Ceresa (en proceso)

Capítulo 10 : Dale play

Teresa

—Terminamos.

—­­¿Qué?

—Lo que escuchaste Fabián, terminamos, ya no quiero seguir siendo tu novia falsa.

— ¿Sigues molesta por qué desaparecí un momento en la fiesta? Te llamé muchas veces Tere.

—No es eso, es que ya no quiero seguir con este juego, ya ha pasado un año Fabián y no se los has dicho a tus padres y al paso que vas nunca lo harás y si nunca lo harás ya nada de esto tiene sentido.

—Eres mi mejor amiga no puedes hacerme esto.

—Porque soy tu amiga es que lo estoy haciendo, así que no sé, invéntale algo a tus padres, dile que lo nuestro ya no estaba funcionando y bye bye porque a partir de ahora ya no soy más tu novia.

—Tere, mi vida—me pasó la mano por la mejilla—por favor no me hagas esto. 

Quité su mano de mi cara—No vuelvas a hacer eso, asco.

—Disculpa, en serio te necesito.

—Sigues contando con mi apoyo, si cualquier cosa ocurre eres bienvenido en mi hogar, pero como amiga no como novia. 

—Después van a sospechar.

—No me interesa Fabián, me enteré que terminaste con Edu, ¿Cuándo me lo pensabas decir ?

—No terminamos, solo nos dimos un tiempo.

—Terminaron, así que ya no me necesitas de cuartada porque ya no tienes ningún novio, así que ya no tengo ningún motivo para ayudarte.

—Estás hablando como si todo lo que yo hice fue utilizarte, ¿de casualidad Eduardo te dijo algo?

— ¿Me tenía que decir algo? —Vi al trío dinámico, esperándome para irnos a comer a los lejos—Bueno, me tengo que ir, hablamos luego Fabián.

Me paré de la mesa y Fabián hizo lo mismo—Teresa, por favor, solucionemos—sus ojos me suplicaban que lo pensara mejor, pero ya era una decisión tomada.

—No hay nada más que agregar, ya no puedes decir que soy tu novia y se acabó, hablamos luego—tomé mi bolso y crucé la calle, el trío dinámico seguía esperando mi presencia, comíamos juntas en la hora libre que compartíamos, en la plaza que estaba en frente de la universidad, las cuatros éramos de carreras diferentes, pero por alguna razón siempre coincidíamos en algunas clases y nos volvimos amigas. 

Le conté lo sucedido con Fabi y se emocionaron.

— ¿Lo terminaste?

— ¡Al fin!

—Gloria, ¿a qué se debe este milagro?

Sonreí mientras le daba un sorbo a mi soda—No exageren, solo ya no le vi sentido seguir en eso, también tomaré un descanso de las tutorías.

— ¿Ya no habrán más historias sobre tus estudiantes? —dijo Arely desilusionada.

—Rayos —resopló Rebeca.

— ¿Y qué harás con este nuevo tiempo libre? —Preguntó Mónica.

—Salir.

— ¿Salir?

—Sí, salir.

— ¿Qué pasó el fin de semana pasado? Viniste renovada. —Preguntó Arely curiosa.

Sonreí—Nada—el tono agudo de voz me delató.

Las chicas se miraron entre si y después sonrieron.

—Alguien estuvo jugando con tijeras este finde.

—Comiste torta.  

—Volteaste la tortilla.

— ¡Cuenta! —dijeron las tres emocionadas, me comencé a reír con sus ocurrentes comentarios, me encanta la manera en que aceptaban mi sexualidad a pesar que las tres eran completamente heteros.

Después de la conversación tan divertida con el trío, sobre cómo iban a celebrar mi renacimiento sexual, fui a tomar mi última clase del día y luego manejé a casa.

Ya en ella me llegó una llamada de Diego.

—Hi Diego.

—Hi Tere.

— ¿Tan rápido me extrañas?

—Fui a sustituir tus tutorías hoy.

— ¿Te divertiste?

—Te quieren más a ti, de hecho una en específico entendió perfectamente la clase y hasta me preguntó por ti.

— ¿Cuál? —pregunté curiosa.

—Celine—sonreí. ¿Por qué no me avisó?

— ¿Me la trataste bien?

—Sí, a ella y a todos.

—Bien.

Después de la amigable charla con Diego, me di una ducha y me tiré en mi cama a revisar el instagram, lo primero que me salió fue que la serie iba a sacar nuevos capítulos, grité de la emoción y le envié la publicación a Celine.

¡Viste! te dije que no iba a terminar así. Lo envié y Celine me respondió al instante:

¡Y salen mañana! te juro que grité.

Compartimos un poco nuestra emoción y Celine me invitó a su casa a ver la nueva temporada. Lo dudé un poco, ¿es correcto? ¿No se ve mal? Digo fui su tutora, es raro, ¿no?

Mamá se asomó por la puerta—Hola princesa.

— ¿Cómo te fue en el trabajo? —pregunté.

—Hay días mejores, ven traje a mamá.

Me levanté feliz de la cama y fui a la sala, ahí estaba Doña Margaret sentada en su silla de ruedas. Tan tierna como siempre con sus dos coletas.

—Hola Mamargartet, soy Teresa.

—Teresa—repitió Margaret. Sonreí para luego ofrecerle mi mano para que la tomara. Ella miró mi mano y luego la tomó sonriéndome de vuelta.

Amo a mi abuela.

Luego de un rato Papá llegó y cenamos todos juntos, Mamá llevó a la abu a su habitación, y aproveché para sacarle información a Papá.

— ¿Ya se arreglaron? —pregunté susurrando.

—No.

— ¿y qué esperas?

—No sé qué le pasa, no quiere decirme.

—Eres su esposo, deberías saber que tiene —reclamé.  

—Tú eres su hija y su mejor amiga averígualo—contraatacó.

— ¿Le preguntaste a Teté?

—Terry no sabe ni donde está parado

— ¿Qué hizo Terry ahora? —dijo Mamá volviendo a sentarse en la mesa.

—Nada, por cierto quería hacerles otra pregunta, ¿está mal si voy a casa de una ex alumna a ver una serie después de haber sido su tutora en un par de ocasiones?

—No—dijeron los dos al unísono.

—Bueno, pues mañana no estaré aquí, iré a casa de Celine.

— ¿La castaña tierna con quien hablabas cuando te fui a recoger? —preguntó Mamá.

—Sí.

— ¿De qué me perdí? —preguntó Papá, mamá y yo nos miramos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.