Celestia: Las Reliquias Del Poder

Capítulo LI: Te quiero…

—¡Vaya espectáculo! —Exclamó Elián agitando su tenedor con comida incrustada—. ¿Cómo se le ocurre lanzar todos esos rayos a loco? ¡Y ahora nosotros tenemos que limpiar el desastre!

Metió a su boca la comida del tenedor y continuó hablando.

—No me parece justo que…

Ejem —carraspeó Metztli sentada frente a él

—Se salga con la suya, de seguro harán que olvidemos todo lo sucedido. Para ser un príncipe está…

—Elián…

—Medio loquito o más bien…

—¡Elián!

—¿Eh?, ¿Qué pasa? —preguntó masticando y sin entender cuál era el problema.

Moviendo la cabeza, Metztli señaló a su izquierda donde Luka estaba sentado, cabizbajo y picando su comida una y otra vez.

—Oh… ¿Qué sucede, Lu?

—¿En serio, Elián? Ya nos contó lo que sucedió.

—Bueno, sí, pero ¿Cómo te sientes al respecto, mi pequeño amigo?

Antes de responder el joven pelinegro suspiró profundamente.

—No lo sé… Una parte de mi está molesta con Marth por todo lo que hizo y dijo, y la otra, se siente culpable y triste por como terminaron las cosas. Él no es mala persona solo ha tomado las decisiones equivocadas… Y también estoy muy preocupado por Alain, no lo he visto desde que la emperatriz se lo llevó consigo, ¿Y si le hizo daño?

—Pero él solamente se defendió —alegó Elián—, ella no tendría razón para… —La expresión de desánimo en sus amigos lo decía todo. —Olvídelo, si la tiene.

Luka cruzó sus brazos sobre la mesa ocultando la cara entre ellos.

—Tranquilo, Lu —dijo Metztli apoyando gentilmente una mano sobre su hombro—. De momento, lo mejor sería esperar un tiempo para arreglar las cosas con su majestad, y en cuanto a Alain, ¿Por qué no vas a buscarlo? Independientemente de lo que haya sucedido podrás hacer algo por él.

Lentamente, Luka fue incorporándose.

—Sí…. Sería lo mejor —reflexionó decidido.

De inmediato sacó su mapa y lo revisó impaciente.

—Al parecer está en su habitación.

—Eso es una buena señal, ¿no? —señaló Elián con ánimo—. Anda, aprovecha que es la hora de cenar y ve con él.

—Te cubriremos si es necesario —añadió Metztli.

—Gracias —sonreía sutilmente—, los tendré informados.

Aprisa, se levantó y alejó dando leves tropiezos.

*

Llegar a los dormitorios fue bastante sencillo, todos los soldados se encontraban reunidos en el comedor para la cena o dedicados a sus deberes. Parado frente a la habitación, Luka estaba inquieto, tanto por ser su primera vez en ese lugar como por el estado en que podría encontrar a Alain, pero ya no había más tiempo que perder; llamó a la puerta.

Silencio. Volvió a tocar.

—Alain, soy Luka… Quería saber cómo te encuentras.

Al otro lado se escucharon pisadas ligeras y el peso de alguien recargándose contra la puerta.

—Oh, Luka —hablaba débilmente—. No era necesario que vinieras, estoy bien… gracias.

—¿Estás seguro?, Te escuchas algo decaído.

—Sí… No te preocupes.

Dejando escapar un suspiro de resignación, Luka respondió.

—De acuerdo, entonces, no veremos luego.

Dio media vuelta, dispuesto a marcharse. Sin embargo, a los pocos pasos, un estruendoso golpe dentro de la habitación lo hizo volverse al instante y entrar sin aviso. Alain estaba tendido en el suelo.

—¡Alain! —gritó corriendo a su lado para levantarlo.

—Descuida… solo me tropecé —dijo atolondrado.

—Esto no es «estar bien».

Con mucho esfuerzo, Luka lo llevó a un sofá cercano sobre el que lo recostó con suavidad. Al examinar el pálido rostro descubrió algunos golpes y rasguños.

—Estás ardiendo.

Inspeccionando rápidamente la habitación encontró la pequeña cocina. Tomó un pañuelo, lo humedeció con agua fría para colocarlo sobre la frente de Alain. En seguida, sujetó su mano conjurando un hechizo de curación; esa clase de magia no era su especialidad, pero bastaría para hacerle sentir mejor. Durante el proceso ambos permanecieron callados.

Después de unos minutos, Luka le soltó la mano y, poniéndose de pie, caminó a la cocina.

—Necesitas algo de comer.

—No te molestes —respondió Alain con un poco más de lucidez.

—No es molestía, solo quédate acostado.

Mientras cocinaba observó a mayor detalle la habitación. Era diferente al dormitorio de los soldados regulares, siendo privada, amplia y equipada con cocina y baño. No obstante, pese a su elegante construcción se sentía vacía y desolada, había muy pocos muebles y todos los demás objetos estaban guardados en cajas como si una mudanza estuviera postergada por bastante tiempo.



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En el texto hay: poderes magicos, fantasia magia, revolucion

Editado: 26.03.2024

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