Ceguera Parcial; Min Yoongi [#1]

Capítulo 6

Cómo se había mencionado, el psicólogo le sugirió a Lee SuNi la idea de explorar nuevos entornos para no asentar el sentimiento de temor a salir.

SuNi aceptó la sugerencia, pero aunque acordó hacerlo una vez por semana, todavía se le hacía difícil cumplir la promesa. Por lo tanto, a veces podía pasar hasta un mes sin visitar un nuevo lugar.

En esta ocasión, se armó de valor en conocer una parte desconocida para ella. Dando el comienzo a un nuevo encuentro que lo cambiaría todo en la vida de ambos individuos.

SuNi colocó las manos en su cintura, estando de pie sobre el mantel puesto por ella en el césped y cerró los ojos para sentir la serenidad que le otorgaba aquel parque distinto al que frecuentaba. Inhaló profundamente y exhaló el aire en un suave suspiro.

Le agradaban las vibras que transmitía su alrededor. Como una persona que disfrutaba de la paz y el silencio, era como un paraíso para ella.

La zona lo encontró a dos horas caminando de su habitual parque, y gracias a la guía de su Google Maps y uno que otro transeúnte, supo que el parque era de los cercanos a los sectores más seguros de Daegu, "zona de ricos", como lo llamaría SuNi. El parque era para todo público siempre y cuando guardaras la compostura y visitaras el lugar para lo que fue hecho, disfrutar y pasar el tiempo. No acechar.

Un poco más lejos estaban los murales que protegían las viviendas, y para pasar por ese lado tenías que identificarte con el vigilante y seguir una serie de instrucciones. Al final, la entrada al recinto se reduciría a la aprobación del propietario que visitarías.

Por un momento se había alegrado de haber soltado un poco su zona segura para descubrir aquella tranquilidad que necesitaba en sus últimos días en Daegu.

Parpadeó varias veces y se inclinó hasta el suelo para agarrar la pelota que había dejado a sus pies. Bonny de inmediato comenzó a agitar la cola cuando vio sus movimientos. 

—Ve por la pelota, Bonny. —Lanzó la pelota lo más fuerte que pudo en el amplío terreno. La canina no tardó en echar a correr detrás del objeto.

Terminó por sentarse sobre el mantel con las piernas cruzadas y atrajo para sí una pequeña caja de cartón del tamaño de su palma. La abrió con cuidado para que el viento no hiciera revolotear su contenido y sacó una tarjeta que mandó a hacer especialmente para ella en Braille. Algo que también aprendió en su último año. 

Era la tarjeta modelo de cómo serían las demás tarjetas de contacto para impartir clases de piano y canto. Deslizó tres dedos sobre los puntos para leer, y estuvo satisfecha, tenía impreso todo lo que pidió. Su nombre, el correo electrónico nuevo, adjuntado con el número telefónico que utilizaría solo para el trabajo.

SuNi percibió el sonido de las pisadas de Bonny al regresar, dejó la tarjeta encima de la caja sin darse cuenta de que había dejado la tapa medio abierta. Y recibió a su compañera con una amable sonrisa.

A sus ojos vio la mancha dorada que era Bonny y la mancha roja que era la pelota en el punto donde estaría la boca de su perra. Bonny depositó la pelota en el suelo y se sentó. SuNi acarició su cabeza con cariño y no tardó en felicitarla.

—Bien hecho Bonny, ten. —Agarró un premio de golosina que tenía en el lado contrario y lo acercó a su boca. Estando cerca, no se resistió en darle un beso en un costado de la cara.

Todavía con una sonrisa y continuando acariciando el lomo de Bonny, SuNi sintió en su piel la llegada de un viento algo fuerte que azotó en el parque. Frunció el ceño y tardíamente reaccionó al recordar la caja abandonada donde tenía las tarjetas normales.

Giró la cabeza recibiendo una vista borrosa, se frustró por ello porque no podía ver nada con claridad en una situación así en donde necesitaba observar cuántas tarjetas volaron. Intuyó que algunas se esparcieron debido a las pequeñas manchas que hacían contraste con el césped.

Y no estaba equivocada, mínimo una docena fueron llevadas por el viento.

—Rayos —se quejó y mordió su labio inferior. Negó con la cabeza y solo se inclinó para tomar las que se hallaban más cercanas. No quería molestarse en recoger el resto porque eso le provocaría dolor de cabeza. Guardó lo que pudo y metió la caja en su bolso.

Por unos segundos miró con una expresión afligida un poco más allá de donde estaba. Se sentía un poco incómoda al no recoger sus pertenencias, pero por un lado sabía que quizás sería una pérdida de tiempo.

Suspiró nuevamente y acomodó su cabello en un moño bajo para distraerse de su percance. —Bonny, la pelota. —Agarró la pelota y la lanzó con fuerza. Notó que la mancha dorada salió corriendo con prisas.

SuNi no se había percatado que a sus espaldas, una persona que pasaba se detuvo y observó la escena.

Minutos antes de que a SuNi se le presentara ese inconveniente, dicha persona estaba dando un recorrido por el parque para familiarizarse y evaluar si era tan tranquilo como se decía.

Había llegado a Daegu hace tan solo unos días y ahora quería dar un paseo con su mascota, pero para ello quería ver las condiciones del lugar. A unos metros de él se encontraba un guardaespaldas que se camuflaba muy bien con el entorno.

A pedido de la persona, quería pasar desapercibido, y para ello solicitó que mantuviera cierta distancia con el fin de aparentar ser ambos simples transeúntes. 




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