Ceresa (en proceso)

Capítulo 17 : Yo también

Teresa

—Entonces yo le dije no señor, la que manda aquí soy yo y espero que te quedes más que claro, los hombres cada día me sorprenden más, con su ego todo mal formado, ¿puedes creer eso Teresa? Teresa.

Alcé la vista hacia ella— ¿Qué pasó?

— ¿Qué te pasa preciosa? Hoy estás en las nubes

—No, nada.

—Creo que alguien tiene clavada a una niña de cabello castaño cobrizo en la mente.

—Avellana—susurré.

— ¿Qué?

Bloqué el celular—No es nada chicas, estoy perfecta, y si te estoy escuchando.

— ¿Cómo te fue en la montaña?

—Bien, fue divertido.

—Al parecer tienes una alumna favorita.

—Chicas no empiecen, por favor.

—Es broma, tranquila.

—Aunque estaría mal, amor es amor—sonreí.

—Tere, tenemos clases ahora, ¿no acompañas?

—Adelántese, pagaré la cuenta.

—Gracias.

Me quedé observando las fotos con Celine un rato más después de pagar la cuenta,  Dios, que me está pasando.

—A ti te estaba buscando—alcé la vista.

—Fabián, no—se sentó en frente de mí.

— ¿Por qué estás ignorando mis llamadas? Te necesito.

 —No quiero volver a ser tu novia, Fabián.

—Solo por un par de meses más—suplicó. 

—No, consíguete otra. 

— ¡¿Por qué no?! —Dios, este niño si es insistente.

—Me gusta alguien, okey.

Fabián frunció el ceño— ¿Qué?

—Así como lo escuchas, ya no puedo estar jugando a la noviecita contigo.

— ¿Quién?

—Alguien—me puse de pie—cualquier otra cosa que no sea eso estoy a tu disposición, ten lindo día Fabi.

—Teresa—seguí caminando.

Fabián tenía la semana entera llamándome y dejándome mensajes tratando de convencerme de que volviera con él. Pero realmente ya no quería y más ahora que tenía a Celine metida en mi mente y en mi vida.

En mi mente y en mi vida, ¿qué voy a hacer?

Pasadas las horas me llego un mensaje de Celine.

Holis Teresa, no quería molestarte, pero tengo un examen de química pronto, ¿podrías darme tutoría y decirme el precio?

Me emocioné, la iba a ver otra vez.

Por supuesto, nunca molestas, ¿Cuándo quieres que vaya?

¿Puedes mañana?

Ahí estaré.

Mi ánimo aumentó, ¡la voy a ver!

 

Celine

Lo hice había citado a Teresa, estaba nerviosa y sumamente emocionada, ¡la veré de nuevo!

Dudé mucho antes de enviar ese mensaje, esta semana había estado analizando mis sentimientos por ella, ¿Cómo la vería a la cara sin sonrojarme o ponerme nerviosa ahora que sé que me gusta? Todo esto que siento son sensaciones nuevas para mí.

¿Seré muy obvia? ¿Se dará cuenta? ¿Me dejará de hablar? Esas preguntas no me dejan dormir por las noches, pero no había nada que perder, si tiene que ser será sino espero conservar aunque sea su amistad.

El reloj giraba y no podía dejar de verlo, ¡¿Por qué las horas van tan lentas?!

— ¿Esperas a alguien? —preguntó Nana que estaba de visita.

—Sí, tengo tutoría hoy.

—Y te arreglaste así para la tutoría.

— ¿Estoy bien? ¿Me veo muy arreglada?

—Estás muy linda—Tía se sentó en el mueble frente a mí con una taza de té en la mano—Entonces tutoría.

—Sí.

— ¿Y viene alguien más a tomar la tutoría?

—No, solo yo.

—Interesante—dijo escaneándome.

— ¿Qué pasa? —pregunté.

—No, nada—el timbré sonó.

¡Ya llego!

Me levanté rápidamente—Yo abro.

Nana sonrió—Adelante.

Abrí la puerta, era ella.

—Hola—dijimos las dos al mismo tiempo, sonreímos.

Es tan linda—Pasa, pasa—dije saliendo de mi estado de embobamiento.

—Hola—saludó Teresa a mi Tía.

—Teresa ella es mi tía Nadia, la conoces del día de la pizza y Tía ella es Tere.

—Un placer verla otra vez—dijo Tere.

—Lo mismo digo—respondió mi tía—Celine está muy entusiasmada por la tutoría—ladeé la cabeza hacía ella, Nana sonrió y le di un sorbo a su té.

—Sí, tengo muchas dudas.

—Pues vamos, para esto estoy.

—Sí.

Subimos al cuarto de estudio y nos sentamos frente a frente.

—Y bien, ¿qué voy a explicarte hoy? —preguntó. Noté que no había puesto los cuadernos de la mesa.

—Ah, sí, déjame y lo busco.

Me volví a levantar y busqué las cosas, la puse encima de la mesa y me volví a sentar, Teresa sonrió.

—Ahora sí.

— ¿Cuáles son las dudas? —abrí el cuaderno de matemáticas.

— ¿Sabes matemáticas no? —Teresa asintió. Abrí el cuaderno en el último tema.

—Operaciones con fracciones.

—Sí, no las entiendo—Tere se acercó más a la mesa y puse el cuaderno en la palma de la mano enseñándomelo.

—Mira eso es fácil—Acerqué mi cabeza a la suya para ver mejor el cuaderno—pásame un lápiz—le pase un lápiz—Las fracciones se dividen en propias, impropias, iguales, mixtas. Para ubicar una fracción en la recta numérica…—Teresa empezó a explicar el tema, realmente si sabia matemáticas y no tengo ninguna duda, pero era el único pretexto para tenerla cerca, comencé a mirarla mientras me explicaba, su pelo caía de un lado, sus pestañas, como mueva la mano cuando explica, la delicadeza con la que hace los trazos, su voz— ¿Entendiste? —preguntó.

Asentí.

—Bien, ahora tu turno de ubicar una—me pasó el lápiz y nuestras manos se rozaron, quedándose ahí por unos segundos, Teresa acomodó su cabello y se alejó un poco— ¿Cómo te está yendo en la escuela? ¿Cómo están tus amigas?

Tomé el cuaderno para llenar la tarea—Bien, no hablamos, así que ya no tengo.

— ¿No se disculparon?

—No, no son como realmente creía, no quiero gente que me juzgue en mi vida.

—Esa es una muy buena decisión.

— ¿y tú?, tus amigas deben ser grandiosas.




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