(Darío)
Había permanecido hablando con Gael un buen rato, hasta que se escuchó un gran golpe, todos se callaron y miraron hacía la entrada del comedor, había llegado Logan.
Alza los brazos y todos comienzan a gritar y aplaudir.
—¡Se acerca nuestra siguiente fecha de una gran gira señores!—Anuncia Logan—Ya saben cual es su trabajo, no me defrauden, no quiero un error o los mato a todos... Pero escuchenme bien, a todos.
—¡Si señor! —Respoden todos a la vez.
Al segundo, ingresan 10 filas de mujeres con la comida en mano, van dejándolas en los lugares de cada uno sobre la mesa. Al recibir el mío, observo el plato de sopa y me pongo a pensar en como estará mi madre justo ahora.
—Hora de apurarse y comer Darío, no podemos perder tiempo, solo es una hora de comida, si quieres un segundo plato debes apresurarte en comer. —Me dice Gael.
Comienzo a comer a pesar que me sorprendió que hablara de un segundo plato, los tratos aquí eran algo peculiares, aún así eran personas peligrosas.
—Tenemos gente nueva entre nosotros como podrán darse cuenta, ellos hoy mismo se unirán al entrenamiento, tendrán una semana para prepararse bien, saben que odio perder tiempo, en una semana realizaremos nuestra siguiente misión, la siguiente emboscada, ¿agridulce destino? El castillo de Zovaria. —Comienza a comunicar Logan mientras todos comen—Quiero que la cabeza del rey ruede por su trono y llegue a mis manos, no quiero errores, allá afuera para ustedes no existe la compasión, la familia real de Zovaria debe caer.
De pronto entra un hombre a paso apresurado que trae una carta en mano. Se la entrega a Logan, la lee en silencio y sin decir nada más se retira a paso un poco apresurado.
—Me pregunto que decía en esa carta... En fin ya casi acabo y ¿tú?
—Ah sí, ya casi también. —Respondo mientras termino de comer.
Al igual que Gael, me pregunto que habra dicho esa carta para causar aquella reacción un poco extraña en Logan.
Después del almuerzo a mí, a Gael y a un grupo de personas más nos llevaron a lo que se supone que era el campo de entrenamiento, era como el patio trasero de la casona. Habían personas ya entrenando allí, por un lado un grupo hacía ejercicio, levantaban pesas, otros practicaban su puntería, con ballestas, y otros realizaban su entrenamiento de artes marciales.
Nos hicieron pasar por cada uno de los lugares donde habían personas entrenando, primero comenzamos haciendo ejercicio, nos hicieron calentar y nos mostraron un circuito que debíamos completar. Mandaron al primero de la fila a que lo pasara.
—Tendrás 20 minutos para completar esto, si no lo culminas en 20, mueres.
Todos al oír eso, se asustaron.
—Es como una bomba, el objetivo es sobrevivir contra el tiempo, en una misión el tiempo vale oro y les cuesta la vida. El entrenamiento es así, eviten morir.
Colocan al primero en donde debe estar para iniciar y comienza la cuenta regresiva.
—3...2....1....¡Ahora!
El circuito a simple vista consistia en pasar por encima de unos barriles, arratrarse debajo de una red que debajo tenía lodo, escalar una pared y pasar unas cajas que no sabía para que eran. Hasta que todos alli lo descubrimos, cuando aquel hombre llegó a esa parte, se veía confundido que se viera un camino libre pero con esas cajas al lado, asique solo corrió para llegar lo más rápido al otro extremo y nadar hasta donde se encontraba una bandera morada que era la meta.
Todos estuvimos muy atentos cuando comenzó a correr teniendo esas cajas raras en cada extremo del camino, hasta que de una comenzó a lanzar flechas de madera, pero otra se abrió y lanzaba flechas de aluminio, se fueron abriendo las demás en lo que él corría... Hasta también lanzaban cuchillos, era una real locura, parecía una prueba realmente mortal.
Aquel hombre había recibido varias flechas en sus brazos y piernas y aún le tocaba nadar hasta el otro lado.
—Quedan 8 minutos.
Veiamos como el pobre hombre trataba de nadar a pesar del dolor que sentía al intentarlo, hasta que lo logró, consiguió llegar hasta aquella bendita bandera morada y después cayó desmayado al suelo, un par de hombres se lo llevaron arrastrandolo.
—No sé si pueda lograr todo eso Darío. —Me dice algo asustado en voz baja Gael.
—¿No haz hecho algo así antes?
—Por supuesto que no, el entrenamiento que recibí en borrering fue diferente, también se veía mortal pero era un poco distinto a esto.
—Es como una trampa.
Veo como uno por uno van llendo los hombres a poder pasar aquel mortal desafío, adelante mío podía escuchar a un hombre rezar en voz baja.
—Lo hará bien, solo tenga cuidado con aquellas cajas.—Digo mientras le pongo una mano en el hombro en son de apoyo.
—Yo no sé nadar...No podré llegar al otro lado...—Me responde el señor temblando por los nervios y el miedo a morir.
—Muy bien siguiente.
—Este homb-... —De pronto Gael me tapa la boca.
—No se te ocurra decir que ese señor no sabe nadar porque lo lanzarán al agua y esperarán a que muera ahogado, ni lo dejaran avanzar el circuito.
Me quito la mano de Gael y solo veo como el pobre señor va corriendo, pasando cada uno de los obstáculos, hasta que llega a las malditas cajas... Trata de esquivarlas todas pero un cuchillo casi al final le cae en el lado izquierdo del estómago, lo tumba al suelo, pero él trata de levantarse y dirigirse a la orilla de la piscina que debe atravesar se queda observando el agua.
Hasta que escucho de la parte de atrás de la fila a alguien gritar.
—¡Usted puede!
El hombre después de un rato se lanza al agua y trata de intentar nadar, pero la sangre va coloreando aquella piscina, la desesperación se apodera de él y comienza a hundirse, hasta morir ahogado en el fondo.
Todos presenciamos aquel suceso y sin darme cuenta ya era mi turno. Tenía miedo, podía sentirlo, como aquello recorría todo mi cuerpo.
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Editado: 19.12.2024