Celestia: Las Reliquias Del Poder

Capítulo XXXI: ¿Qué es este lugar?

Transcurrieron dos agotadores días desde el ataque a la Metrópoli, en los cuales, los soldados se dedicaron exhaustivamente a reconstruir edificios y supervisar albergues, por tanto, no había entrenamientos de ningún tipo. Por la tarde Luka tenía asignado supervisar algunos albergues, entre los que figuraba el de sus hermanos, en compañía de Metztli y Elián. Para ello se habían organizado, cuando él terminara con sus tareas matutinas dentro del cuartel, pasaría a buscar a Metztli a la enfermería y de allí se reunirían con Elián en la puerta principal.

El joven de cabello azabache se apresuró a terminar sus tareas con el fin de llegar anticipadamente a la enfermería ya que quería visitar a Marth, quien seguía hospitalizado, y buscar al señor Nerón. Inconvenientemente, no consiguió demasiado tiempo extra como le hubiese gustado, por tanto, se encaminó a paso firme hacía la enfermería. Al llegar, se encontró con un lugar considerablemente conglomerado, médicos iban y venían con apuro de todas direcciones transportando consigo equipo médico. Para su fortuna, Metztli se hallaba en la recepción, caminando entre un espacio despejado, cargaba un par de cajas de cartón repletas de medicina, al advertir el abrir de la puerta automática volteó encontrándose con la mirada del chico.

—¡Hola Luka! Llegas más temprano de lo que esperaba— dijo acercándose a él—, aun tengo deberes pendientes, siéntate, me apresurare.

—No te presiones, llegue antes porque hay algunas cosas que quiero hacer antes de irnos a los albergues— señaló gentilmente.

Mel pensó unos segundos en que otros asuntos podría tener en la enfermería, de golpe, una razón iluminó su mente.—. Ya entiendo, sube tres pisos y camina hasta la habitación al fondo, y te recomiendo que vayas pensando en que decirle a Selene para que te deje entrar.

— ¿Eh?

—Vas a visitar al príncipe ¿No? Es su habitación y Selene está haciendo guardia.

—¿Cómo lo supiste? — Cuestionó desconcertado.

—Lo intuí, Eli me comentó que estabas preocupado por él.

—Ya veo ¿Te ayudo a llevar las cajas?

—Oh, no gracias lo tengo bajo control, anda ve, ya casi termino.

—De acuerdo, te veo en unos minutos— mencionó dirigiéndose a las escaleras.

Estando en el pasillo indicado la subcomandante le dirigió una pesada mirada y de una manera nada sutil le pidió que se largara. Ciertamente la fornida mujer lo intimidaba, no obstante, mantuvo la calma y explicó sus razones. Selene lo escuchó atentamente, y con un suspiro de resignación le dio permiso para entrar, no sin antes advertirle que su visita fuese rápida ya que su majestad debía descansar. Llamó a la puerta y tras escuchar un “Adelante” del otro lado entró.

—¡Ah, Luka! Me alegro de verte, anda siéntate— exclamó el príncipe señalando el sillón al lado de su cama. El monitor de signos vitales sonaba con normalidad, Marth yacía recostado a una altura media, vestía una pijama rojiza y estaba bien peinado, lucía bastante saludable con excepción de sus labios levemente pálidos.

—Lo mismo digo— respondió tomando asiento—, perdón por venir con las manos vacías, con la situación es imposible conseguir un regalo.

—Descuida, tu sola presencia basta. Estar aquí solo y acostado durante todo el día empezaba a aburrirme.

—¿Cómo te has sentido?

—Físicamente estoy mucho mejor...pero mi ánimo está por los suelos.

—Entiendo, fue un momento difícil para todos.

—Lo sé, y yo no pude hacer nada— declaró frustrado.

—Eso no es verdad, desvaneciste la tormenta eléctrica.

—¡Y me desmaye! Se supone que la electricidad es mi especialidad, decepcione a todos mi madre incluida— dijo cubriéndose el rostro por la vergüenza.

—¿Cómo estás tan seguro de eso?

—Solo ha venido a verme una vez y permaneció en silencio, la decepción en su cara era evidente. Y con la noticia de mi desmayo comenzaron a llegar esas notas de burla.

—¿Qué?

—Si...Selene no lo sabe, pero los momentos en los que tiene que abandonar su guardia llegan notas por debajo de la puerta, solo las recojo, rompo y tiro a la basura, no vale la pena continuar leyéndolas.

—¿Quién puede ser tan cruel para hacer eso? —Preguntó anonadado.

—Cualquier persona Luka.

—¿Y por qué no has dicho nada? A un médico o a la subcomandante.

—No quiero armar mayores escándalos, déjalo así.... Discúlpame, no deseo causar lástima solo desahogarme, sigo determinado a demostrarles el gran hechicero que puede ser, como tu.

Ver a su amigo tan motivado a seguir su sueño lo tranquilizó.—. Ja, ¿Cómo yo?

—Si, no seas tan modesto, escuché lo que hiciste. Salvaste muchas vidas, eres un héroe.

—Bueno, yo no me siento un héroe solo hice lo que pareció correcto y si te soy sincero tuve suerte, necesito mejorar.

—Siempre se puede mejorar pero a lo que tu llamas “suerte” yo lo llamaría talento innato, algunas personas debemos hacer un mayor esfuerzo para incrementar nuestra magia ¿Estás seguro que en tu familia no hay grandes hechiceros?



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En el texto hay: poderes magicos, fantasia magia, revolucion

Editado: 26.03.2024

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