Celestia: Las Reliquias Del Poder

Capítulo XXXVI: Confrontación

La emperatriz, Nuria Berenguer, había conseguido adentrarse exitosamente en el cuartel enemigo junto a otros soldados de su ejército. El antiguo edificio, cuyo aspecto asemejaba a un fuerte, estaba constituido por una planta base y cuatro pisos amplios, los cuales contaban con gran cantidad de salones; cada piso estaba dividido por gruesos y altos pórticos de cantera tallada, por lo que, se formaba un patio central rectangular.

Nuria ingresó desde la puerta principal sin dificultades, esquivó con gran agilidad los ataques físicos y mágicos de los galanight que custodiaban la entrada y los dejó noqueados en el proceso. Acompañada por algunos soldados imperiales, se abrió paso velozmente por el complejo deshaciéndose de cualquiera que se interpusiera en su camino, su objetivo era eliminar a todo soldado galanight dentro del cuartel para así tomar el control sobre este; confiaba en encontrarse a su más grande enemiga en aquel sitio, Halley Haggerstone, para darle muerte y finalizar la guerra de una vez por todas y, cuando eso pasara, se aseguraría de que nadie volviera a alzarse contra su imperio galáctico.

Para infortunio de su majestad, una gran cantidad de soldados galanight empezaron a surgir de la nada, superándolos en número y venciendo a su ejército con facilidad, el hecho de que cada galanight practicara magia presentaba una enorme desventaja. Nuria dejó que sus soldados enfrentaran al enemigo mientras que ella continuaba subiendo y explorando cada salón solo para encontrarse con la amarga sorpresa de que la mayoría de estos estaban vacíos, la desesperación comenzó a reemplazar lentamente su serenidad.

Cada tanto un grupo de galanights le cortaban el paso y se precipitaban a atacarla, pero la emperatriz era más hábil y fuerte, por lo que, aquellos soldados de vestiduras negras encontraban la muerte entre sus manos. Antes de subir al tercer piso, se ocultó en uno de los salones y dio instrucciones a través del comunicador. —¡Atención, he logrado entrar al cuartel y necesito refuerzos! Si hay escuadrones libres les ordenó venir ayudar —tomó una profunda bocanada de aire—, además, en el camino descubrí que las casas están rodeadas por escudos enemigos, quiero que los deshagan y saquen a cada persona que se encuentre dentro, también prendan fuego a todo lo que vean, debemos distraer a los galanight.

—¡Si, majestad! —Respondieron múltiples voces, en su mayoría distorsionadas.

Tras las respuestas, Nuria sintonizó la señal de un comunicador en específico.—No sé a qué estás jugando ni qué presentes lograr, pero será mejor que salgas de tu escondite y vengas conmigo, sino, abstente de las consecuencias.

Nadie respondió, lo único audible era la estática que denotaba los problemas en la comunicación, la emperatriz resoplo molesta y, sin más alternativas, salió de su escondite para continuar en busca de su objetivo.

En tanto Nuria ascendía por las escaleras, en uno de los salones finales del último piso, un amplio grupo de operadores galanight veían atemorizados, por medio de cámaras que habían instalado alrededor del complejo, como Nuria arrasaba cruelmente con los suyos; al centro del mando, un hombre alto y gallardo, dirigía la operación con suma concentración y serenidad.

—Tranquilos, estamos tomando la ventaja, les puedo asegurar que dentro de poco huirá despavorida de aquí —dijo el hombre a su compañía, quienes asintieron confiando en su persona y en sus palabras.

En una de las cámaras, el hombre vio a un joven soldado de su bando aproximarse al salón.—Deshagan el hechizo de bloqueo, es Uller —pidió a la vez que se levantaba de su asiento y se dirigía a la puerta, de la cual entró el joven agitado y levemente nervioso.

—¡Señor Edwin, esa mujer está arrasando con todos! ¡Y ya casi llega aquí! —expusó alterado el chico de piel morena—. Es más fuerte de lo que esperaba...ha detenido nuestros intentos de captura —comentó sujetando su cadera mientras recuperaba el aliento.

—Lo sabemos Uller, por eso te he pedido que vinieras, quiero que dirijas la operación para que pueda enfrentarme a ella y capturarla —explicó con calma.

—¡Por supuesto, déjamelo a mi! —expresó animadamente—. Es una estupenda idea, Nuria no sabrá que la golpeó, pero ¿Mi hermana estará de acuerdo con esto? Lo dejo a usted a cargo.

—Estoy seguro que a Halley no le molestará el cambio, además ya has dirigido otras misiones exitosamente.

—De acuerdo, daré la mejor.

—Perfecto, escuchen todos, Uller está a cargo ahora. Mantendré a mi comunicador encendido en caso de emergencia —precisó con una mano en la perilla de la puerta.

—Por supuesto, lo mantendremos al tanto... señor Edwin, tenga cuidado —mencionó con voz seria—, ella parece realmente peligrosa.

—Descuida muchacho, se arrepentirá por cada atrocidad que ha cometido.

Acto seguido el hombre salió corriendo del salón en busca de la emperatriz, por su parte, Uller Haggerstone tomaba asiento al centro del mando de operaciones.

Tras bajar unos pisos, Edwin se encontró a unos metros por detrás de Nuria, tenerla tan cerca provocó que su cuerpo permaneciera inmóvil, y no porque le temiera, sino porque intentaba controlar la gran y pesada cantidad de ira que le producía verla. Finalmente, exhaló y corrió para taclear a su majestad. Su ataque tomó por sorpresa a Nuria, quien apenas fue capaz de repeler el impacto del hombre, entre tropiezos y un agresivo forcejeo ambos terminaron por caer desde el mirador del tercer piso hasta la planta base, quedado en medio del patio de concreto. La caída naturalmente fue dolorosa, sin embargo, ambos oponentes tomaron sus respectivas armas y se reincorporaron rápidamente, ninguno de sus aliados fue en su auxilio pues estaban bastante ocupados en sus propias peleas. Nuria y Edwin empezaron a caminar en círculo, tanteando su fuerza y esperando el momento oportuno para atacar.



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En el texto hay: poderes magicos, fantasia magia, revolucion

Editado: 26.03.2024

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