Caught in the web

CUATRO

-Ya se ha hecho tarde -murmuró Peter, echando un vistazo a su reloj. Llevaban casi dos horas en la cafetería, y afuera, el cielo se teñía de tonos anaranjados y violetas mientras las farolas comenzaban a encenderse-. Si quieres, podemos ir yendo a mi casa. Si te sientes mejor, claro.

Arya bebió el último sorbo de su café y asintió sin darle demasiadas vueltas.

-No hay problema.

Se levantaron, pagaron en el mostrador y salieron a la calle, donde el aire nocturno traía un ligero escalofrío. Las luces de las tiendas parpadeaban a medida que avanzaban por la acera, sus pasos resonando en la creciente tranquilidad de la ciudad. Apenas habían recorrido un par de calles cuando una voz familiar los hizo detenerse.

-¡Chicos! -exclamó Gwen, apareciendo con su energía habitual-. Qué sorpresa veros juntos. ¿Estáis de cita?

Arya bufó, metiendo las manos en los bolsillos de su chaqueta.

-Eso le gustaría a él -soltó con tono burlón, sin molestarse en mirar a Peter-. Vamos a su casa, en realidad.

Gwen arqueó una ceja y sonrió de lado, claramente divertida.

-Vaya, sí que vais deprisa vosotros dos.

Peter se puso rígido al instante, con las orejas enrojecidas bajo la luz amarillenta de una farola cercana.

-N-no es lo que piensas -balbuceó, levantando las manos como si estuviera a punto de ser arrestado-, lo juro. Es p-por lo de biología. Tenemos que terminarlo.

-Ya, ya... -canturreó Gwen, con una expresión traviesa antes de centrar su mirada en Arya-. Divertíos.

Y con un guiño descarado, se alejó antes de que pudieran refutar nada. Peter se quedó paralizado unos segundos, mirándola con el ceño fruncido.

-¿Por qué le sigues el juego? -preguntó Peter, pasándose una mano por la cara.

-¡No lo he hecho! Gwen entendió lo que quiso.

-Ya, claro... -musitó, pateando una piedrecita de la calle.

-Entonces..., tenía razón -dijo Arya, después de unos largos minutos de silencio, en los que Peter no había hecho otra cosa que caminar cabizbajo y sin decir una sola palabra-. Te gusta Gwen.

-¿Qué? -Peter levantó la cabeza de inmediato- ¡No!

-Si quieres que te crea, la próxima vez no reacciones así.

Peter apartó la mirada.

-No digas tonterías.

-Puedo ayudarte, sabes.

Peter la miró enseguida, en su cara se notaba que quería preguntar, pero por alguna razón no lo hizo.

-Gwen y yo estamos juntas en el equipo de debate. No es que seamos las mejores amigas, pero nos llevamos bien. Puedo hablarle de ti.

-¿Por qué harías eso?

-¿Por qué no?

-Me odias.

-Y tú a mí. Pero hace un par de horas me has ayudado cuando lo he necesitado.

-¡No lo he hecho! Gwen entendió lo que quiso.

-Ya, claro... -musitó Peter, pateando una piedrecita con desgana.

El silencio se instaló entre ellos mientras avanzaban por la acera. Peter caminaba con los hombros caídos, la mirada perdida y las manos metidas en los bolsillos. No había dicho ni una palabra desde que Gwen se fue, lo que para Arya era una confesión silenciosa.

-Entonces... tenía razón -dijo finalmente, ladeando la cabeza-. Te gusta Gwen.

Peter se tensó y alzó la cabeza de golpe.

-¿Qué? -Su respuesta fue tan rápida y exagerada que casi sonó a un grito-. ¡No!

Arya sonrió de lado, claramente divertida.

-Si quieres que te crea, intenta no poner cara de ciervo asustado la próxima vez.

Peter resopló y apartó la mirada, dándole otra patada a la piedra con más fuerza de la necesaria.

-No digas tonterías.

Arya se encogió de hombros.

-Puedo ayudarte, ¿sabes?

Peter giró la cabeza hacia ella, frunciendo el ceño. Se notaba que quería preguntar, pero algo lo detuvo.

-Gwen y yo estamos en el equipo de debate. No somos mejores amigas, pero nos llevamos bien. Podría hablarle de ti.

Peter entrecerró los ojos, escéptico.

-¿Y por qué harías eso?

-¿Por qué no?

Él bufó con una media sonrisa incrédula.

-Me odias.

-Y tú a mí. -Arya le lanzó una mirada de soslayo-. Pero hace un rato me ayudaste cuando lo necesité.

Peter la miró por un segundo más, como si intentara encontrar alguna trampa en su oferta. Pero al final, solo suspiró y volvió a bajar la vista al suelo.

-Lo pensaré.

Arya sonrió, satisfecha.




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