Enero 29 - Día 13
Coloqué su expediente en la mesa de la cocina. Estaba sentado con una taza de café cerca de mi mano, aún estaba en pijama, disfrutando de un domingo. Había estado cansado últimamente y era agradable tener un día para descansar y permanecer acostado sin nada que pensar. En el otro lado de la pequeña cocina, Leonard sacaba la caja de cereal que estaba en la alacena.
- ¿Nuevo paciente? - Preguntó mientras llenaba su tazón.
- Sí. - Dije, mientras abría la carpeta del expediente. La portada ordenada, una foto de Rajesh en la parte superior junto a su nombre, edad, y líneas y líneas de información personal. - Lo conocí el miércoles pasado.
Leonard asintió mientras colocaba la leche en su tazón de cereal.
- ¿Fue el encantador chico que me despertó en la madrugada?
Sonreí al recordar su voz cálida que aún estaba en mi mente.
- Sí, el mismo. - Leonard tomó su plato de cereal y se acercó a mí mirando la foto de Rajesh que se encontaba en el expediente.
- Tiene bonito cabello.
Cerré de inmediato el expediente y miré a Leonard.
- Es confidencial.
Leonard me sacó la lengua.
- Sólo quería ver cómo lucía el chico.
- ¿No tienes nada que hacer? - Le pregunté en un tono de molestia, Leonard lo llamaba "el modo reina gay de Howard" y debería de ofenderme, pero me parecía gracioso.
- Sí, sí tengo que hacer. Penny quería ver una película. - Sonrió mientras colocaba su tazón vacío en la mesa.
- Anda con cuidado. - Le contesté riendo al ver su expresión de emoción. Parecía un niño cuando hablaba de Penny, era adorable.
- Sabes que siempre tengo cuidado, amigo. - Me guiñó un ojo, mientas se dirigía a la puerta. - Nos vemos al rato.
- ¡Adiós! - Dije mientras tomaba un sorbo de mi café, deslizando mis dedos hacia la segunda página del expediente. Estaba escrita la información general de Rajesh, todo impreso en letras negras.
Miré la hoja, leyendo por partes. Me detuve cuando mis ojos leyeron "Intento de suicidio".
Las palabras impresas parecían difuminarse.
Sobredosis.
Se lesionaba intencionalmente.
Lo admitió el 12 de diciembre... eso fue hace dos meses.
Pasé mi mano por mi frente, mientras procesaba lo que había leído.
Oh, Raj, ¿qué hiciste?
Enero 31 - Día 15
Estaría mintiendo si digo que no he pasado estos últimos días pensando en él. Sabía que no debía estar pensándolo demasiado, pero no podía evitarlo. A veces desearía no tener sentimientos, siempre me preocupaba mucho por el dolor que sentían los demás. Esa era una de las razones por las cuales era bueno en mi trabajo, no era capaz de tomarme a la ligera lo que le ocurría a los demás.
Pude sentir una oleada de alivio cuando entré en su habitación del hospital. Rajesh estaba sentado como lo había dejado: entre sus sábanas, cubierto hasta la cintura, su laptop entre sus piernas y sus ojos pegados a la pantalla.
- Estoy empezando a creer que estás pegado a esa cosa. - Le dije bromeando desde la puerta, mientras le dedicaba una sonrisa amistosa.
- Pegué la laptop a mis piernas hace unos meses. - Respondió sin levantar la vista de la pantalla.
Lo miré fijamente, preguntándome si él podría haber sido el mismo chico que había llamado en la madrugada, cuyo aliento había caído rendido al suelo. Parecía que las frías paredes del hospital habían convertido frío a Rajesh. Sin dejar de mirarlo, le pregunté:
- Entonces, ¿estás bien?
- Tengo un poco de dolor de cabeza. - Respondió, mientras tecleaba algo en su laptop.
Entré a la habitación mientras miraba alrededor. Su cargador de computadora estaba conectado a un cable de extensión junto a la cama que se encontraba en el suelo. En su clóset, pude ver chaquetas y pantalones colgados en una fila, y unos cuantos pares de zapatos en el suelo. Su mesa de noche era un desastre, tazas, lápices, y algunas fotografías enmarcadas de chicos sonrientes.
- ¿Quiénes son? - Le pregunté al ver las fotos.
- ¿Hmm? - Me contestó con un murmullo.
- En las fotos. - Señalé mientras miraba los rostros llenos de alegría. En la foto, Rajesh tenía una mano sobre su cabeza, con su otro brazo alrededor de una chica mirando. Esta misma chica alborotaba el cabello de Rajesh mientras que otro chico de ojos azules reía en medio de ellos.
- Amigos. - Respondió sin mucho interés. - Mi mamá pensó que ellos me harían sentir mejor.
- ¿Y lo hicieron? - Le pregunté, mientras tomaba la silla que estaba a un lado de su cama para sentarme.
- No.
Me quedé sorprendido al escuchar la franqueza de su respuesta.
- ¿Por qué no?
Finalmente, me miró. Con esos ojos cafés llenos de brillo que iluminaban la habitación, marcados con sus pestañas oscuras que hacían sombra debajo de sus ojos. Se veía cansado, como si no hubiera dormido en semanas, estaba pasando por mucho.
- Porque me estoy muriendo. - Me dijo, como si esa respuesta fuera obvia para mí.
- Necesitas salir de esta habitación. - Podía sentir la forma en que Rajesh había establecido raíces aquí en este cuarto. No sólo iba a morir, estaba esperando el día en que eso ocurriera.
- Tal vez mañana. - Respondió él, aunque tenía una fuerte sospecha de que me dijo eso para que no le siguiera insistiendo.
- Aún te quedan muchas mañanas por disfrutar, vívelas, no te quedes encerrado en ayeres vacíos. - Le dije. - Y además, podemos aprovechar para salir y conocernos más, o sólo ir a caminar si gustas.
Él me miró, dándose cuenta de que no lo iba a dejar en paz hasta que saliéramos.
- Te odio un poco. - Dijo, deslizándose fuera de su cama. Tenía unos pans grises enrollados alrededor de sus pantorrillas.
- ¿Sólo un poco? - Pregunté mientras abrochaba mi chaqueta.
Atinó a mirarme y me dedicó una pequeña sonrisa con sus labios.
- Sólo un poco. - Afirmó y señaló la puerta. - Cierra la puerta, me estoy cambiando.