Ya había anochecido, afuera estaba tan oscuro que de ser posible se habría podido ver un firmamento estrellado, pero nuevamente, las nubes se habían reunido sobre Grave Hills y habían empezado a empapar sus calles y su bosque. La tormenta era ligera, por lo que Becky Peters, la vecina de Magie, pudo cruzar la calle sin ningún problema para ir a cuidar a su hermano.
Al igual que todo el pueblo, Becky conocía los rumores que ese día se habían estado esparciendo por todo el pueblo, por lo que, al ver a Tessa ahí, en medio de la sala, le conmociono un poco, es decir, sabía que Magie y ella eran amigas, pero no creyó que Magie fuese lo suficientemente estúpida como para estar con ella precisamente ese día o esa semana o incluso todo el mes. Nadie de ese pueblo olvidaría la atrocidad que el padre de Tessa le había hecho a Avery.
—Serían 10—expreso Becky aprovechando la situación de Magie para cobrar un poco más de la cuenta.
—¿Cómo que 10?—protesto Magie con la mano en su billetera, donde apenas se alcanzaba a ver el único billete de cinco dólares que tenía ahí guardado y que usualmente era la tarifa de Becky para cuidar a su hermano— ¿Acaso perdiste la cabeza?
—Hay toque de queda y además está lloviendo—se justificó Becky acomodándose las gafas empapadas después de quitarse el impermeable que apenas tenía un par de gotas encima.
—¡Vives enfrente!— le recordó Magie señalando su casa— ¡No puedes cobrarme 10 grandes solo por dos horas!
—Sí que puedo—dijo Becky con una sonrisa un tanto descarada y es que aunque ambas tenían cierto acuerdo, en realidad no se llevaban muy bien debido a que Magie había besado al novio de Becky en una fiesta gracias a un juego, cosa que Becky nunca le perdono, así que cada vez que podía, intentaba que Magie pagara por su error y que mejor que en ese momento en que aparentemente saldría con su amiga, la hija del asesino del pueblo.
—Eres una ladrona— le refuto Magie extendiéndole aquel único billete que poseía, pero enseguida se dio media vuelta para ir al cajón de emergencias de su madre, en donde además de un botiquín de emergencias, también guardaba un par de billetes de baja denominación para cuando no hubiese comida en el nevera y no hubiese más remedio que comprar una pizza.
Magie junto a los pocos billetes que había, al igual que un par de monedas para completas la cantidad que Becky le pedía y luego de un minutos volvió a su lado y le dejo caer el cambio que ahora le debia a su madre.
—Hoy no habrá pizza—amenazo Magie con mala cara y entonces Becky finalmente sonrió y se adentró donde Taylor miraba un programa de televisión sobre bromas extremas— que no se acueste tarde, no tardaremos.
—De acuerdo—respondió Becky mientras miraba de reojo a Tessa. Ella nunca le había parecido una mala persona, nunca se había metido en su camino o algo por el estilo, pero siempre le había parecido una chica extraña, muy callada y reservada, poco amistosa, pero ahora esa imagen de una chica común le parecía una opinión muy alejada de lo que todo el mundo pensaba de ella en ese mismo momento y quizás Becky también había comenzado a creerlo, que Tessa estaba igual de loca que su padre. ¿Adónde iban tan tarde? ¿Por qué Magie estaba muy emocionada por salir en toque de queda? ¿Acaso ella sabía algo al respecto?
Tessa y Magie salieron de casa un poco más tranquilas, sabiendo que había alguien en casa cuidando a su hermano, pero al mismo tiempo, ambas estaba bastante nerviosas por desobedecer las claras órdenes del alcalde.
—¿Y si tu mamá llega antes que nosotras?—cuestiono Tessa un tanto preocupada por ser mala influencia para su amiga, quien bien podía quedarse en casa mientras ella indagaba lo de aquella fotografía.
—No te preocupes por eso— expreso Magie mientras movía ágilmente la vieja camioneta para incorporarse a la calle—en todo caso te tengo de excusa, podemos decir que salimos por algo que se te olvido y ya.
