Capítulo 16: Artículos de fe

Desde la noche en que llegó a casa y vio que su madre había desaparecido, Beomgyu había imaginado volverlo a ver, bien y en perfecto estado de salud. Lo imaginaba tan a menudo que había adquirido la cualidad de una fotografía que había ido perdiendo color de tanto sacarla y contemplarla. Aquellas imágenes se alzaron ante él ahora, a la vez que abría enormemente los ojos con incredulidad: imágenes en las que su madre, con aspecto saludable y feliz, lo abrazaba, le contaba lo mucho que lo había echado de menos, y le aseguraba que todo iba a ir bien a partir de entonces. 

El hombre de su imaginación se parecía muy poco al hombre que tenía ante él en aquel momento. Había recordado a Taemin en su faceta dulce y artística, un poco bohemio. El Taemin que tenía delante aparecía tan radiante y agudo como un cuchillo, el negro intenso de la vestimenta hacía que el rostro luciera pálido y duro. Tampoco mostraba la expresión que Beomgyu había imaginado: en lugar de placer, había algo muy parecido al horror en el modo en que miró a Beomgyu con aquellos ojos oscuros tan abiertos.

- Beomgyu... - Musitó. - Tu ropa.

Beomgyu bajó los ojos para mirarse. Llevaba puesto el equipo de cazador de sombras de Goeun, exactamente lo que su madre se había pasado toda la vida intentando evitar. Beomgyu tragó saliva con fuerza y se levantó, aferrando el borde de la mesa con las manos. Podía ver lo blancos que estaban los nudillos, pero sus manos parecían desconectadas del cuerpo de algún modo, como si perteneciesen a otra persona.

Taemin avanzó hacia él, alargando los brazos.

- Gyu...

Y Beomgyu se encontró retrocediendo tan precipitadamente que golpeó la encimera con la parte baja de la espalda. El dolor llameó a través de él, pero apenas lo advirtió; miraba fijamente a su madre. Lo mismo hacía Jake, con la boca levemente abierta; también Goeun parecía acongojada.

Niki se puso en pie, colocándose entre Beomgyu y su madre. Deslizó la mano bajo el delantal, y Beomgyu tuvo la impresión de que cuando la sacara empuñaría el delgado látigo de electro.

- ¿Qué pasa aquí? - Inquirió Niki. - ¿Quién es usted?

Su voz recia titubeó ligeramente a medida que parecía advertir la expresión del rostro de Taemin; este lo miraba fijamente, con la mano sobre el corazón. 

- Kibum... - La voz de Taemin fue apenas un susurro.

Niki pareció sobresaltado.

- ¿Cómo sabe el nombre de mi madre?

El rostro de Taemin se ruborizó de golpe.

- Desde luego. Eres el hijo de Kibum. Es sólo... que te pareces tanto a él. - Bajó la mano despacio. - Soy Lee Taemin. Soy la madre de Beomgyu.

Niki sacó la mano de debajo del delantal y miró a Beomgyu, confuso.

- Pero usted estaba en el hospital... en Seúl...

- Sí. - Dijo Taemin con voz más firme. - Pero, gracias a mi hijo, estoy perfectamente ahora. Y me gustaría estar un momento a solas con él.

- No estoy segura... - Dijo Goeun. - De que él quiera estar un momento a solas contigo. - Alargó el brazo para posar la mano sobre el hombro de Taemin. - Se ha llevado una buena impresión...

Taemin se desasió de Goeun y avanzó hacia Beomgyu, alargando las manos.

- Gyu...

Por fin Beomgyu recuperó la voz. Era una voz fría, gélida, tan enojada que lo sorprendió: 

- ¿Cómo has llegado aquí, Taemin?

Su madre se detuvo en seco y una expresión de incertidumbre asomó a su rostro. 

- Viajé a través de un Portal hasta las afueras de la ciudad en compañía de Choi Soobin. Ayer vino a verme al hospital... trajo el antídoto. Me contó todo lo que hiciste por mí. Lo único que deseaba desde que desperté era verte... - Su voz se apagó. - Beomgyu, ¿sucede algo?

- ¿Por qué no me contaste nunca que tenía un hermano? - Dijo él.

No era lo que había esperado decir, no era siquiera lo que había planeado que saliera de su boca. Pero ahí estaba.

Taemin bajó las manos.

- Pensaba que estaba muerto. Pensaba que saberlo sólo te haría daño.

- Deja que te diga algo, mamá. - Repuso Beomgyu. - Saber es mejor que no saber. Siempre.

- Lo siento... - Empezó Taemin.

- ¿Que lo sientes? - Fue como si algo dentro de Beomgyu se hubiese desgarrado y todo se vertiera al exterior, toda su amargura, su cólera contenida. - ¿Quieres explicarme por qué jamás me contaste que era un cazador de sombras? ¿O que mi padre seguía vivo? Ah, ¿y qué hay de la parte en la que pagaste a Soobin para que me robara los recuerdos?

- Intentaba protegerte...

- Bien, ¡pues lo hiciste fatal! - La voz de Beomgyu se elevó. - ¿Qué esperabas que iba a pasar después de que desaparecieras? De no haber sido por Yeonjun y los demás, estaría muerto. Jamás me mostraste cómo protegerme. Jamás me contaste los peligros que existían realmente. ¿Qué pensabas? ¿Que si yo no podía ver los peligros, desaparecerían? - Los ojos le ardían. - Sabías que Jinki no estaba muerto. Le dijiste a Minho que creías que seguía vivo.

- Por eso tenía que ocultarte. - Dijo Taemin. - No podía arriesgarme a dejar que Jinki supiese dónde estabas. No podía permitir que te tocara...

- Porque convirtió a tu primer hijo en un monstruo. - Replicó Beomgyu. - Y no querías que me hiciese lo mismo a mí.

Mudo por el asombro, Taemin no podía hacer otra cosa que mirarlo atónito.

- Sí. - Dijo por fin. - Sí, pero eso no es todo, Beomgyu...

- Me robaste los recuerdos. - Dijo Beomgyu. - Me los quitaste. Me arrebataste quién era yo.

- ¡Tú no eres eso! - Exclamó Taemin. - Jamás quise que lo fueras...

- ¡No importa lo que tú querías! - Chilló Beomgyu. - ¡Importa quién soy! ¡Me lo quitaste todo y no tenías derecho!

Taemin estaba lívido. A los ojos de Beomgyu afloraron lágrimas -no podía soportar ver a su madre así, verlo tan dolido, y sin embargo era él quien lo hería- y sabía que si volvía a abrir la boca, pronunciaría más palabras terribles, más frases odiosas y furibundas. Se tapó la boca con una mano y salió disparado hacia el pasillo, apartando a su madre, rechazando la mano extendida de Jake. Sólo quería huir. Empujó ciegamente la puerta principal y casi cayó a la calle. Detrás de él, alguien gritó su nombre, pero no se volvió. Corría ya.