Cautivado por una pequeña mujer (en EdiciÓn)

Avance de próxima historia

— ¿En serio nunca has escuchado alguna canción en tu vida? — Pregunta Elliot, incrédulo, arqueando una ceja.

— Claro que sí he escuchado — dije, un poco incómoda por tener su atención, jugueteando con un mechón de pelo.

— ¿Cuál es? — Pregunta, inclinando la cabeza con curiosidad.

— Las canciones de los Backyardigans — respondí, sonriendo tímidamente.

La expresión de Elliot cambia drásticamente a una de horror, apoyando el puño en su boca para contener una carcajada, sus ojos se abren sorprendidos.

— Hey, son buenas canciones — me quejo, haciendo una mueca y cruzando mis brazos en defensa.

— Sin duda alguna — inquiere con sarcasmo, negando con la cabeza — pero, ¿jamás has escuchado alguna que no sea de ellos?

— Claro que sí — respondo con una sonrisa de autosuficiencia, tratando de mantener mi dignidad.

— ¿Cuál? — pregunta con curiosidad, desafiándome.

— Las canciones de Hi5. — respondo, mirándolo con seguridad aunque en el fondo sé que su reacción podría ser igual de burlona.

— Eres un desastre musical, Jane — Dijo Elliot entre risas, haciendo que frunza el ceño con molestia.

— Perdón, señor don perfecto — digo, rodando los ojos y soltando un bufido — solo no me gusta la música, ¿entiendes? Me resulta muy ruidosa.

— Me resulta algo imposible de creer — Responde una vez que calma su risa, inclinándose para tomar su cerveza y dándole un trago — la música le da sentido a esta jodida existencia que llamamos vida. Hay melodías que nos llenan el alma.

— Deberías dedicarte a la poesía.

— Hablo en serio, ¿ni siquiera has escuchado a los chicos de One Direction?

— Mi hermana los escuchaba, hablaba de un tal Larry y ni tengo la menor idea — me encogí de hombros, un poco avergonzada por mi falta de conocimiento.

— Larry es un bromance creado de Harry y Louis, los miembros — dice, tomando mi mano y dedicándome una sonrisa determinada — Tendré que educarte en música, pequeña saltamontes.

Le dediqué una sonrisa tímida, sintiendo un agradable escalofrío recorrerme al sentir su mano tomando la mía. Noté cómo el ambiente entre ambos cambió, sin apartar la mirada del otro.

— Ven, quiero enseñarte algo — dijo Elliot, poniéndose de pie y obligándome a hacer lo mismo, aún tomándome de la mano.

— ¿A dónde me llevas? — Pregunté con desconfianza mientras me hacía caminar por los pasillos de su apartamento.

— A mi lugar seguro — dijo, regalándome una sonrisa, y abriendo una puerta para mostrarme el lugar.

Era una habitación que no había visto antes. La pared estaba adornada con una gran estantería llena de discos musicales, mientras que en una esquina se encontraba un tocadiscos. Había pósters de distintos grupos musicales, especialmente uno de una banda de chicos pintados de manera extraña. En el centro de la habitación se hallaba un imponente piano de color negro, junto a un banquillo de dos puestos.

— Esta es mi guarida musical — explicó Elliot con orgullo, observando mi reacción mientras caminaba por la habitación detallando todo.

— Es un lugar fantástico, te hace sentir como en casa — dije con una sonrisa, metiendo mis manos en los bolsillos de mis vaqueros.

— No permito que nadie entre aquí — dijo con una sonrisa, cerrando la puerta antes de dirigirse a una mesita donde se hallaba una computadora portátil — acércate.

— Vaya, ¿debería sentirme especial? — Cuestioné con una sonrisa, sentándome en una silla que estaba frente al escritorio.

— Eres especial, Jane — Dijo con una sonrisa, extendiéndome unos auriculares con forma de diadema de color púrpura.

— ¿Me enseñarás la gran música de esa banda que tienes en la pared? — cuestioné con una sonrisa, aceptando los auriculares, lo que provocó que Elliot riera una vez más.

— Creo que tus oídos no están preparados para escuchar a Kiss — dijo con una sonrisa de costado, sentándose a mi lado — deberías escuchar primero canciones que no sean ruidosas, y después podré enseñarte toda la discografía de Kiss.

— De acuerdo — dije con una sonrisa, viendo cómo entraba a Spotify y buscaba a un tal Ed Sheeran.

— Este artista te encantará, sus canciones son obras de arte — dice seleccionando una canción llamada "Perfect".

— Insisto en que serías un gran poeta, Elliot — dije con una sonrisa, empezando a escuchar las melodías de la canción y notando cómo él ríe.

 

Próximamente. 

Espero su apoyo en esta historia también. 

 




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