Celestia: Las Reliquias Del Poder

Capítulo L: Desprecio

Sumergidos en inquietud, todos los soldados del Cuartel General estaban reunidos en el piso principal. La noticia no era ningún secreto, se había esparcido como si la murmurara el viento: el prisionero, Uller Haggerstone, escapó.

En medio de empujones y cuchicheos, Luka luchaba por mantenerse de pie. Después de regresar a la enfermería se acostó en la cama intentando dormir, resultando imposible tanto por el estruendo de la alarma como por las preguntas que invadían su mente. Y ahora, convocados por la emperatriz, a primera hora del día, debía aparentar la mayor naturalidad posible pese a morir de sueño y cansancio. A la lejanía, vio a Metztli con la cara en alto e irradiando serenidad; al otro extremo, Elián se mostraba bastante despreocupado, incluso parecía que tarareaba una canción.

«Les debo un gran favor», pensó angustiado por exponerlos a un gran peligro. Sin embargo, había otra persona, o quizás personas, involucrada. ¿Quién lo ayudó? ¿A quién se refería Uller con ella? Tenía muchas preguntas, pero algo era seguro: había más traidores dentro del Cuartel. Intentaba encontrar respuestas cuando la voz de un compañero regresó sus pensamientos a la realidad.

—¿Tú qué piensas, Stellan?

—¿Eh? ¿Sobre qué?

—De los rumores que dicen que fueron soldados imperiales quienes lo ayudaron a escapar.

—No digas tonterías —interrumpió otro compañero —, obviamente tuvieron que ser los Galanight.

Los soldados empezaron a discutir al respecto mientras que Luka sentía como su sangre bajaba súbitamente por su cuerpo.

—Ah… ¿Eso dicen? —preguntó intentando sonreír.

—Sí, algunos aseguran que fue el capitán Farren.

Como un repentino destello, toda pizca de temor desapareció.

—¿¡Alain!? —Luka saltó a la defensiva— ¡Por supuesto que él no…! —calló de pronto al notar que llamaba la atención—. Él no pudo haberlo hecho.

—Bueno, ciertamente lo conoces más que cualquiera de nosotros, pero ¿qué te hace estar tan seguro?

El cuestionamiento lo tomó por sorpresa, por suerte, antes de que pudiera idear una respuesta, el General Wyatt los interrumpió.

—¡Ustedes ahí, callense! —gritó molestó—. La emperatriz no tarda en llegar, será mejor que se comporten.

—Lo sentimos, general —respondieron todos a la vez.

—Como sea, solo guarden silencio y quédense quietos —dijo dándole leves palmadas a Luka.

«Luce bastante cansado, más de lo usual», reflexionó el joven mirándole de reojo. La situación no le agradaba en lo absoluto, obviamente no quería ser descubierto pero tampoco que culparan a alguien más, muchos menos a Alain.

De pronto, el recinto se sumió en silencio. Nuria hizo acto de presencia acompañada por otros soldados como la subcomandante Selene, Alain y Marth; del semblante y la postura de este último emanaba una evidente furia.

«Por Celestia, lo olvidé por completo». Capturar a Uller había sido el mayor logro de Marth, con ello esperaba ganar el respeto de su madre y los súbditos, empezar a ser tomado en serio en cuanto a su poder y liderazgo. Y ahora, todos sus anhelos se esfumaron. Evidentemente no estaba feliz.

—¡Soldados! —Nuria alzó la voz—. Ya están al tanto de lo ocurrido durante la madrugada, y es mi deber aclarar los hechos. Nuestro prisionero escapó con la ayuda de soldados Galanight que lograron infiltrarse en el Cuartel, por tanto, les pido compartan cualquier información…

—Eso es mentira, madre.

Asombrados, todas las miradas se posaran en el príncipe.

—Marth, no hables —ordenó Nuria lentamente y en tono amenazante.

—¡Por favor, madre! Ya se habla al respecto, el prisionero recibió ayuda interna… De él —sentenció señalando a Alain.

El acusado no mostró reacción alguna.

—¡Anda, confiesa lo que hiciste!

Marth comenzó a empujar a Alain, quien permanecía inerte ante los ataques.

—¡Suficiente!¡Selene, llévatelo de aquí! —gritó Nuria.

—¡Soy yo el que ya tuvo suficiente!, ¡¿Por qué lo proteges y estimas tanto?! Yo soy tu hijo, no él.

Un círculo rojo con figuras de planetas colapsando se iluminó a sus pies.

—Tú… —volteó hacía Alain—. Eres el causante de todo, ya es momento de deshacerme de ti.

El estallido de un relámpago impactó por lo alto, provocando destrucción y caos entre los soldados. En medio del humo, Luka vio al príncipe perseguir a Alain.

—¡Marth, detente! —gritó yendo tras ellos.

La pelea se extendió por los pasillos, Marth iba tras Alain lanzando rayos y toda clase de hechizos sin importarle que la mayoría de estos no alcanzaran a su objetivo, destrozando todo lo que se interponía a su paso.

—¡No quiero pelear contigo! —Alain se limitaba a defenderse de los ataques— ¡Esto no tiene sentido!

—Oh, ¿Acaso soy poca cosa para «el mejor hechicero de la galaxia»?

Ocultándose detrás de una columna, Alain intentó contener la situación.



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En el texto hay: poderes magicos, fantasia magia, revolucion

Editado: 26.03.2024

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