Profundicemos un poco más en el tema sobre el trabajo de Lee SuNi antes del accidente.
Lee SuNi había aplicado en una universidad cercana de Daegu, no aplicó a las afueras como la mayoría de sus compañeros de preparatoria hicieron. Y la razón fue porque quería ayudar con los gastos de la familia. No estaban mal económicamente, pero para SuNi, permitirse ciertos caprichos o la compra de útiles escolares sería un peso para los hombros de sus padres. Era consciente de que ellos no se negarían, más bien harían lo imposible por darle lo que necesitara o quisiera. Tanto para ella como para su hermano menor.
Sin embargo, SuNi no veía correcto hacer trabajar de más a ambos por algo que ella podría costearse si se esforzaba en trabajar. Así que supo organizarse bien entre el horario de sus clases y el trabajo de medio tiempo. De esa manera también reunía con visión al futuro cuando llegara el momento de mudarse.
Lee SuNi era una persona que se anticipaba y se preparaba para alcanzar sus objetivos.
Así estuvo ella en sus años como estudiante universitaria y trabajadora a tiempo parcial. Incluso en su carrera estudiantil se esforzó en dejar un legado tanto académico como cultural, teniendo notas excelentes y con recitales maravillosos con los solos de su piano. Lee SuNi cuando se graduó, dejó una huella en la universidad de Daegu como la mujer que tocaba el corazón con sus melodías.
Pero, esos logros no la elevaron más, un grupo de personas se encargaron de que su talento quedara opacado. Bien se dice que cuando eres una buena persona, con talentos, sin ser problemática, agraciada y no te metes con nadie, te conviertes en el blanco perfecto para ser vulnerable.
Estas personas no eran las típicas que arrojaban veneno a la cara, las que se evidenciaban o se hacían notar por sus fechorías. Eran del tipo inteligente que te daban una sonrisa amigable de frente, pero a sus espaldas sostenían en sus manos el cuchillo con firmeza para clavarlo en el momento adecuado.
Desafortunadamente, SuNi vivía rodeaba de esa clase de personas, a donde sea que fuera, siempre, de algún modo, aparecían por debajo de las piedras para sabotear cualquier progreso o amargarle el día.
A pesar de eso, Lee SuNi desbordaba amabilidad y cordialidad. Nunca la verías enojada en público o que de su boca escaparan palabras de desprestigio hacia una persona.
Una vez que se mudó a Seúl, inmediatamente aplicó en un conservatorio de música en la Universidad de las Artes Chugye por recomendación de su mamá. SungMin mencionó que allí seguramente la aceptarían porque no hacían de oídos sordos ante un talento.
Y definitivamente así fue, cuando SuNi fue teniendo la suerte de que estaban buscando a profesores especializados en el área de la música, estuvieron dispuestos a escucharla. SuNi sabía que habían quedado maravillados con su demostración y lo bien preparada que estaba, sin embargo, también notó que no se encontraban del todo satisfechos con sus orígenes.
Creyó que no la aceptarían por ello, pero una semana después, recibió un correo donde se aprobaba su ingreso a impartir clases. Si bien es cierto que SuNi estudió en el campo de la música, y también tenía noción del canto, su punto fuerte era el piano.
Estaba en una nube por como estaban marchando las cosas, pero pronto se dio cuenta que requeriría de toda su paciencia para permanecer en ese lugar si quería avanzar en su experiencia laboral.
La mayoría de los estudiantes y docentes se podría decir que pertenecían a la clase alta, y tanto su conducta como actitud demostraban que se creían más que los demás. Por supuesto, existían minorías que no eran así y los grupos que habían ingresado por el talento, pero simplemente estos eran opacados.
Nuevamente SuNi aguantaba ciertas burlas sutiles con una sonrisa, e ignoraba lo más que podía. Con el tiempo dejaron de molestarla sus compañeros de trabajo cuando se dieron cuenta que nada parecía afectar su ánimo. Así que solo le quedaba a SuNi tolerar a algunos estudiantes desubicados.
Creyó que ahora, después de un año, las cosas marcharían cuesta arriba, pero como ya se ha mencionado, todo retrocedió hasta el punto de partida.
Después de una injusticia, SuNi renunció del conservatorio, pensó que sería un lugar bueno a pesar de lo que vivió, pero luego de lo que pasó, simplemente se dio cuenta de la realidad, esa universidad no era un entorno agradable para ella. Nunca lo fue desde el principio.
Y más SuNi se convenció que así era cuando ninguno la detuvo, más bien, aunque ella no notó sus expresiones, lo intuía, estaban aliviados de que diera el primer paso a lo que querían principalmente.
Desde que se enteraron de lo sucedido, se encontraban un poco tensos, y no querían despedirla primero porque desde que SuNi había ingresado, un prestigio se elevaba cada vez más por causa de ella y su manera de enseñar. Pero ahora que tenían la excusa perfecta para deshacerse del problema y liberarse de la situación, aceptaron con facilidad.
Ese fue otro punto que se sumó al quiebre. La aceptación de su renuncia le hizo ver que en realidad ella dependía de un hilo y que no tenía nada asegurado. Y darse cuenta de ello sólo provocó más su inestabilidad mental, entró en un estado en el que SuNi actualmente no quería volver nunca más.
Después de que tuvo sus momentos duros desde que adquirió su ceguera parcial, ella retomó el hábito de tocar el piano con regularidad. En los primeros meses lo había abandonado, y poco a poco comenzó a tener secciones irregulares, hasta llegar el punto de tocarlo como lo hacía anteriormente.