Cebo [kaisoo]

Capítulo Cinco

Kyung parpadeó ante la repentina luz brillante. Casi hubiese preferido quedarse en la oscuridad. Estaba aterrorizado. Su agitada mente seguía repitiendo la furia que vio en los ojos del hombre cuando se fijaron en su magullada mejilla. Pensó en la mano mutilada de Jung y la pistola que Jongin había manejado de manera tan experta. Jongin Kim hacía que Jung se viese como un amateur. Nunca debería haber jodido a un hombre así y ahora era demasiado tarde, para él y su hermano pequeño.

Jongin le sacó del maletero y le llevó a una habitación pequeña. Su corazón estuvo cerca de detenerse cuando sacó una navaja y agarró los brazos, pero todo lo que hizo fue cortar la cinta adhesiva que mantenía sus muñecas atrapadas. Gentilmente colocó a Kyungsoo en una silla, se arrodilló y cortó la cinta de su boca.

—No podía tenerte haciendo ningún ruido en el maletero mientras la policía estuviese ahí. —Fue la única explicación ofrecida.

Kyungsoo estaba total y completamente confundido. —Jongin, ¿qué?

De repente la puerta detrás de Jongin se abrió. Un hombre alto con gafas entró. Llevaba un niño pequeño de cabello oscuro con asustados ojos azules. La boca de Kyungsoo se abrió y cerró como un pez fuera del agua.

Jadeó. —¡Sungmin!

— ¡¡¡Hyung!!!

El pequeño corrió a través de la habitación cuando Kyungsoo se arrodilló. Con ambos brazos, envolvió a su amado hermano pequeño. Enterró su rostro en el cabello del niño y le apretó con fuerza. Sus hombros temblaban mientras intentaba retener las lágrimas. Durante mucho tiempo, meció a su hermano mientras Sungmin sollozaba en su camisa. Sin pensarlo dos veces, Kyungsoo se quitó la camisa y limpió el sucio rostro de Sungmin con ella, sosteniendo un extremo en la nariz de su hermano.

—Suénate —dijo con una sonrisa. Sungmin se sonó la nariz en la mejor camisa de vestir de Kyungsoo con un largo sonido de bocina y Kyung le ayudó a limpiarse. Estaba sucio y tenía moretones en los brazos.

Sungmin levantó la mirada hacia él lastimeramente. —Hyung, ¿dónde estabas? Los viejos malos no quisieron jugar conmigo y su comida no era tan buena como la tuya.

Kyung revolvió el cabello de Sungmin con la mano y sonrió con tristeza.

—Lo siento mucho. Hice todo lo que pude por encontrarte.

La sonrisa del pequeño era radiante. —Lo sabía. ¡Sabía que lo harías! ¡Sabía que no te habías olvidado de mí!

—Nunca, compañero. ¡Nunca olvidaría a mi Otouto (6)! ¿Estás bien? ¿Estás herido en alguna parte?

Sungmin sacudió la cabeza, y luego puso un regordete dedo en su labio inferior de manera pensativa. —¿Hambriento?

Definitivamente compartían los mismos genes. Kyungsoo se rio con ganas y acunó al pequeño de tres años en sus brazos. —Seguro, vamos a conseguirte algo para comer.

—¡POCKY! —exclamó Sungmin de manera exuberante.

—Cualquier cosa que quieras. —La sonrisa de Kyung era radiante cuando sus ojos se encontraron con los dorados de Jongin. Casi le sobresaltó, porque en su alegría, se había olvidado por completo de su audiencia.

—¿Cómo lo supiste? —preguntó silenciosamente y los curiosos ojos azules de Sungmin miraron alrededor para ver a quién estaba hablando Kyungsoo. Sus ojos eran una copia perfecta de los de su hermano mayor.

Jongin miró al hombre con gafas. Dijo: —Por favor, lleva al pequeño afuera y consíguele algo para comer.

Sungmin envolvió sus brazos alrededor del cuello de Kyungsoo como una soga, apretando tan fuerte como pudo, nuevas lágrimas comenzando a caer. —¡NAAAAOOOOOHHHH! —aulló, negándose a ser separado de Kyungsoo otra vez.

Kyung le dio palmaditas suavemente en la cabeza. —¡Hey! ¡Está bien, Otouto! ¡Está bien, estos son los chicos buenos!

Sungmin miró al hombre del traje negro sospechosamente. —Dan miedo —susurró en voz alta—. No parecen los chicos buenos.

—Bueno, tampoco Batman. Batman parece aterrador, pero realmente es un buen chico —dijo Kyungsoo. Su mirada conectó significativamente con la de Jongin.

—¡¡¡BATMAN!!! —Sungmin miró con nuevos ojos al hombre al otro lado de la habitación. El superhéroe favorito de Sungmin en todo el mundo era Batman.

—Sip. Y ese es, um… Robin —dijo Kyung, señalando al otro hombre. El hombre con las gafas tosió torpemente y se sonrojó un poco.

Sungmin fue aplacado. Estaría bien dejar a Kyungsoo solo mientras Batman estuviese allí y permitió que le transfirieran a los brazos de Robin. Kyungsoo se quedó solo con Jongin. Levantó la mirada hacia Jongin.

—Todo fue un montaje, ¿cierto?

Jongin asintió con la cabeza, sacando un paquete de cigarrillos y extrayendo uno.

—¿De manera que supiste quién era yo todo el tiempo? ¿Y eso fue por lo que me invitaste al hotel?

Asintió de nuevo con la cabeza, encendiéndolo.

—¿CÓMO lo supiste? —preguntó Kyungsoo desconcertado. Estaba asombrado de que realmente Jongin hubiese estado un paso por delante de él todo el tiempo.

Jongin se explicó. —El detective que ha estado trabajando en los casos de robos de coches es un amigo mío. Me explicó la situación, que había un joven rubio seduciendo a hombres ricos mayores, llevándoles a hoteles, administrándoles Rohypnol y robando las llaves de sus coches. Nunca dejando rastro, ni una huella dactilar y sólo una grabación mínima de vigilancia.



#6218 en Otros
#1829 en Relatos cortos
#1791 en Fanfic

En el texto hay: robos y autos

Editado: 11.05.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.