Para muchos de los 75,000 detenidos en la guerra contra las pandillas, la salida del CECOT parece imposible. ¿Qué sucede con aquellos que logran recuperar su libertad?
En este capítulo, exploramos las vidas de los liberados, el estigma que enfrentan y si realmente existe la posibilidad de reinserción en la sociedad.
🚪 Salir del infierno: el camino de los liberados
A pesar del discurso oficial, miles de personas han sido liberadas tras ser detenidas sin pruebas. Según datos oficiales, al menos 5,000 personas fueron arrestadas erróneamente y puestas en libertad después de pasar meses en condiciones extremas.
📌 Proceso de liberación:
🔹 No hay audiencias públicas.
🔹 Se notifican a los familiares en el último momento.
🔹 Muchos liberados salen sin documentos ni dinero.
🔹 No reciben apoyo psicológico ni social tras su salida.
Un joven de 22 años, liberado tras seis meses de encierro, relató:
"No era pandillero, pero me arrestaron porque vivía en un barrio controlado por ellos. Pasé seis meses en el CECOT sin saber si saldría vivo. Ahora estoy afuera, pero no tengo trabajo ni una segunda oportunidad."
¿Es la libertad real o solo un castigo extendido?
🤝 El estigma de haber estado en el CECOT
📌 Obstáculos que enfrentan los liberados:
🔹 No pueden encontrar empleo fácilmente.
🔹 Muchas familias los rechazan por miedo a represalias.
🔹 Son vistos como criminales, aunque sean inocentes.
🔹 La policía sigue vigilándolos constantemente.
Un empresario comentó:
"Nadie quiere contratar a alguien que estuvo en el CECOT. No importa si era culpable o no, siempre habrá dudas."
El presidente Bukele ha dejado claro que el objetivo del CECOT no es rehabilitar, sino castigar. Pero esto plantea una pregunta clave: ¿qué pasa con aquellos que quieren cambiar?
⚖️ ¿Existe la posibilidad de reinserción?
El Salvador ha apostado por un modelo cero rehabilitación. A diferencia de otros países que invierten en programas de reinserción social, aquí los liberados quedan completamente solos.
📌 Comparación con otros modelos carcelarios:
Mientras que algunos países han optado por la rehabilitación de los reclusos, otros han apostado por el castigo extremo como única respuesta al crimen. El Salvador ha elegido un modelo de represión absoluta, eliminando cualquier posibilidad de reinserción social para quienes cumplen su condena o son liberados.
En Noruega, el sistema carcelario se basa en la rehabilitación total, con cárceles de baja seguridad donde los internos reciben educación, formación laboral y apoyo psicológico. Gracias a este enfoque, menos del 20% de los exconvictos reinciden en el crimen, lo que lo convierte en uno de los modelos más exitosos del mundo.
En Estados Unidos, el enfoque es mixto: existen prisiones de máxima seguridad donde el castigo es prioritario, pero también programas de reinserción para ciertos reclusos. Aun así, el 67% de los exconvictos reinciden en un período de tres años, lo que indica que la falta de oportunidades y el estigma social siguen siendo barreras difíciles de superar.
Por otro lado, El Salvador ha optado por el castigo extremo, eliminando cualquier intento de rehabilitación. No hay programas de reinserción, ni apoyo psicológico ni estrategias para la reintegración laboral de quienes recuperan la libertad. El resultado es incierto, pero los expertos advierten que, sin alternativas, muchos exreclusos podrían terminar en una situación de marginación permanente o volver al crimen como única salida.
Un especialista en criminología advirtió:
"Si no se ofrece una alternativa a los liberados, muchos terminarán de nuevo en el crimen. La cárcel los destruye, pero afuera no tienen opciones."
🔮 Un futuro incierto para los exreclusos
El CECOT ha cambiado el panorama del crimen en El Salvador, pero el desafío ahora es qué hacer con quienes salen.
📌 Posibles escenarios para los liberados:
🔹 Reintegrarse será casi imposible sin apoyo del Estado.
🔹 El estigma los condenará al desempleo y la marginación.
🔹 Algunos podrían buscar refugio en el extranjero para empezar de cero.
🔹 Otros, sin alternativas, podrían volver al crimen.
Un líder comunitario lo resumió así:
"La guerra contra las pandillas ha limpiado las calles, pero ha dejado cicatrices profundas en la sociedad. ¿Qué pasará con los que intentan reconstruir su vida?"
Mientras tanto, el gobierno sigue sin ofrecer respuestas. ¿Es la libertad real si la sociedad te sigue viendo como un enemigo?