Celestia: Las Reliquias Del Poder

Capítulo III: La Metrópoli

Varado en el espacio sideral se sentía terriblemente enfermo, su alrededor daba vueltas, tenía dolor de cabeza y náuseas. Había perdido la noción del tiempo, para él, llevaban horas en la iluminada habitación blanca, sin embargo, todo fue sido tan repentino y abrumador que perfectamente podrían haber pasado solo un par de minutos desde que abordaron. A la vez que acariciaba el cabello de los mellizos, quienes estaban un poco más calmados, observaba a su entorno en busca de Roxana, vio los rostros entristecidos y asustados de sus vecinos, algunos lloraban y otros tenían la mirada perdida en estado de trance, pero, en ese mar de gente y sollozos no se encontraba su madre, por un momento se hizo a la idea de que estaría en otra de los cosmonaves, no obstante, rápidamente esa idea se desvaneció de su mente, era una esperanza inútil, era claro que Roxana se había quedado en Rubí, pensar en lo incierto de volver a verla y las cosas horribles que le podrían deparar hizo que se quebrara un poco más. 

Se encontraba sumamente concentrado en sus pensamientos que dio un pequeño salto cuando dos soldados Imperiales entraron a la habitación, de inmediato todos les dirigieron una mirada atenta y expectativa. Uno de ellos, el que parecía ser de mayor rango, fue el único que habló.

-Ciudadanos del Planeta Rubí, su planeta ha sido invadido y apoderado por el Ejército Galanight, nosotros en verdad lamentamos no haber podido detenerlos… -su voz se entrecortaba.- No pudimos rescatarlos a todos y temo que aquellos que se han quedado son ahora prisioneros de esos sanguinarios bastardos, no obstante, les aseguro que haremos lo imposible por liberar a Rubí lo más pronto posible. 

Las personas veían admirados al soldado y a pesar de la abrumación, una pequeña esperanza se encendió en ellos, excepto en Luka, no es porque no confiara en el Imperio, simplemente tenía miedo de enfrentarse a lo desconocido. El soldado prosiguió. 

-En este momento nos dirigimos a la Metrópoli, ahí serán registrados y llevados a alguno de los albergues y estarán a salvo, aunque, hay una cuestión, una persona por familia que sea mayor de edad deberá unirse al ejército Imperial.

Luka se congeló. 

-Estamos atravesando tiempos complicados, hemos sufrido muchas bajas, y necesitamos a ciudadanos valientes como ustedes para detener de una vez por todas a los Galanight, después del registro los nuevos reclutas se dirigirán al Cuartel General. No nos falta mucho camino, mantengan la calma y acaten nuestras instrucciones. Gracias. 

El soldado dio la medio vuelta dispuesto a salir de la habitación cuando la voz de Luka lo hizo detenerse. 

-¡Espere!.

Todos voltearon a verlo, haciendo que se apenara y avanzara hacia él encogido de hombros. 

-Disculpe señor, pero… los que estamos a cargo de familia, no debemos entrar al ejército… ¿cierto? - Su tono de voz se fue haciendo cada vez más pequeño.

El soldado lo miró con extrañeza.

-¿Tu a cargo de familia? - rio -. ¿Pues cuantos años tienes? 

Luka pensó un momento en mentir, no obstante, si lo hacía en algún momento sabrían la verdad y el resultado sería peor. 

-Dieciocho señor… y estoy a cargo de mis hermanos menores, no pueden quedarse solos, me necesitan.

-Escucha chico, nadie quiere dejar a su familia atrás, pero debemos hacerlo ¿acaso no quieres que esta guerra termine?  eres mayor de edad, no hay nada que hacer.

-Por favor , no puedo …

-No hay opción, si te niegas o mientes para evitarlo podrían acusarte de traición, y no quieres saber qué podría sucederte. Lo siento, hazte a la idea. 

El soldado salió dejando a Luka atónito frente a la puerta, sus latidos parecieron detenerse y una lagrima se deslizo por su mejilla, el temor y preocupación no era por él, sino por los mellizos, ¿dejarlos solos? imposible, no podía, jamás se lo perdonaría, sentía como se le hubiesen abofeteado en la cara.

Agacho su rostro, llevándose la mano derecha a la frente y después a la boca moviéndola con nerviosismo.

Volteó, dándome cuenta de que los mellizos estaban parados detrás suyo, sus expresiones demostraban preocupación, los observo un momento, suspiró lentamente y les dijo: 

-Tenemos que hablar.

Los tomó de la espalda y regresaron al rincón donde estaban, solo que ahora Luka se sentó frente a ellos. Antes de hablar intentaba organizar sus ideas, lo cual no era fácil, no sabía exactamente qué decir ni cómo decirlo, lo único certero la angustia y tristeza en su alma.

Miró a su hermanos directamente a los ojos, reprimiendo lo que realmente llevaba dentro, paso saliva con pesadez sin saber realmente qué estaba haciendo.

-Escucharon al soldado, yo  tendré que unirme al Ejército Imperial,  solo quiero que sepan que…

-No te preocupes Luka, es como en los cuentos - interrumpió Polly-.  Los soldados son fuertes y valientes, y el Imperio siempre nos ha protegido, ¡seras un heroe!. 

A Luka al escuchar esas palabras sintió un peso mayor sobre sus hombros.

-¿Estas loca? -contestó Castiel realmente molesto mientras se levantaba-. ¡Va a abandonarnos!.



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En el texto hay: poderes magicos, fantasia magia, revolucion

Editado: 26.03.2024

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