Ceguera Parcial; Min Yoongi [#1]

Capítulo 3

Un sentimiento que jamás abandonaba a SuNi incluso con el pasar de los dos años, era la incomodidad que sentía cuando salía al exterior y mantenía los ojos abiertos por tanto tiempo como si nada pasara.

Cuando pasaba de todo. 

Sí, era cierto que Lee SuNi mejoró muchísimo en comparación a cómo se encontraba en sus primeros meses para acostumbrarse a su circunstancia.

Pero eso no quitaba la generación de ansiedad al ver muchas formas borrosas que no eran nada nítidas, como si estuviera detrás de un vidrio y el vapor hubiera empañado el cristal.

Había trabajado para que su mente no se rayara por eso, pero SuNi estaba segura que jamás podría acostumbrarse a ese estilo de vida. En lo que había trabajado era para resignarse y vivir con ello.

Así que, aunque le causara incomodidad tener los ojos abiertos, no podía cerrarlos, ya que, irónicamente, con lo poco que veía se guiaba para no tropezar con nadie o algo. Con el tiempo y la práctica, cada día se volvió ágil en la calle.

Mientras SuNi trotaba, no pudo evitar sonreír al recordar memorias pasadas.

Al principio de su adaptación, claramente ella tenía dificultades, el entorno al que estaba familiarizada había cambiado repentinamente, ya no veía correctamente y parecía que su mundo se paralizaba. Hubo un tiempo en el que dejó de salir por miedo a esa situación.

En sus pensamientos, ya su mundo no era como antes, si para una persona con sus cinco sentidos en orden, el exterior seguía siendo peligroso, ¿cuánto más sería para ella si uno de sus sentidos faltaba?

Era un temor que se anudó con fuerza en el corazón de SuNi. Y aunque ese nudo aflojó un poco, se mantenía latente.

No fue para nada fácil sacarla de ese estado obcecado en el que su único pensar era que todo se había acabado para ella. Sus padres y hermano intentaron razonar con ella de forma amorosa y calmada como caracterizaba a la familia Lee, pero cuando vieron sus intentos fallar, y observaron un lado que jamás habían visto en su hija, recurrieron a instarle de visitar un psicólogo para afrontar y hablar de sus miedos que la estaban consumiendo.

En ese momento, SuNi, observando las lágrimas de su familia y la impotencia que sentían por no poder ayudarla, recuperó la lucidez. Se dio cuenta que se estaba cruzando de brazos y envolviéndose en una burbuja sin hacer nada.

Así que aceptó ir. Ese fue el primer paso que dio para cambiar, internamente sabía que se estaba auto-lamentando y que había reaccionado de una forma que nunca pensó tener, pero como bien decían, no sabrías cómo reaccionar ante determinadas situaciones hasta que te sucedieran.

Con la ayuda del psicólogo, SuNi comenzó a tomar conciencia de sí misma y vio desde otra perspectiva su circunstancia. Fue allí cuando decidió tomarse en serio la decisión de seguir adelante.

Y poco a poco, empezó a ver el lado positivo, resurgiendo entonces la Lee SuNi que fue enterrada bajo una ceguera.

Tuvo un enorme avance al tomar la decisión de salir regularmente por su cuenta para afrontar su miedo al exterior.

Como es obvio, tropezó con casi cada paso y hacía reverencias por cada hombro chocado. Estaba asustada y apenas se estaba acostumbrando a esa nueva vida.

Pero lo logró, después de un año con lucha constante y el apoyo de su familia, relacionarse con el exterior era mucho más fácil que al principio. Sin embargo, SuNi continuaba peleando con aquel sentimiento de miedo, ansiedad y el no querer salir.

Aunque se volvió buena para no demostrarlo, de vez en cuando se paralizaba completamente en medio de la nada.

Dichos días menguaban y no eran tan frecuentes debido al perro entrenado que sus padres consiguieron para ella. Su ceguera no era extrema hasta el punto de necesitar un perro guía, más bien, su propósito era de acompañamiento emocional. SuNi estaba agradecida con sus padres por ello, ya que sus días mejoraron con creces cuando Bonny llegó a su vida.

—Bonny, sentada —ordenó SuNi a su Golden Retriever cuando llegaron al banco que visitaba frecuentemente en un parque de Daegu. El canino era grande, con un abundante pelaje dorado y muy obediente como tranquila.

A los ojos de SuNi, la mancha dorada hizo ver que Bonny acató la orden como estaba entrenada y se sentó al costado de la banca. La escuchó comenzar a jadear y SuNi acarició su cabeza, sintiendo su sedoso pelaje.

El parque estaba pacífico a esa hora, seis de la mañana en un fin de semana.

SuNi tarareó la canción que sonó en sus audífonos; Lourdes The Bomb de BTS, mientras pensaba que quizá se atrevería a cambiar de parque.

A SuNi no le gustaba cambiar entornos con los que ya estaba familiarizada, pero el psicólogo había aconsejado caminar por rumbos distintos. Así que eso lo hacía una vez a la semana.

Cerró los ojos para disfrutar de la melodía. Más que la letra, le encantaba el ritmo de esa canción. Era música tranquila para días pacíficos. Todo lo que necesitaba ella, porque era a lo que estaba acostumbrada desde muy pequeña.

 

 

 

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Sí estoy contenta como va por ahora 😊




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