, casi no comes y me preocupas, eres muy delgada tengo miedo que tengas problemas de ulcera y gastritis por no alimentarte bien, no quiero que estés así.

—Madre estoy bien, tú debes descansar yo no, la enferma eres tu así que deja eso y ve a descansar— trato de hacerla entrar en razón sabe que está enferma y se comporta como una inmadura.

—Hija, todo es por mi culpa estas trabajando muy duro, Perdóname por darte esta vida.

—Mamá ya no sigas más, ya te he dicho que eso no es ningún problema, tú me diste la vida y cuidaste de nosotras.

Francela se me acercó depósito un beso en mi mejilla y me abraza.

—Te amo mucho mi pequeña Catalina—musita bajito.

—No me llames Catalina, recuerda que me llamo Cataleya desde ya hace 8 años.

—No importa el nombre que posees hija, ahora a desayunar se te hace tarde— junto mis cejas y sin más que decir tomo una silla, me deslizó sobre ella cojo el plato de comida y sonriente comienzo comer— Hija, la nena debe ir a clases hoy, la llevare.

—Está bien mamá, solo cuídate y trata de llevarla con mucho cuidado no te esfuerzos demasiado—le digo sin dejar de masticar mi Panqueques.

—Hija descuida ya me encuentro mejor.

Termino de ingerir mi delicioso desayuno, me cepillo los dientes y a los minutos decido irme.

—Se me hace tarde ¡Nos vemos, Ma!

Salí de la casa, tome el autobús, en el proceso del viaje me coloco el audífono escuchando el Grupo de Tatu... luego me media hora  llego al restaurante en cual trabajo como mesera. Entro y saludo a mi jefa y amiga de mamá.

—Buenos días señora Magadalena.

—Buena día Cataleya ¿Qué tal se encuentra Francela— pregunta con una linda sonrisa.

—Ya se encuentran mejor— respondo.

—Que bien, ven quiero que le lleves unos medicamentos a Elena después de que salgas del trabajo, creo que hoy saldrás temprano— me dice Magdalena  

Que señora más considerada.

—Sí señora, como usted diga.

—Bien entonces, nena, a trabajar.

La señora Magadalena es muy buena persona, ha apoyado a mi madre desde que vino a los Angeles, después de que mamá se enfermó, ella consideró que me daría el puesto. No le importó mi edad y logré trabajar aquí. Ya llevo más de seis años trabajando para ella y es una persona muy amable.

Pasaron las horas y ya casi terminaría mi jornada laboral. Sentía un escalofrío recorrer mi cuerpo. No sé qué será este mal presentimiento, ojalá que no sea nada malo. Seguí trabajando y dejé mis pensamientos para luego.

****

Dylan

Ya era muy tarde así que decidí irme, Salgo de la Empresa y me dispuse a subir al auto cuando escuché un impacto muy fuerte, al parecer fue un accidente. —Qué horror siempre hay accidentes al otro lado de la calle personas mueren y algunas quedan postradas en una cama– dispuesto a subir al auto escuche una pequeña vocecita llorando a mares y gritando pidiendo ayuda, gire mi cabeza y vi a la pequeña niña cerca del cuerpo de la señora, corrí hacia ella, todos veían y nadie ayudaba.

—Abuelitaaaa, ayuden a mi abue por favor— me le acerqué y la levante en mis brazos.

—Ya no llores pequeña, llamare a una ambulancia, ya verás que todo estará bien.

A lo lejos se escuchaba el sonido de la sirena, la ambulancia por fin llego, les explique con detalle como ocurrió el accidente, al parecer el auto decidió escapar el muy sinvergüenza no dio la cara. Los paramédicos se llevaron a la señora y yo decidí llevarme a la niña, siento que la he visto en algún lugar no recuerdo bien incluso sus ojitos verdes me hacen recordar a la chica de anoche...Ah demonios, porque estoy pensando en ella.

—¿Pequeña, Cómo te llamas?– le pregunto si quitar la vista del auto pista.

—Aleyna, y mi abuelita se llama Francela— responde limpiándose la carita.

—Lindo nombre nena— llegamos al hospital público. Donde trabaja mi mejor amigo. La nena me mira y pregunta por su abuelita.

—Ya la están atendiendo— murmuró limpiando sus lágrimas. —Ven pequeña, buscaremos información— tomó su mano camino con ella hacia la Recepción me acerco a la vitrina una enfermera aparece, le pregunto por la señora que acaban de traer, le doy algunos detalles para dar con ella.

—La están atendiendo, su estado es reservado ¿Usted es familiar? –pregunta anotando no sé qué cosa en una agenda médica.

—Eh bueno, yo soy un amigo de la familia— miento.

La niña me jala de mi remera, y me pregunta inquieta.

—¿Dónde está mi abuelita? No quiero que le pase nada.

Me pongo de cuclillas y le respondo.

—Ella estará bien, vale—la niña me mira sonríe y asiente.—Enfermera, necesito saber el estado de la señora— replicó serio.

—Por favor esperen, le tratare de traer información.




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