“El miedo se debe evitar a toda costa, la inteligencia emocional va a ser tu mayor compañera porque mientras otros se muestran al mundo tu objetivo siempre será ocultarte”
-#1 De Valentino para su hermana
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-Señorita esto le dolerá un poco, mientras podría decirme como le ha sucedido esto- Le cocía puntos a una paciente mientras ella soltaba pequeños gemidos por el dolor.
-Usted sabe que esos gatos de la calle son muy agresivos, deberían quitarlos parecen una plaga- Su voz era arrogante y burlona, puse la aguja más al fondo de su piel para que sintiera algo de dolor en su brazo -Podría hacer bien su trabajo, para algo la contrataron- Se quejó de una manera molesta e irritada.
-Claro, esto terminará pronto y se podrá ir- Dije calmadamente pues personas a como ella estaba muy acostumbrada. En un mundo como este la empatía es escasa y eso es molesto ya que nadie sabe lo que quiere realmente pero aun así destruyen a los demás como si de verdad fuera personal, que idiotas.
Termine rápidamente de coserle la herida y salí pues ya era mi tiempo libre y no tenía más consultas a menos de que hubiera alguna urgencia pero muy rara vez pasada y aquí hay muchos médicos imposible que alguien no pueda tomar mi lugar.
Al salir veo a Larisa, la esposa de mi hermano llorando en la sala de espera. Parecía desesperada, frotaba sus manos en sus rodillas, sin duda la ansiedad la estaba consumiendo. Cada lágrima salía aunque ella intentara que no pasará porque en Rusia no se llora.
Velozmente corrí hacia ella agachándose y mirándola a la cara mientras ella levantaba la mirada hacia mi. No soportaba ver esa mirada destruida y dañada, sin duda estaba destrozada. Le tomé la mano y la guié afuera del hospital. Nos detuvimos en un callejón oscuro, me recargue sobre una pared mientras vi como Larisa caía en el piso desesperada, no podía ni formular una palabra.
-Lari, necesito que hables si no no podre solucionar nada y la idea es poder arreglar lo que sea que se haya roto pero por favor reacciona no te puedo dejar asi- Me senté en el suelo junto a ella pasando mi brazo por sus hombros y abrazándola de manera fuerte pero reconfortante.
No sabia que hacer, Larisa había empezado a intentar separarse de mi, irse. Mi agarre era fuerte y no la deje ir pero ella no se rendía solo entraba en pánico mientras forcejeaba. Se supone que yo soy buena para calmar personas sin embargo no sabia como procesar esto cada vez era más fuerte y yo seguía sin entender, acaso acompañarla no es suficiente o estar ahí para ella. Quiero que esto pare, porque todo el mundo parece estar ocultando cosas, porque siempre tengo que observar cómo todo se derrumba, como personas mueren o se lastiman y yo nunca puedo hacer nada. Siempre va a pasar esto o cuando sere lo suficiente para ayudar, cuando voy a poder por fin hacer algo bien y dejar que todos hagan algo por mi.
Finalmente me decidí por hacer algo y mire a Larisa fijamente a los ojos y apreté mi agarre haciendo que se quedara quieta como una señal de que no importara que fuera debía contarme, debía hablar.
-De verdad quieres saber?- Su voz estaba rota igual que ella misma en ese momento.
-Crees que estaría haciendo esto si no quisiera saber, me conoces ahora habla- Reclame con voz firme, no iba a permitir que me obligaran a dejar las cosas ir, a ignorar todo otra vez.
-Tu enserio crees que lo vas a soportar?, de verdad te crees tan fuerte?, me preocupa que yo sea la culpable de que salgas lastimada o peor, podrías hacer algo obstinado sin pensarlo dos veces- Su tono estaba empezando a pasar de uno ahogado a uno defensivo, a que le tienen tanto miedo?.
-Si quiero saber y ni sueñes en irte, viniste a mi lugar de trabajo llorando, esperabas que no te notara?, que te dejara ahí hasta que alguien viniera por ti?. Si esa era tu ideas no creo que haya funcionado muy bien, ahora necesito palabras- Ya me estaba irritando y eso se notaba tanto en mi voz como en mi expresión, no se como ocultar mis sentimiento aunque siempre puedo decifrar las de los demás y esto no era nada bueno.
Por ahora lo único que sabía es que Larisa estaba sola. Mi hermano se había ido de viaje de negocios y ha pasado meses sin regresar, pensé varias veces en viajar a Moscú para ver si todo estaba bien y Larisa lo único que decía era que confiaba en su marido. Razones tiene ya que le enviaba cartas cada mes contándole como le fue y lo que había logrado pero yo siempre lo vi extraño. Cuando yo leía esas cartas no era como si estuviera hablando con mi hermano era como si hubieran sido de un desconocido además mi hermano siempre tiene tiempo para viajar, no le gusta escribir.
-Larisa! Porfavor! Quiero ayudar!, no planeo quedarme aquí sentada viendo como lloras en silencio además sospecho que tiene que ver con mi hermano- Hable con cautela ya que no no sabía la reacción de Larisa, aunque subí el tono ligeramente pensé que por lo menos iba a decir una palabra pero volví a recibir nada, solo un escalofrío pasó por mi espalda en efecto no me gusta alzar la voz.
Larisa llevó sus rodillas a su pecho abrazando sus piernas mientras ponía su cara entre ellas intentando tranquilizarse. No hablaba mucho con ella pero sabía que era muy fácil de estresar así que no creo que sea algo tan grave pero aun así tengo que mantener la compostura, en lugares como estos nunca puedes bajar la guardia.
-Perdón, pero esto no es lo que Valentino querría, si él estuviera aquí haría lo posible por mantenerte segura- Hablaba como monja porque no podía dejar de evitar mi pregunta y de una vez responder.
-Primero esto no es mantenerme segura esto es alejarme de los problemas en los cuales yo debería estar, no me haces un favor, Segundo que le pasó a mi hermano?- No despegaba mi mirada de la suya, no podía me estaba empezando a enojar, algo le había pasado a mi hermano y nadie quería hablar sobre eso, ni siquiera su propia esposa.
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Editado: 14.09.2024