Capítulo Dieciocho

Las siguientes semanas pasaron volando en un borrón.

Todas las noches, Yesung venía y se pasaban horas en la cama, teniendo sexo hasta que quedaban completamente agotados y se quedaban dormidos enredados entre sí. A veces corrían uno al otro en los pasillos o Ryeowook iba a la oficina de Yesung y se sentaba a horcajadas en su regazo y ellos…

Era una locura. Era desquiciante. Ryeowook no podía mantener sus manos fuera de él; era como si no pudiera controlar su cuerpo en absoluto. Se sentía extrañado por su propio comportamiento insaciable; él nunca se había comportado así antes. Esta cosa fue de hecho empeorando. No importaba cuántas veces follaran, no importaba cuántos orgasmos tuvieran, constantemente quería más, más y más de Yesung, pero no podía conseguir suficiente.

Yesung.

Esa era otra cosa que molestaba a Ryeowook. Últimamente se había atrapado a sí mismo pensando en Yesung como Yesung con demasiada frecuencia para su gusto. Y para empeorar las cosas, Ryeowook no estaba tan seguro de que fuera solo sexo lo que él quería. Le gustaba besar a Yesung, demasiado. Pero la parte después del sexo era lo peor. Yesung besaría su cara y cuello, suavemente y con pereza, y Ryeowook se sentiría bien y cálido

Al igual que él se estaba sintiendo en este momento mientras Yesung acariciaba la parte posterior de su cuello.

“Dios, ya sal,” Ryeowook gimió contra la almohada, su voz aún ronca después de la mamada que él le había dado a Yesung más temprano.

“Tengo el turno nocturno esta noche. Necesito estar en el trabajo en menos de dos horas, y toma años llegar allí.” Hizo una mueca ante la idea. Odiaba los turnos de noche, odiaba cuando era enviado a trabajar en el restaurante al otro extremo de la ciudad, y odiaba dejar a las gemelas con la señora Bang por la noche.

Yesung no se movió, su gran cuerpo todavía tumbado sobre la espalda de Ryeowook. Él era demasiado pesado y estaba poniéndose difícil respirar, pero Ryeowook encontró que no le importaba tanto.

“Tengo que ponerme en marcha, también”, dijo Yesung contra su cuello, besándolo allí. “Tengo cientos de tareas que corregir”.

“¿Corregiste la mía ya?”

“Sí.”

“¿Y?” El estómago de Ryeowook se tensó mientras esperaba la respuesta de Yesung. Había puesto tanto esfuerzo en ella.

“Fue aceptable”, dijo Yesung. “C.”

Ryeowook exhaló. “Oh.”

Los labios de Yesung se detuvieron contra su nuca.

Luego rodó a Ryeowook y se apoyó en los codos por encima de él. Sus ojos oscuros estudiando la cara de Ryeowook. “¿Estás... molesto?”

“No,” dijo Ryeowook ligeramente con una risa suave, evitando su mirada.

“Yo solo... yo sólo quería hacerlo mejor. Para callar a las personas que difunden rumores acerca de nosotros”.

“Si tuvieras una mejor calificación, sólo lo empeoraría.”

“Puede ser. Pero -yo realmente quería hacerlo mejor.”

Yesung le agarró la barbilla con los dedos y obligó a Ryeowook a mirarlo.

Tenía una extraña expresión en su rostro: irritación mezclada con algo más. “Lo hiciste mejor”, dijo con voz ronca. “Yo esperaba algo peor.”

Ryeowook resopló, sacudiendo la cabeza. “Gracias. Supongo.”

Yesung se le quedó mirando con la misma mirada vagamente irritada, antes de inclinarse y besarlo.

Ryeowook no estaba del todo seguro de cómo habían pasado de besarse a que Yesung estuviera tratando de empujar su pene dentro de él, de nuevo.

“Tienes que estar bromeándome”, dijo Ryeowook, con algo así como una medio risa/ medio gemido. “Estoy adolorido.”

“Una vez más”, dijo Yesung, logrando sonar resignado y desesperado al mismo tiempo. “Voy a ser suave.”

“Eso es lo que dijiste la última vez”, dijo Ryeowook, pero la verdad sea dicha, no le importaba en absoluto. Estaba dolorido, pero Dios, él lo deseaba.

“Yo fui gentil”, dijo Yesung, sus caderas meciéndose suavemente en él. “Hasta que tú me rogaste que te jodiera más duro”.

“Yo no lo hice.”

Yesung solo resopló.

“Cállate”, dijo Ryeowook, tratando de mantener sus caderas quietas -tratando de esconder de Yesung lo mucho que estaba disfrutando de la sensación de su pene profundamente en su interior. Se mordió el labio para tragarse sus gemidos. Era realmente vergonzoso: el pene de Yesung ni siquiera estaba cepillando su próstata, pero él estaba amando la plenitud increíble y la intimidad embriagadora de tener a otra persona –Yesung- dentro de él, sobre él, a su alrededor, el pesado cuerpo de Yesung presionándolo hacia abajo contra el colchón, rodeándolo...

“Tú no tienes que ir”, dijo Yesung en su oído, jadeando levemente mientras sus caderas se sacudieron en él.

“¿Qué?” Ryeowook consiguió decir.

“Tú no necesitas trabajar allí.” Yesung dijo dentro de su oreja, jadeando ligeramente mientras sus caderas golpeaban contra él. “Yo pagaré-”

“Ni siquiera comiences.”

“Tú aceptaste dinero antes”, dijo Yesung, golpeando en su próstata, una y otra vez.

“No lo hagas.” Ryeowook apretó las sábanas en sus puños. Era demasiado.“Demasiado sensible.” Intentó recordar lo que estaban hablando. “Tú sabes que era diferente antes.”

Las caderas de Yesung se detuvieron, haciendo a Ryeowook quejarse de frustración.

“¿Cómo era tan diferente?“, dijo Yesung en una voz extraña.

Ryeowook parpadeó aturdido. Era la primera vez que incluso remotamente hablaban sobre esta cuestión entre ellos. “Te di las mamadas porque necesitaba dinero”, dijo en voz baja. “Te follo porque lo quiero.”

“¿Lo?”

“Porque te quiero a ti.”

Silencio.

Ryeowook sintió que se sonrojaba y se dijo a sí mismo que no fuera tonto.

No era como si hubiera dicho algo que Yesung no podría adivinar por sí mismo: era descaradamente obvio que se querían entre sí. Pero nunca lo habían dicho en realidad.

“¿Qué?” dijo, un poco a la defensiva.