Cazadora de Misterios
Alex Flores
"THE WARDEN"
Viajábamos a Savannah, Georgia en la camioneta de siempre. Cedric hablaba hasta por los codos, seguro contaba sus innumerables aventuras, no necesitaba escucharlo para saberlo, lo sabía solo de ver el rostro de admiración de Becca a su lado y el de Matt en el volante.
Yo, como siempre, estaba apartada, en el asiento trasero sin decir una sola palabra. Jugaba con mi cubo de rubic y tenía los audífonos puestos. Si algo era cierto, era el hecho de que, como médium, mi habilidad permanecía latente la mayor parte del tiempo, por lo que me gustaba mantener mis oídos y ojos inmersos en cualquier cosa. Lo que fuera era bueno como entretenimiento para no tener que lidiar con voces o visiones, era mejor así.
Mientras ellos charlaban, yo estaba ansiosa porque solo me faltaban dos cuadros del lado amarillo del cubo, era frustrante, pero divertido.
Mi trance se vio interrumpido, mi teléfono móvil se descargó. Por ende, me dejó inconclusa en medio de la canción "You shook me all night long". No pude escuchar el solo de guitarra, uno de mis favoritos.
—¡Rayos!— maldije en voz baja, apreté mis labios y me quite los audífonos. Los puse a mi lado sobre el sillón y me peine un mechón fugitivo dejándolo tras mi oreja.
Los chicos discutían, parecía ser una de esas guerras entre los hermanitos Becca y Matt contra el obstinado y presumido de Cedric. Yo nunca mediaba las situaciones, solo escuchaba mientras me acomodaba en mi asiento para tomar una siesta. Eso era lo mío, no socializaba con mi equipo, no me involucraba demasiado. Era más fácil.
—¡Te lo puedo jurar, en verdad!— decía Cedric mientras levantaba sus manos.
—¡No seas mentiroso, eso nunca pasó!— alegó Matt desde el frente, el conducía. Era nuestro técnico de videocámaras y sistemas. Uno de esos chicos que amaba los juegos de campaña en la computadora.
—¡Oigan, yo se lo que vi! Era enorme— insistió Cedric con una sonrisa.
—Déjate de cosas, Cedric— intervino Becca, la popular de ambos hermanos. Ella a veces no encajaba por ser más normal que el resto. Pero así eran las reporteras, hablaba hasta por los codos —. Mejor cuéntanos a donde nos dirigimos ésta vez— pidió Becca aligerando la pelea. Eso sí me interesaba, ya que el caso había sido contactado por Cedric.
—Nos dirigimos a Savannah, Georgia. Este lugar es una de las ciudades más embrujadas de los Estados Unidos. Hay mucha actividad, el primer lugar al que llegaremos es la mansión Hampton Lillibridge— mencionó Cedric.
—¿Qué hay en ese lugar?— preguntó Matt y los miró por el retrovisor.
—No tengo idea, lo sabremos cuando lleguemos— respondió Cedric y sacó una daga que comenzó a afilar —, como siempre —.
—¿Y ahora qué? — Matt bajó la velocidad —. Dave se aparcó al costado de la carretera. Iré a ver —.
Dave era el quinto y último integrante del equipo. Era un temerario que siempre nos guiaba por las carreteras en su motocicleta Harley Davidson. Él era un cazador experimentado, más modesto y letal que Cedric. De hecho, ambos competían todo el tiempo. Yo apoyaba a Dave, él era más agradable. No era que odiara a Cedric, pero ¿Para que alimentar a su ego monstruoso? Ya tenía demasiado por el solo.
Cuando su motocicleta se detuvo, nosotros lo hicimos a un costado. Él se bajó del vehículo de dos ruedas y encendió un cigarrillo, Matt también descendió y se reunieron. Yo los miré un momento, era cómica la diferencia entre ambos. Dave era un monstruo a comparación de Matt, este último, delgado, con ropa holgada y cachucha. Los aprecié hablar un momento y después Matt le hizo una señal de aprobación con el pulgar y subió y a la camioneta.
—¿Qué pasó, Matt?— cuestionó Becca con su voz delgada.
—Dave dice que es peligroso continuar el trayecto. Hay nubes al norte que se dirigen hacia acá. Así que será mejor que nos detengamos en un motel que miró más atrás— mencionó Matt mientras se devolvía a la carretera en sentido contrario.
Dos kilómetros atrás nos encontramos con un lugar llamado "The Warden". A diferencia de como pudieron imaginarse, no era un lugar tenebroso, era un motel de hecho muy lindo. Tenía una fuente en medio del área de estacionamiento. Colocamos los vehículos en sus respectivos cajones y nos bajamos camino a la recepción.
—¡Dios, por favor! Espero que las duchas tengan agua caliente— imploró Becca agitando las manos al aire.
—E Internet, muy importante— dijo Matt con la computadora portátil en las manos.
Yo los entendía, tantos meses viajando en la carretera resolviendo misterios, era agobiante. Pero eso no me preocupaba, yo temía lo que sentía en ese momento. En cuanto pise el terreno de eso motel, lo sabía, algo malo ocurrían en ese lugar y tenía el presentimiento de que lo íbamos a descubrir más tarde.
—¿Hola? — cuestionó Cedric cuando entramos en la recepción pero el sitio estaba desierto.
Cedric golpeaba la campanilla para llamar al servicio del motel, lo hacía de una forma salvaje. Cuando el tipo tenía hambre o estaba cansado era muy difícil dialogar con él.
—¡Oigan! ¡Vamos, llevamos más de 5 minutos aquí!— gritaba y golpeaba de nuevo.
—Cedric, tranquilízate—le pidió Becca con una reacción de desagrado.
—¡Se los dije! — comentó Matt con una mueca —, éste sitio está abandonado —.
—¡El letrero de afuera decía vacantes! — atajó Cedric —, deben estar durmiendo o algo ¡Yo necesito dormir! — volvió a golpear la campana y alzó la voz.
—Es extraño ¿Donde están todos?—preguntó Becca confundida.
—Quizás está cerrado—mencionó Matt nervioso.
—No, hay un automóvil del otro lado de la explanada. No vi a nadie en la habitación pero seguro están alquilando-— dijo Becca.
Cedric se brincó al otro lado del mostrador con un salto muy ágil y tomó unas llaves de una pared con colgantes.