Celestia: Las Reliquias Del Poder

Capítulo XLII: Pérdida

Las semanas siguientes fueron agobiantes para el grupo de amigos. Todo comenzó el día en el que Metztli fue llamada ante la presencia de la emperatriz, quien la sometió a un exhaustivo interrogatorio bajo la fachada de una cordial y bondadosa conversación. Metztli, al conocer las intenciones de su majestad, se mostró profundamente agradecida con ella por «haberla rescatado del despiadado ataque perpetrado por la enemiga del Imperio». Enalteció a su persona con las palabras más bellas de una forma tan natural que Nuria Berenguer confió en que había caído en su hechizo de alteración de recuerdos. La joven agradeció a los astros por no ser descubierta en sus mentiras, desconociendo que la razón de ello se debía a un hechizo de protección que Luka había lanzado, inconscientemente, sobre ella y Elián al momento de advertirles sobre las acciones de la emperatriz.

Metztli jamás olvidaría lo que realmente sucedió, ni perdonaría. Su interior albergaba una abismal furia contra Nuria, pero rápidamente aceptó su rencor como insano. Comprendió que las heridas externas e internas poco a poco sanarían, siendo lo más importante su bienestar y el de sus amigos. Convirtiera su energía negativa en fuerza para luchar por aquella galaxia libre y próspera en la que creía, en esperanza; aunque eso implicara reverenciar devotamente a un ser cruel y qué más daño había traído a Celestia.

Tras el encuentro entre Metztli y Nuria los chicos acordaron distanciarse por un tiempo a fin de evitar sospechas de sus planes, investigarían por su cuenta y si encontraban algo relevante o se atravesaba una emergencia se lo harían saber con discreción. No fue nada sencillo estar separados, aquellas semanas fueron un golpe directo a su ánimo, se sentían intranquilos con el temor de poder estar siendo observados y por las noches les era complicado conciliar el sueño debido al continuo estado de alerta.

Para sobrellevar aquellas pesadas semanas, y mantener las apariencias, Luka se apegó a sus horarios y cumplió con sus deberes de forma excepcional. Usaba sus tiempos libres para visitar a sus hermanos en el albergue, esos instantes con ellos ya sea jugando o discutiendo sobre qué animal era el mejor le proporcionaban un agradable alivio a sus inquietudes.

En varias de sus visitas a los mellizos creyó ver a Alain nuevamente entrar o salir de distintos albergues, sin embargo, su presencia se desvanecía en un parpadeo por lo que pensó que solo eran imaginaciones suyas dado que últimamente utilizaba sus noches de insomnio para buscar información sobre maldiciones y hechizos modificadores de recuerdos en libros que sacaba de la biblioteca. Las investigaciones no tenían éxito aun cuando había aprendido un hechizo que facilitaba recopilar datos; esto lo frustraba demasiado y la constante sensación de peligro no ayuda en lo absoluto a aminorar el sentimiento. Pero, la agotadora rutina de aquellas semanas llegaría pronto a su fin tras un fatídico evento que lo obligaría a reencender su espíritu.

El entrenamiento de magia llevaba un par de horas de haber iniciado, cada soldado se encontraba desempeñando sus respectivas tareas por lo que en el Cuartel General dominaba el absoluto silencio. Dentro de uno de los salones de entrenamiento mágico Luka y Alain estaban sentados frente a frente sobre la plataforma; el joven pelinegro observaba el hechizo en el que trabajaba, uno con el que podría darle la forma que deseara a sus escudos y gemas, mientras tanto, el capitán leía un libro de hechizos básicos.

Luka mantenía la mirada fija en una masa rojiza que se asemejaba al rubí, sustancia con la cual creaba sus escudos, a la vez que la moldeaba de distintas formas, no obstante, sus pensamientos revoloteaban por el aire completamente alejados de lo que estaba haciendo. En los últimos días rondaba por su cabeza la idea de que si no podía encontrar un hechizo en específico que lo ayudará a solucionar los graves problemas que tenía encima, quizás aprender aquellos de mayor poder podrían ser útiles para crear uno totalmente nuevo capaz de deshacer todo maleficio. Desviando su atención de la masa rojiza miró al frente.

—Alain ¿Cuándo pasaremos a los hechizos de alto nivel? —preguntó inocentemente.

El capitán levantó la mirada del libro mostrando un tenue gesto de confusión.— ¿Hechizos de alto nivel? —repitió más para sí mismo que para su compañero.— ¿Hay algo en particular que quieras aprender?

Luka se encogió de hombros aún con la masa rojiza levitando entre sus manos.—Bueno...los hechizos relacionados a la curación son bastante interesantes —mencionó procurando ser discreto—, aunque también me gustaría aprender hechizos de mayor complejidad.

—Comprendo, pero me temo que no será posible. Debido a que no se te asignó como hechicero médico está prohibido que aprendas esa clase de magia, aunque podría enseñarte hechizos para primeros auxilios son los únicos permitidos dentro de tu categoría...Respecto a los complejos es mejor si no los aprendes.

—¿Por qué? —cuestionó genuinamente intrigado por el comentario—. Ha pasado casi un año desde que entré al Ejército Imperial, estoy seguro de que puedo manejarlos.

—Yo sé que sí, sin embargo, cuando obtienes magia en grandes cantidades, cuanto más poder posees todo se torna…—Calló buscando la expresión acorde a sus sentimientos—. Asfixiante.

Su explicación lo dejó apesadumbrado, hace años que debía arrastrar con aquel solitario sufrimiento. No obstante, las cosas no tienen porqué permanecer en un mismo estado durante toda la eternidad.—Pero la magia puede usarse para fines muy útiles que ayuden a todos...Si se usa apropiadamente el peso de ese poder no tendría que ser tortuoso ¿O tu qué piensas?



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En el texto hay: poderes magicos, fantasia magia, revolucion

Editado: 26.03.2024

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