Capítulo cuatro

Los dos días habían pasado volando desde que recibí la noticia del regreso de Ashton. Desde entonces, mi mente ha estado en un torbellino constante de emociones y preparativos. Heather, mi fiel cómplice , estaba tan emocionada como yo por darle la bienvenida a Ashton de nuevo a nuestra ciudad.

Nos encontramos en la sala estar rodeadas de globos y guirnaldas de colores vibrantes. La emoción se sentía en el aire mientras planeábamos cada detalle de la bienvenida sorpresa para Ashton. Heather no dejaba de sonreír, contagiándome de su energía positiva y entusiasmo.

― Maddie, esto va a ser increíble ― dijo mi mejor amiga, ajustando uno de los globos en el techo con entusiasmo palpable. ― Él no espera esto.

―¡Exactamente! ―exclamé, sintiendo mariposas revoloteando en mi estómago. Después de tanto tiempo, finalmente tendría la oportunidad de verlo de nuevo, de sentir su presencia cerca. No sabía qué esperar, pero estaba decidida a hacer que este encuentro fuera inolvidable para él.

Habíamos pasado toda la tarde preparando la sorpresa de bienvenida perfecta, asegurándonos de que cada detalle estuviera en su lugar. Desde la mesa cubierta de aperitivos favoritos de Ashton hasta el cartel de "Bienvenido a casa" que habíamos colocado en la puerta principal, queríamos que se sintiera especial desde el momento en que pusiera un pie en la casa.

Lucas, mi querido hermano, se ofreció de voluntario para ir a buscar a Ashton al aeropuerto, dejándonos a Heather y a mí para poner los toques finales a nuestra pequeña celebración. Habíamos invitado a su madre y a Alex a la celebración, deseando que fuera inolvidable para él y hacerle sentir en casa.

― Creo que estamos listas ― dije finalmente, mirando la decoración con satisfacción. ― Es hora de darle la bienvenida a Ashton.

Con una sonrisa de complicidad, Heather y yo nos dirigimos a mi habitación para empezar a arreglarnos para recibir a nuestros invitados.

Cierró los ojos por un momento, tratando de controlar las emociones que amenazan con desbordarse. Desde que se fue a Inglaterra, he intentado convencerme de que había seguido adelante, de que había dejado de lado cualquier esperanza de que algún día regresara. Pero la verdad es que nunca dejé de amarlo y creo que jamás dejaré de hacerlo.

Estoy muriéndome de los nervios, solo imaginando tenerlo frente a frente después de tanto tiempo. Como de costumbre, mi mente empieza a hacer algo que no puedo evitar hacer: sobrepensar. ¿Qué pasaría si me caigo mientras se acerca a mí? Sería completamente vergonzoso. Seguramente se reiría de mí, me ayudaría a levantarme y luego volvería a reírse en mi cara. No podría enojarme con él por eso. No encontraría manera de explicarle que me caí por quedarme, viéndolo como una tonta deslumbrada por su belleza y encanto. Desde cualquier perspectiva, eso sería algo raro y vergonzoso.

No sé cómo sentirme en estos momentos en que estoy a punto de verlo nuevamente. Tengo un jodido remolino de emociones que podrían enloquecerme a tal punto de cometer alguna locura que me haría sentir mucha vergüenza. No sé cómo actuaré a partir de ahora, no sé cómo haré para mantener ocultos mis sentimientos por él. No puedo confesarle mis sentimientos porque ciertamente me rechazaría. Lo más probable es que prefiera estar con una mujer de su edad y yo soy una patética chica que se volverá gelatina en cuanto lo vea.

―¡Hey, Maddie! ―La voz de mi mejor amiga me hace volver a la realidad cuando chasquea los dedos delante de mis ojos. ― ¿Qué sucede? ― Su preocupación es evidente en su mirada.

―No pasa nada, solo estoy muy nerviosa ― confieso soltando una pequeña risa mientras abanico mi rostro intentando calmarme.

―No te preocupes, todo saldrá bien ― dice con una pequeña sonrisa, pasando sus manos por mis hombros para hacerme ver mi reflejo en el espejo de cuerpo completo de mi habitación. ― Eres una chica muy hermosa, tienes ese tipo de belleza que no puede pasar desapercibida. Y si él no ve eso, no vale la pena.

Suelto una risa al observar su reflejo en el espejo de mi habitación. Luego, suelto un suspiro para intentar tranquilizarme y asiento con la cabeza, dándole la razón. Heather conocía mis sentimientos por Ashton desde que éramos niñas, y antes de que pudiera meter la pata con él, me ayudaba a actuar con normalidad antes de decir o hacer alguna estupidez, como es habitual en mí.

― Nunca he dudado de mi belleza; simplemente no me considero lo suficientemente hermosa para alguien como él ― respondí con un dejo de vergüenza, mordiendo mis labios por haber pronunciado en voz alta aquellas palabras.

― No digas tonterías, eres más que suficiente para cualquier hombre. Y te aseguro que no pasas desapercibida para ningún chico, así que no pienses de ese modo. Eres perfecta siendo tú misma —respondió Heather con un tono de convicción, tratando de infundirme confianza.

― Muchas gracias, tienes razón ― asiento con la cabeza, regalándole una pequeña sonrisa. ― Intentaré controlar mis nervios cuando esté delante de él ― añado con determinación.

― Esa es mi amiga ― dice Heather con una sonrisa, para luego aplaudir. ― Ahora vamos a vestirnos para recibirlo como se lo merece ― añade con entusiasmo, animándome a seguir adelante.

Caminamos por la habitación escogiendo nuestros respectivos atuendos que habíamos seleccionado con anterioridad. Mi amiga decidió ponerse un vestido negro ajustado sin mangas que le quedaba en la mitad de sus muslos y unos tacones negros.

Salí del baño después de haberme duchado y puesto el vestido que había elegido, mostrándoselo a Heather y dando una pequeña vuelta.

―¿Qué tal me  veo?—pregunté con una sonrisa.

―Te ves hermosa, radiante y muy sexy ― sonrió mi amiga con un brillo travieso en los ojos, colocándome un collar bañado en oro con un dije de corazón.

Sonreí observándome a través del espejo. Me decidí por un vestido de color blanco ajustado que me quedaba a la mitad de mis muslos, tiene un hermoso escote de corazón adornado de diamantes y me coloqué unas plataformas blancas que me hacían lucir un poco más alta.