Cenizas de amor

1. MUDANZA

ABBY.

La puerta de mi habitación se abre, mi madre empieza a observar cada cosa como si jamás hubiese estado allí, no dice ni una palabra, pero la conozco tanto que sé que está buscando en su cerebro la manera de decirlo lo que sea que tenga en la cabeza.
-Dímelo ya, mamá-mencionó un poco abrumada por ese gesto raro que hace con su rostro. Ella se queda unos minutos más sin hablar, parece que trata de encontrar las palabras apropiadas-Me estas poniendo nerviosa.

-Tú padre ha conseguido trabajo- Suelta tratando de suavizar las palabras.

Ella nota que mi gesto no cambia, quizá porque la noticia que acaba de darme no me parece para nada alarmante.

-En Filadelfia-dice unos minutos después.

-¿Filadelfia?.

-Sí, Filadelfia-asegura.

Me quedo un poco aturdida por lo que acaba de decir, si, mi padre necesitaba ese trabajo. Un tiempo atrás, había tenido un accidente de auto y una de sus piernas se había afectado bastante, hubo la probabilidad de amputarla, pero tras algunos medicamentos y tratamientos apropiados mi padre logró que su pierna se recuperara poco a poco, lo que sucede es que, el instituto en el que dictaba clases decidió despedirlo debido a su ausencia durante tanto tiempo, se excusaron en que sus alumnos se estaban atrasando en el conocimiento.

-Tú padre dictará clases en una universidad de allí y ha logrado que te dejen ingresar a ti con una beca completa, puedes escoger la carrera que desees-explica tratando de convencerme de la situación.

¿La carrera que desee? Ojalá yo supiera que es lo que deseo. De lo único que tengo certeza es que dedicarme a lo que me apasiona-dormir- no es una opción muy conveniente.

Esperen, esperen, necesito procesar la información.

Listo, procesado.

-¿Cuándo nos vamos?-Ella sonríe con cierta emoción y tras murmurar que nos vamos en dos días desaparece de mi habitación.

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-No está tan mal-menciona a mis espaldas mientras observamos la habitación. No es muy grande, pero tiene lo necesario. Una cama pequeña en una esquina, junto a ella una mesa de noche, junto a la mesa un espejo en el que me puedo ver completamente, en todo el frente de la cama hay un escritorio y una ventana no muy grande, y al lado contrario a la cama hay un pequeño clóset.

-Podría estar peor, supongo -me sincero.

Filadelfia quedaba a 11horas y 38minutos en auto desde Michigan; lugar donde había pasado la mayor parte de mi vida. La verdad es que me había dedicado a sobrevivir, me había negado a socializar con otro ser humano más que por la obligación necesaria y creo que mi mayor meta en la vida consistía en pasar desapercibida, aun así, Michigan era mi vida, una vida a la que estaba acostumbrada, estaba dentro de mi molde y ahora estaba obligada a salir de él.

Mis pensamientos son interrumpidos cuando mi móvil comienza a sonar, lo alzó sin mucho ánimo y respondo sin siquiera mirar de quién se trata.

-Hola.

-Abby-La chillona voz de Allyson atraviesa el celular-¿Qué tal el viaje?.

-¡Dios mío!-digo con aburrimiento-¿Podrías no gritar? Casi me dejas sorda.

-Deja de ser tan amargada-me regaña-Llamaba para decirte que dentro de unos días vas a ver este precioso rostro.

-Wiii, estoy realmente emocionada-finjo emoción.

-Te prometo que las cosas van a ser diferente-dice animada-Quizá este cambio logré por fin que tu vida sea un poco más interesante.

-Mi vida es interesante-Buah, eso no me lo creo ni yo.

-Por favor, deja de mentirte a ti misma, tienes dieciocho años y yo más que nadie puedo asegurar que han sido los años más aburridos del mundo. Debes empezar a divertirte, Abby.

-Me gusta mi vida tal cual es.

-Lamento decirte que tu vida ya no va a ser tal cual era-tras decir eso, solo cuelga el teléfono.

Si hablamos de polos opuestos claramente podríamos hablar de Allyson y yo. Ella es la chica más atravesada el mundo, lo digo enserio, ella es capaz de tirarse de cabezas al suelo, incluso si eso es capaz de dejarla sin ese poco cerebro que tiene, mientras que yo analizo todo, ella es demasiado relajada y yo, como dice ella, muy aburrida.

Allyson es mi hermana mayor, bueno, un año mayor, ella ya ingresó a la Universidad y había tomado la decisión de vivir en el Campus, por eso he dejado de verla seguido, pero al enterarse del nuevo trabajo de mi padre ha buscado la manera de transferirse a Filadelfia, según dice se ha sentido muy sola últimamente y que un cambio no le vendría nada mal. En realidad, creo que desde que terminó con su novio su vida ha venido en caída y necesita alejarse de todo ese drama.

-¿Ya tomaste una decisión?-pregunta mi padre mientras cenamos.

-¿Sobre qué?-Me hago la desentendida.

-Sobre la Universidad-menciona-¿Ya sabes que quieres estudiar?.

-¿De verdad me lo preguntas?-indago con cierta aburrición-Creí que era obvio.

-Creí que eso era solo un gusto, no una pasión real.

-Me gusta y me apasiona-respondo-Por eso voy a estudiarlo.

-O sea, ¿quieres ser escritora? -La pregunta sale con cierta duda.

-Voy a estudiar Literatura, papá, quizá termine siendo profesora en un colegio, como tú.

ETHAN.

-Prueba esto-mi madre me da una cucharada de algo que parece ser una sopa-¿Qué tal está?.

-Sabe bien-dije con simpleza-¿Por qué estás cocinando?.

-Hoy me he levantado animada.

Mi madre sólo cocina cuando ha tenido un buen día en el trabajo o cuando ha tenido un encuentro casual con cualquier hombre de internet. De hecho, no le queda mucho tiempo para ser una ama de casa responsable, eso y que odia esa etiqueta de que solo las mujeres se pueden encargar de las tareas del hogar. Toda una feminista.

-No voy a preguntar la razón-mencionó.

Ella solo se ríe.

-Yo...quería decirte algo-mencionó.

-Dime, Cariño ¿qué es?.

Vale, quizá debí esperar un poco para decirlo.




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