Ceresa (en proceso)

Capítulo 7 : Amiga

Celine

Estaba en videollamada con mis amigas y la música de la fiesta de al lado retumbaba en mi habitación, no me molestaba, yo no era muy amiga de estar en silencio.

—Te enteraste que Víctor tiene nueva novia.

—No inventes, pero si termino con la otra la semana pasada.

—Algo me dice que alguien fue el cuerno.

—O quizás terminaron porqué Víctor se dio cuenta de que le gustaba alguien más—agregué.

—Oye ¿esa música que está sonando es en tu casa? —preguntó Larissa.

—No el vecino organizó una fiesta, hay mucha gente y se me ve muy cool.

— ¿El vecino universitario lindo? —preguntó Isa.

—Sí.

—Lástima que es gay, que desperdicio, y con un pésimo gusto musical, ¿no te puedes mover a otro lado? —volvió a decir Larissa.

—Pero me estás escuchando perfectamente.

—No importa.

Respiré profundo.

—Las llamo en un rato—colgué.

A veces sentía que no formaba parte del grupo que solo me utilizan, pero son las únicas que tengo, así que no me quejo, no quiero estar sola.

Me asomé por la ventana, la gente entraba y salía de la casa y podía verla las luces de colores reflejadas en la ventana, el vecino si sabe hacer fiestas, una chica que salió de la casa me llamó mi atención, tenía unos shorts, una blusa azul debajo de una tela transparente que brillaba, su pelo caía en ondas por debajo de sus hombros, estaba apurada y se alejó de la entrada a ser una llamada.

Que linda es.

Me resultaba familiar.

¡Es Teresa!    

Me emocioné, tenía mucho sin saber de ella quiero saludarla, tomé mi celular, haces unas semanas la encontré en instagram, me armé de valor y le envié un mensaje con la esperanza de que lo leyera en ese momento, ¡y lo hizo!

Agité mi mano y luego le envié otro mensaje.

¿Quieres pasar a mi casa?

¿Celine?

Disculpa por escribirte de la nada, es que quería saludarte.

Está bien, abre la puerta.

Salí corriendo de mi habitación y bajé las escaleras, el timbre de la casa sonó.

— ¡Yo abro!

Abrí la puerta, la iba abrazar cuando me percaté de algo.

— ¿Estás bien?

— ¿Puedo usar tu baño? —preguntó Teresa en un hilo de voz.

—Claro, ven pasa—la invité a pasar y cerré la puerta.

Teresa ya sabía dónde estaba el baño, la emoción de verla se me había pasado y ahora estaba preocupada, ¿Quién la hizo llorar?

Me senté en la sala esperando a que saliera.

Papá estaba en el cuarto de arriba y me envió un mensaje, tenía acceso a las cámaras de la casa desde su habitación así que ya sabía que Teresa estaba aquí.      

Dale un chocolate.

Lo haré y no me espíes por fis.

Me envió un sticker de la señal de silencio y un emoji de corazón.

Oí el taconeo de los zapatos de Teresa acercándose.

—Disculpa por eso—dijo Teresa parándose al lado del sofá. —No hay problema, ¿estás bien?

—Estoy genial, el viento y el polvo me hicieron lagrimear, no te preocupes y gracias por dejarme usar tu baño.    

—Te vi y pues pensé en saludarte.

Teresa sonrió—Eres toda una stalker Celine.

—Aunque ahora que lo pienso bien no sé porque lo hice, no sé siempre reacciono así, no creas que soy una loca o algo—dije un poco nerviosa mientras sonreía y acariciaba un mechón de mi cabello.

—Tranquila no pensé eso, me alegro de verte, tu casa está más bonita de lo que recuerdo.

—Gracias.

El celular de Teresa vibró, me dedico otra sonrisa para después revisar la notificación.

—Mi mamá está cerca, tengo que esperarla afuera…

—Oh sí claro, te acompaño—me puse de pie, Teresa fue caminando hacia la puerta y yo tomé un chocolate de la caja de bombones de papá.

Nos paramos en la cera de mi casa a la espera de su madre.

— ¿Estabas en la fiesta? —pregunté.

—Sí, vine con un amigo.

— ¿Y dónde está tu amigo?

—Probablemente embriagándose para darle celos a su ex.

— ¿Por eso te fuiste de la fiesta?

—No, no soy de salir a fiesta, hoy me di cuenta que las fiestas no son lo mío.

— ¿Por qué no?

—Haces muchas preguntas Celine.

—Perdón, soy muy curiosa—dije un poco avergonzada por incomodarla.

—Descuida, me agradas—me miró de reojo y sonrió—no quiero sonar como adolescente amargada pero el amor es una mierda, y realmente no lo es, pero encontrar a una jodida persona que te ame de verdad es tan difícil, es como si las personas te utilizaran como un juguete, no soy un juguete tengo sentimientos —en la última frase su voz se quebró, y se paso la palma de su mano por el ojo, no sabía si debía abrazarla o dejar que se siguiera desahogando—Pero ya pasó, no importa, las personas son así aunque nos duela tenemos que aparentar que no nos acaban de romper en mil pedazos, de igual modo la persona que nos rompe le importa en lo más mínimo los que nos pase.

— ¿Sabes que me hace sentir mejor?

— ¿Qué? —Saqué el bombón de mi bolsillo y se lo pasé.

—Chocolate.  

—Gracias, eres muy linda y disculpa que me desahogue así, no te estoy dando un buen ejemplo de chica adulta universitaria—Dijo en tono burlón.

Reímos —Créeme escucharte es lo más interesante que me ha pasado en meses.

Una  Jeepeta se paró en frente de la casa.

—Oh ya llegó—Dijo Teresa.

Una chica de ojos café y pelo castaño bajó la ventana delantera.

 —Celine ella es mi mamá, Mamá Celine.

—Hola, gracias por hacerle compañía a mi nena, soy Jessica.

La mamá de Teresa irradiaba una energía increíble, además de verse súper joven, me transmitió confianza de inmediato.




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