Por muy cómoda que se sintiera Lee SuNi con la presencia de "Kim SeonGi", no olvidaba que continuaba siendo un extraño que conoció hace tan solo cuatro días. Así que hizo que la dejara a una cuadra de la casa. Ella podría correr el riesgo de estarse involucrando con un psicópata, pero no su familia.
Durante el trayecto que duró menos de media hora, hablaron de cosas triviales; sus lugares favoritos de Daegu, comida favorita, incluso que época del año les favorecía mejor.
Preguntas que en principio obtenían respuestas sencillas y sin mucha profundidad.
La conversación a simple vista parecía aburrida, sin embargo, a ambos ese tipo de charla de alguna manera les generaba un ambiente relajado y entretenido.
¿Y cómo no? El deseo interno que tenían era sobre conocer un poco más del otro.
Unos diálogos que podíamos destacar, cuando la confianza aparentaba ser más fluida, eran los siguientes:
—Mmm… No lo mencioné antes porque no hubo oportunidad, pero me llamó la atención aquella vez en la tienda. ¿Conoces también a la dueña del lugar? —SuNi comenzó a dar golpecitos con el pie. En los altavoces del automóvil sonaba una pista de piano suave que había puesto "SeonGi" como fondo. Con el propósito de llenar los breves silencios y no se volviera incómodo entre los dos.
YoonGi apretó las manos en el volante, sintiéndose un poco tenso con la pregunta, se removió en el asiento sutilmente y se obligó a relajar los músculos.
—Eh, sí… Como sabes, era mi tienda favorita, así que suelo visitarla a menudo cuando vengo a Daegu. De algún modo establecí una amistad con la dueña —mencionó en un tono bajo—. ¿Pero qué hay de ti? Ella parecía conocerte bien —desvió la atención hacia SuNi.
Asintió dando la razón a ese pensamiento. —Tal vez. Trabajé allí dos meses en una oportunidad cuando todavía estudiaba en la secundaria, fue en secreto de mis padres, pero me hicieron renunciar al enterarse.
YoonGi arqueó una ceja. —Mmm, no me digas, querían que te concentraras en los estudios.
—Así es. Ellos querían encargarse de todos los gastos, pero ya sabes, un adolescente a veces quiere sus caprichos que quizá no se le puede pedir a unos padres que con mucho esfuerzo ponen la comida en la mesa.
—Entiendo… En mi familia… —YoonGi relamió sus labios, no estando seguro de continuar, pero al final cedió—: También hubo una época en la que a duras penas la comida alcanzaba.
—¿También trabajaste cuando estudiabas? —Giró la cabeza hacia él, aunque no podía verlo con claridad, le gustaba ver la forma de su silueta. Cuando entró al auto, notó que el cubrebocas usual no lo tenía.
—Incluso busqué formas creativas para obtener dinero. En ese entonces no estaba interesado en los estudios, mi mente se ocupaba en buscar ingresos.
—Debo suponer que no eras el estudiante con la nota más sobresaliente. —SuNi medio sonrió.
YoonGi estiró una esquina de su labio. —No. Y debo de suponer que estabas en el cuadro de honor.
SuNi soltó una risita. —Era la favorita de los profesores.
—Oh vaya, nunca me llevé bien con esos.
Ella se sentó de forma recta y lo miró con fingida indignación. —¡Hey! Pero eso son números y ya, no determina la calidad de una persona.
YoonGi hizo una mueca. —Cierto, al final no sabremos cómo terminarán esas personas, sean buenos estudiantes o no. —Él pensó como ejemplo su persona, aunque sus notas no fueron las mejores, terminó con un estilo de vida que le daba prosperidad.
SuNi se volvió a acomodar en el asiento y miró al frente con los brazos cruzados. —Correcto. Mírame a mí, fui la favorita, siempre me esforcé en tener buenas notas, no me metía con nadie, contribuía a la caridad con obras a la comunidad, pero al final ser bueno daba problemas. Fui eclipsada por los envidiosos. En la universidad me siguieron menospreciando hasta que me gradué, e incluso cuando encontré trabajo. Soporté todas esas burlas y obstáculos porque siempre creí que todo mejoraría con el tiempo. ¿Todo eso para qué? Para terminar ciega por una jovencita desequilibrada —bufó y rodó los ojos—. ¿A dónde me llevó dar lo mejor y ser buena? A ser una desempleada con ceguera parcial.
YoonGi permaneció en silencio en lo que parecía ser un desahogo personal. La miró momentáneamente, notando que tenía el ceño fruncido.
—Pero ser desempleada no fue tu culpa. Estoy seguro que todo tu esfuerzo hubiera rendido fruto.
—Probablemente, ya dejé de pensar en los tal vez, tuve suficiente en mis primeros meses siendo ciega. En fin, eso me llevó de nuevo a Daegu, cuando llegué, ya habían remodelado el lugar de mi primer trabajo, al principio creí que habían desalojado a ahjumma para reconstruir un nuevo establecimiento, pero por fortuna solo tuvo un patrocinador que la ayudó a hacer mejor la tienda. Desde entonces suelo pasar por allí una o dos veces por semana cuando ella va.
—De allí su buena relación —adivinó por sus palabras.
—Ya la teníamos, pero supongo que volver y encontrarnos de nuevo afianzó los lazos. —Sonrió con cariño al recordar a Choi SeKyung. Aquella ahjumma prácticamente la había visto crecer, porque recordaba vagamente en la memoria de niñez su persona.
YoonGi copió su sonrisa de forma más tenue, de algún modo se contagiaba las ganas de sonreír al verla hacerlo. Miró por el espejo retrovisor central para echar un vistazo breve a Bonny, estaba acostada dormitando en el asiento.