—Creo que tu madre es muy suave contigo—menciono Tessa al ver lo descarada que podía ser su amiga. ¿Cuántas veces no habría hecho lo mismo?
Magie soltó una carcajada mientras aceleraba para llegar lo más pronto posible al pueblo y posteriormente al club, por suerte, durante el camino la tenue brisa que caía de pronto se detuvo, parecía que el clima sería clemente con ellas esa noche, pero no debían confiarse, ya que la lluvia en el bosque era así, traicionera.
Cuando llegaron al pueblo, ambas se dieron cuenta de que algo estaba ocurriendo, algo fuera de lo ordinario y pese a que se suponía que había toque de queda, había bastante gente en las calles, sobre todo gente mayor, personas que ambas conocían bien, ya que, en ese pueblo todo el mundo se conocía.
Todos estaban reunidos en la plaza frente a la alcandía. Magie y Tessa pasaron rápidamente esperando no haber llamado la atención, puesto que la reunión parecía ser únicamente para la gente prominente en el pueblo, es decir, los que tenían voz en las decisiones del pueblo.
—¿Qué crees que esté pasando ahí?—cuestiono Magie bastante interesada en saber, ya que rara vez ocurrían ese tipo de reuniones y por lo general siempre invitaban a todo el pueblo, pero justo en ese instante no todos estaban ahí.
—No lo sé—manifestó Tessa esperando que la razón del porqué había una reunión en el pueblo, no fuese debido a su familia— pero deberíamos aprovechar que la gente está distraída para ir al club.
Magie asintió retomando la previa concentración que había tenido antes de distraerse con la gente, así que continuo hasta llegar al club, donde casualmente la calle parecía un pueblo fantasma, no había ningún alma y había pocos vehículos estacionados enfrente.
—¿De verdad crees que podamos averiguar algo?—cuestiono Magie algo indecisa, era la primera vez que veía el lugar vacío, sin duda el alma del sitio eran los jóvenes, chicos que no pasaban de los dieciocho años de edad, así que con el toque de queda, el lugar estaba técnicamente muerto.
—Eso espero—le respondió Tessa mientras ambas bajaban de la camioneta y se adentraban al club.
Una vez que ingresaron se dieron cuenta de lo grande que lucia el lugar estando tan vacío, nunca, ninguna de ellas había visto el lugar así, pero por suerte, no eran las únicas que se habían aventurado a ir al sitio, ahí también se encontraban otro grupo de mujeres y hombres que habían aprovechado el toque de queda para tener el lugar para ellos solos, había buen ambiente entre ellos mientras bailaban y bebían.
—¿Qué hacemos?—cuestiono Magie esperando una orden de Tessa, quien paso la mirada por todo el lugar, además del grupo que se divertía en un rincón, también se encontraba un chico sentado sobre la barra, aunque no parecía tener cara de buenos amigos, ya que a diferencia de los adolescentes rebeldes de que divertían, él si tenía una cerveza frente a él, una auténtica y con alcohol.
—Vamos a la barra, tal vez el que atiende podrá decirnos algo de la foto—propuso Tessa, pero al empezar a caminar no se atrevió a ir en dirección del tipo solitario, al que no se le podía ver bien el rostro, ya que estaba sentado de espaldas y claro, la luz en ese sitio no era de mucha ayuda.
Magie saco la fotografía de su bolsillo y se le extendió a su amiga, quien la tomo con cuidado mientras se situaban frente a la barra. Ambas se miraron entre sí luego de un par de minutos mientras guardaban y luego, al ver que nadie aparecía detrás del mostrador, Magie se desesperó un poco.
—¿Qué diablos...?—se quejó mientras golpeaba la superficie de la mesa—¿En dónde está?
—Cálmate—le recomendó Tessa en un murmullo, se suponía qué no debían llamar la atención, pero de pronto aquel sujeto del otro lado de la barra las observaba.
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Editado: 06.04.2024