Un recuerdo olvidado de hace mucho tiempo atrás...
Una pequeña niña con su recién cortado cabello azabache hasta la mandíbula, se encontraba agachada observando con mucho interés el piano de juguete.
Se animó a presionar con su dedo índice una tecla de manera delicada, aunque no se produjo sonido, la niña sonrió encantada como si a sus oídos hubiera llegado la nota melódica.
A unos metros de distancia, un niño de piel pálida, de cabello marrón oscuro hasta rozar el negro y un tanto rechoncho, la observaba. Se había frustrado de perder en la máquina de juegos, así que estaba dispuesto a irse para no agotarse la paciencia. Sin embargo, su atención recayó en las acciones de la niña.
Ambos pequeños rondaban la edad de los siete años.
El niño, movido por la curiosidad al ver a la niña tan feliz de solo tocar el instrumento silencioso, se acercó con pasos tímidos y vacilantes. Estando a su costado, el niño frunció su tierna frente al ver nuevamente que la niña hacía lo mismo de antes.
—¿Sabes que está apagado? Necesita pilas. —La vocecita infantil del más o menos regordete niño pálido, atravesó los oídos de la azabache.
La cabecita de la pequeña infante se elevó y con una mirada cargada de inocencia sonrió. —Lo sé. —Regresó la vista al teclado sin vida.
Esta vez posó todos sus deditos en posiciones pensadas para tocar.
El niño hizo un pequeño puchero sin entender las acciones de la niña. —¿Y por qué lo tocas si no suena nada? —El niño era un poco lógico, así que por eso cuestionaba lo que ella hacía. Pero aún así quedó ensimismado en los movimientos de sus dedos. Tocaba con gracia.
—Porque la música suena en mi cabeza —respondió sencillamente. Y para dar peso a sus palabras, empezó a tararear una canción infantil que llevaba practicando con su madre desde hace semanas.
El niño quedó absorto en esa imagen, el timbre de la niña era rítmico y arrullador.
—¡YoonGi! —El niño se sobresaltó al ser interrumpido del transe y giró la cabeza al llamado, su hermano le agitaba la mano para que fuera con él.
El niño llamado YoonGi miró una última vez a la niña que tocaba, él se dio cuenta que se sumergió en su propio mundo. Sin decir nada, trotó a donde se encontraba su hermano.
Y por el camino, inconscientemente comenzó a tararear la canción que "tocó" la niña misteriosa.
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Que manía de poner los prólogos tardes jajaja xD