Cataleya

Capítulo 35 Desagradable

Cataleya

 

Felicidad, si eso es lo que estoy empezando a sentir. Más al saber que tendré dos bebés y lo mejor de todo es saber que Dylan está más que contento con la noticia.

-Te amo mi amor, soy el hombre más feliz del planeta-Susurra con los ojos cristalizados. Sus brazos me rodean, besa mi cabeza y acaricia mi vientre aún plano. Me sorprende ver lo feliz que está. Al salir de la clínica privada, Dylan me lleva a un elegante restaurante Mexicano, Me platica de que desea mandar a decorar la habitación de al lado que según es para nuestros bebés, esta eufórico, actúa como un niño pequeño. Ruedo los ojos al oír sus planes en cuanto a la decoración. El parece el embarazado y no yo.

Almorzamos comida mexicana, Tacos y guacamole, tomamos un caldo de pozole, realmente todo era delicioso, al finalizar nuestro aperitivo decidimos regresar a la casa ya que me sentía algo mareada y cansada.

-¿Te sigues sintiendo mareada?- me pregunta mi amado esposo con gesto preocupado.

-No tanto, lo que si tengo ganas es de una dosis de sexo y descansar-comentó coqueta.

-Entonces está dicho, voy a cumplir tus deseos mi amor-Añade relamiendo su labio.

Sonrió por sus gestos. Cuando llegamos a la casa, subimos a la habitación como dos locos necesitados de placer. Entramos primero a darnos una merecida ducha y luego a pasar la tarde desnudos, abrazados en la cama haciendo ya saben que.

La semana transcurrió de una manera lenta, mi madre se ha comportado algo diferente conmigo, más al darse cuenta que estoy embarazada de Gemelos, en mi opinión ella debería sentirse más que feliz por mí, pero por desgracia me da la espalda y le dice a Aleyna que yo preferiré a mis verdaderos hijos que a ella. Al oírla decirle eso a mi pequeña me puse furiosa que hasta le grite de todo un poco y ahora mi madre sólo me dice que soy una hija mala. Suspiro irritada por su actitud enfermiza. De remate hoy en la noche habrá una fiesta de beneficencia por parte de ese señor ruso. Él nos ha invitado, no entiendo el porque me incluyo en la invitación, no me agrada ese tipo sólo dos veces lo he visto, en la disco y hace dos días en la empresa de mi esposo. Ni modo debo actuar serena y tranquila.

Al llegar la noche ambos yacíamos vestidos. Dylan vestía su traje de marca, dos botones, dos cortes laterales y los pantalones, azulones que llevan con dobladillo, la chaqueta posee solapas largas y una abertura central del pico la cual deja ver más corbata. Esta realmente guapo y elegante. Yo visto un vestido negro volantes, de mangas largas, calzo tacos de aguja en negro.

A la media hora, llegamos a la mansión en donde se llevará acabo la velada. Al bajar del coche, mi esposo abre la puerta del copiloto, este me toma de las manos y se encamina conmigo dentro del lujoso salón. Se encontraba muchas personas adineradas, que vestían con elegancia, el salón es bellísimo con mesas y sillas bien arregladas, las luces colgadas en el techo iluminaban el gran salón, enfrente una tarima muy elegante, la melodías que toca el pianista es suave y agradable. Sin contar los otros músicos que siguen su ritmo, me preguntó cuánto habrá costado semejante Mansión.

-Amor, estar muy pensativa que pasa-Dylan me habla sacándome de mis pensamientos.

-Perdón amor, es que el lugar es lindo y agradable- le digo sonriente. El señor Ruso se acerca a nosotros con una bobalicona sonrisa.

-Bienvenidos señor y señora Maxuell -nos dice extendiendo su mano hacia mí. Extiendo la mía para no ser grosera. La toma y deposita un beso en ella, rápidamente suelto mi mano de él.

-Muchas Gracias Señor Pretov- le contesta mi esposo con rostro serio.

-Espero que le pasen amena, los dejo en su casa, mientras tanto iré a visitar a los demás invitados.

Ambos asentimos viendo cómo se aleja de nosotros, llega hasta unos japoneses y los saluda e igual a otros invitados. Dylan bufa y toma una copa de unos de los meseros.

-Vamos a sentarnos mi amor.

-Si vamos ya no aguanto los pies.

-En tu estado supongo que no es bueno que uses esos tacones- dice señalando mis tacones de punta. Elevó las cejas y le hago una mueca, apenas tengo poco meses, además los tacones no son muy altos. -Ya está no me mires así- hace un puchero como de niño bueno.

La noche empezó con varios discursos por el tal Petrov, algunos invitados son conocidos de mi esposo, estos al verlo lo saludan y le hacen platicas, el me presenta con orgullo ante sus conocidos y conocidas. Sonríe cada que ello me miraba, realmente me sentía cansada y hastiada de fingir agrado.

-Amor, iré un momento al tocador-le susurro a mi esposo.

-Te acompañó-pide levantándose de su silla.

-No mi amor, sólo serán unos minutos, vengo pronto.

-Esta bien.

Llegó al tocar y veo mi reflejo en el gran espejo de pared. Retoco mi maquillaje y quedó concentrada en lo que hago, no percato a la persona detrás de mí, hasta que ella me habla.

-Aquí esta la mujer que cree y piensa que Dylan se quedara con ella por toda la vida-comenta Merlina con tono áspero. Ignoro lo que dice a mi espalda ya que sigo con el maquillaje, nuevamente habla y me toma de la muñeca. -Te haces la sorda cierto, no sabes cómo te odio, debes saber que Dylan está contigo por capricho, no te ama y jamás te amara, él no me ha olvidado, fui su primer amor y seré su última. Así que anda buscando como alejarte de él- está mujer me tiene harta, ella me mira atravez del espejo con superioridad. Sin tantos preámbulos, giro mi rostro y burlesca replicó.

-En primer lugar no soy ignorante para ponerme al Dime que te diré contigo. En segundo lugar, tengo la seguridad plena del amor de MI esposo. Tres y último, dudo mucho que piense en una mujer egoísta que lo abandonó por ver su discapacidad.

Me suelto de su agarré con brusquedad y la empujó con fuerzas. Ella agranda sus ojos, me mira con odio y rabia. Guardo mi maquillaje y salgo del sanitario. Es una estúpida si cree y piensa que Dylan aún la Ama. Ese hombre está loco por mí como yo lo estoy por él, de eso no hay duda alguna.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.