Cerca del cielo, entre las nubes

Capítulo I Sobreviviendo al dolor

Por fin Andrea e Isabela consiguieron la dirección del estudio del fotógrafo que le había sacado las fotos a Isabella, su hija, en su graduación como modelo; entraron a una oficina algo descuidada, con cosas de todo tipo regadas, "mal ubicadas" como le dijo luego Néstor el fotógrafo a Andrea.

Néstor recibió a las mujeres con una sonrisa cándida y una mirada alegre que invitaba a pasar y desechaba cualquier temor por el descuido que había en su estudio. Subieron al segundo piso, algo más organizado, lleno de PC, escritorios, cámaras, libros, potes de Nutella y galletas de diferentes tipos. Allí estaban su hijo de 10 años Santiago y su hija del medio Ana, y una dama a la cual luego identificó como su ex esposa.

Entre comentarios alegres e historias de vida Isabella escogió sus fotos y Andrea conoció sin saberlo al hombre que cambiaría su vida. Quedaron en hacerle un Book a Isabella la semana siguiente y; así lo hicieron; fue una jornada extenuante de más de cinco horas de arduo trabajo tomando fotos y Andrea sirviendo de asistente de la modelo y del artista. Sí, Néstor no es un fotógrafo cualquiera, es un artista. Allí entre cambios de vestuarios y de set, entre galletas untadas de nutella, comenzó la admiración por un hombre entregado al trabajo y apasionado por la fotografía.

Ese día Néstor tomó 1000 fotos de Isabella, una exageración para Andrea. Quedaron en escoger las mejores fotos para realizar el Book que solo necesita algo así como unas de 20 fotos.

Lo que comenzó como una sesión de fotos daría un giro inesperado.

Desde el primer momento en que Andrea y Néstor se conocieron hubo una conexión, una chispa invisible entre ambos, hablaron por horas sobre fotografía, sobre ingeniería ya que Néstor es ingeniero eléctrico, el tiempo se pasó muy rápido para ellos, pero en realidad fueron horas para Isabella.

_ Mamá vámonos ya se hace tarde, ripostó Isabella, viendo que las horas pasaban y aquellos dos hablaban sin parar.

En esa charla Néstor le contó a Andrea que era divorciado y que había pasado por un momento duro a raíz de su segundo divorcio lo cual desequilibró su vida, sus finanzas y hasta su motivación para seguir adelante en la vida. Por su parte Andrea no escapaba de una historia algo parecida, también divorciada en términos nada agradables con su ex esposo, un abandono injustificado, una separación dolorosa, una hija con un padre que no quería ser padre. Pero al final ambas historias tendrían finales felices, porque ambos salieron de relaciones toxicas que estaban dañando sus vidas.

Tras del dolor Néstor y Andrea luchaban por reorganizar sus vidas de la mejor manera posible,

Desde aquella primera visita Néstor y Andrea no dejaron de comunicarse primero por razones de trabajo, luego porque entre ellos nació una amistad producto quizás por haber tenido vivencias muy parecidas.

Andrea tenía años divorciada, años en los cuales se encerró en su casa y su único escape era trabajar para varios medios de comunicación digitales como periodista. En todos esos años empleó muchas horas en encontrarse a sí misma, en entender por qué el fracaso de su matrimonio, en perdonar a esa persona y más importante en perdonarse a sí misma; fueron años de una inmensa soledad que solo era llenada por su hija Isabella. Pero ya había pasado el dolor, la frustración, la ira y la culpa; era libre para acercarse a otra persona y por vez primera conocer el amor, el amor de verdad, la entrega desinteresada del otro y de ella.

Pero Néstor era otra cosa, aún estaba herido por la traición desmedida de quien fuera su mujer, y como mecanismo de escape se refugiaba en la fotografía y en su hijo para ocultarse del mundo. Aun sentía dolor y pasaba por momentos de depresión luego del divorcio. Ni pensar en eso que llaman pareja, amor, hogar. Nada de eso pues aún él se preguntaba qué había sucedido con su vida; en qué había fallado. Santiago y su madre eran sus refugios, las anclas que lo mantenían cuerdo; la fotografía era su escape de la fría realidad.

Como si fuera poco, Néstor se había sometido a una operación de estómago, le realizaron un procedimiento denominado manga gástrica, pues pesaba 140 kilos, una exorbitancia para un hombre de un metro setenta y cinco de estatura; ya estaba pesando 85 kilos pero debía perder 7 kilos más para someterse a una abdominoplastia para reducir su abdomen el cual había quedado flácido al bajar de peso. Esa situación también lo mantenía inquieto e inconforme con su cuerpo.

Por su parte Andrea estaba haciendo los preparativos para irse a trabajar fuera del país con Isabella, quien quería dedicarse al mundo del modelaje en New York.

Néstor y Andrea iban estrechando su amistad, hicieron un curso de fotografía juntos por insistencia de Néstor, ella practicaba fotografía en su estudio y; poco a poco lo ayudó a organizar su estudio, fueron horas ordenando y limpiando todo. Cada día Néstor sonreía más.

Se inscribieron juntos en un gimnasio y llegó el momento de la operación de Néstor; Andrea estuvo con él como amiga y enfermera, cuidándolo durante el postoperatorio, fueron semanas de mucho dolor físico para Néstor pero a la vez ese tiempo lo fue uniendo a Andrea, vio su entrega día a día. Los días transcurrían entre el dolor y las risas que le provocaba Andrea con sus ocurrencias. Un mes pasaron juntos entre curas, vendajes y medicamentos. Néstor se restableció rápido y satisfactoriamente, regresando a sus actividades laborales. Ambos compartía con sus respectivos hijos, los cuatros se veían como una familia amorosa, ante los ojos de amigos y desconocidos.




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