Por fin aterrizamos luego de casi 4 horas en el avión, estoy prácticamente muerta a pesar de que dormí casi dos horas seguidas.
Salimos fuera del aeropuerto y tomamos uno de los taxis que estaban ahí.
De camino al hotel admiré la belleza de Brooklyn. Es bastante grande, vi las casas simétricas y bonitas. El puente, los enormes edificios, etc.
Es la primera vez que vengo y estoy más que emocionada.
Mis papás decidieron traernos a mi hermano Matías y a mí, por qué quieren que aquí tengamos nuestros despachos cuando terminemos la carrera, a mí todavía me faltan casi 6 semestres y a Matías 4. Pero ellos son un poco exagerados con los tiempos y quieren hacer todo lo más rápido posible.
Sí, Matías y yo estudiamos lo mismo. Lo sé, super originales nosotros.
Llegamos al hotel después de unos 15 minutos y bueno, es verdaderamente grande y bonito.
—¿En qué piso reservaste pa? —le preguntó Matías a papá
—Estamos en el piso 9, habitación 44, para ser exactos —respondió
Entramos al loby y papá le pidió a la señora de la recepción las llaves. Entramos al elevador y vi que el hotel tiene 25 pisos.
Presionamos el botón 9 y entramos al pasillo que nos llevaba a nuestra habitación.
—Es esta —dijo papá introduciendo la llave en la cerradura de la habitación 44.
—Está bonita —me dijo mi papá cuando entramos a la habitación.
—Sí, y es bastante amplia —le respondí.
—Bueno, designemos habitaciones —dijo papá. —La más grande es para mamá y para mí.
—La que tiene el balcón la quiero yo —le dije a papá.
—Me da igual —dijo Matías con indiferencia.
Sonreí y entre a mi habitación, no era muy grande, pero era bastante bonita. El balcón tenía una pequeña silla y una mesita.
Desempaque toda mi ropa y la acomode en los muebles que estaban en la habitación.
Lo que más me gusta de la habitación es que tiene su propio baño. Y me encanta no tener que compartir baño con un niño tan sucio como lo es Matías. Amo con mi ser entero a mi hermano, pero hay que decir la verdad.
—Nena, ¿ya estás lista? —me preguntó mamá entrando a mi cuarto.
—No mami, aún no termino de desempacar.
—Bueno, tu papá y Mati ya se quieren ir a la playa, te esperamos allá.
—Si ma, con cuidado.
Me cambié a un traje de baño verde oliva y bajé con mi familia a la playa.
Cuando llegue al loby trasero del hotel, justo para salir a la playa, saqué mis audífonos de la bolsita de playa que traía en la mano y me los puse. Saqué mi teléfono y puse mi lista de reproducción cuando de repente sentí un cuerpo grande chocar contra el mío.
Mire hacia arriba y vi a un chico de ojos azules hermosos y un cabello rubio, muy lindo, ondulado. Voltee a ver su cuerpo y no podía dejar de ver los músculos de sus brazos.
—Fíjate por donde caminas —dijo el chico con desagrado haciendo que mirara hacia arriba para ver sus ojos.
—¿Perdón? Tú fuiste quien me choco —respondí con molestia.
—Como sea —dijo y paso por mi lado sin más.
Rodeé los ojos y seguí caminando hasta ver a mi familia. Me senté a un lado de ellos y me puse a leer, escuchando música mientras ellos jugaban en la arena.
Al poco tiempo, decidí acercarme al mar y a disfrutar de la brisa chocando contra mis brazos, sentir mis pies undirse en la arena y las olas chocar contra mis piernas.
Y entonces me uní a mi familia y comencé a echarles agua y ellos también a mí y nos reímos hasta que nuestros estómagos dolieron tanto que no pudimos continuar
Estos pequeños instantes me hacen sentir demasiado afortunada de tener la familia que tengo.
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Holaa, me ayudarían muchísimo votando.
Muchas gracias por darle una oportunidad a esta historia. Espero poder dejar una huella en sus corazones con este proyecto.
23/07/23