Cayendo por Ella

Capítulo 1. El inicio de todo.

Arthur.

¿Cosas que odio?

Despertar temprano con resaca.

¿Cosas que detesto?

Despertar temprano con resaca en lunes.

El ruido irritante y desesperante de la alarma en mi celular no dejaba de sonar, pero me sentía lo suficientemente cansado y exhausto para apagarlo. Pensé incluso en seguir durmiendo, pero Cole, mi jefe, me había citado temprano en su oficina, dijo tener algo importante que decirme, así que no podía faltar.

Demonios, el ruido seguía molestándome. ¿Dónde había dejado el celular? Necesitaba encontrarlo y hacer que se callará. Abrí los ojos de repente, viendo borroso a mi alrededor, hasta que sacudí la cabeza, mientras me alzaba de la cama y me sentaba para ordenar mis ideas y movimientos, de lo contrario, terminaría en el suelo.

Siempre me he dicho que no debo beber cuando tengo que trabajar al día siguiente, pero mi regla se rompió, cuando tuve un momento bastante tenso con mi padre, tanto, que nos estuvimos gritando por al menos media hora, hasta que decidí irme dejándolo con las palabras en la boca.

Todo fue de mal en peor, cuando decidí ir a reunirme con unos amigos a un bar, sólo para distraerme un poco y tener una noche tranquila, cuando me encontré con mi amigo, Samuel. Como siempre, me preguntó si no podía ayudarlo a tener un puesto de trabajo en la empresa de mi padre, a lo que nuevamente me negué, porque no quería pedirle favores a él.

Mi negativa no le cayó muy bien, porque cuando quise darme cuenta, me empezó a llamar mal amigo, a darme discursos de mala hermandad y cosas así. Ignoré sus palabras y fui al baño, para que, al regresar, me encontrará de frente con Regina, mi ex novia. Ni siquiera tuve que pensar en quien le dijo dónde estaba, lo sabía bien.

De nuevo me rogó una segunda oportunidad, que me perdonaba por las infidelidades pasadas y que se dedicaría a hacerme feliz. ¿Qué infidelidades? ¿Cuándo interrumpió la cena de trabajo que tuve con Deborah, mi compañera de trabajo, diciendo que era una cena de amantes? ¿Cuándo insultó a mi secretaria, Lety, al insinuarle que intentaba seducirme a pesar de ser mayor que yo?

Puedo decir la lista de vergüenzas que me ha hecho pasar por sus exagerados celos, pero no me apetece, así que la esquive lo mejor que pude, para irme a otro bar a beber hasta casi perder la conciencia. Gracias a John, mi amigo del trabajo, logré llegar a casa sano y salvo, pero con una borrachera que me hizo olvidar lo demás. Al menos no me enrede con alguien.

Al ver el celular en la mesa de noche lo tomé y deslicé el dedo en la pantalla, acallando el ruido. Al ver la hora, juro que mi sueño se fue. 6:35 am. Mierda, Cole va a matarme, porque la cita es a las 7:00 am y la oficina está a 30 minutos. Me lleva el demonio.

No sé cómo me levanté con tanta rapidez, pero, lo hice. Fui hacia el baño, para arreglarme rápidamente, agradeciendo que mi cabello no se viera lo suficientemente sucio, pero si maldiciendo el hecho de que este lo suficientemente alborotado para peinarlo con cera, eso me llevaría horas.

Estaba cepillándome los dientes cuando mire mi reflejo. Me veía horrible, tenía unos círculos purpuras muy claros, mis ojos estaban rojos y mi piel algo pálida. Es en este momento, cuando sé que necesito un café muy cargado y algo para comer, mi estómago comienza a rugir por hambre.

Salí del baño, yendo directamente al armario para sacar un traje. Me vestí con rapidez y fui a la cocina, buscando una manzana para comer en el camino. Llegando a la sala, tomé mi maletín, celular, llaves de la casa y auto, mi abrigo y cerrar la puerta detrás de mí, al salir del departamento.

Cuando estaba al frente del elevador, pulse el botón para llamarlo, en lo que me colocaba el abrigo y guardaba los demás objetos en los bolsillos. El elevador llegó, adentrándome a él, suspirando por el tiempo record en que me arregle, para luego gruñir al escuchar mi celular sonar.

¿Quién me estaba llamando ahora? Es demasiado temprano para recibir llamadas, así que lo tomé para ver al causante, sonriendo de inmediato al leer el nombre en la pantalla. Es de las únicas personas a las que les contestaría una llamada tan temprano.

–¿Cómo está la mujer más hermosa del planeta? –pregunté muy alegre, escuchando una risa delicada que me hizo sonreír más.

Música angelical que hace mejor mis días, lo que me da la energía necesaria para comenzar el día con el pie derecho.

–Estoy bien, cariño. ¿Cómo amaneciste tú?

-Tengo algo de resaca, pero, nada que un buen café no arreglé. ¿Cómo estás tú?

-Yo estoy bien, pero ya te he dicho que no te vayas de fiesta en los domingos, amaneces muy mal, corazón.

-Lo sé, seguiré tu consejo –fue mi respuesta, para no decirle la verdad sobre mi resaca –. ¿A que debo tu llamada?

-Quería invitarte a cenar, quiero ver a mi pequeño travieso.

-Aceptó esa cena –respondí de inmediato, ganándome otra risa. Mi día va mejorando.

-Muchas gracias, Nigel y Aline estarán contentos de verte.

-De acuerdo, saluda a ese dolor de culo y a la hermosa princesa.




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