Narra Tehuel
Me sentí tonto después de pensar un poco en lo que había hecho. ¿Por qué le había dado un beso? Ni siquiera lo pensé, lo hice como si fuera normal besar en el cachete a un amigo; a un chico. Ni siquiera con Lu hacía cosas así si no era para molestarla. Miré el techo y después a mi hermana que estaba dormida ya. Tuve celos, quería dormir como ella, pero seguía sintiéndome tonto por lo que había hecho. ¿Qué pensaba de mí ahora? ¿Estaría enojado? No parecía cuando se fue, pero podría no haber dicho nada para que nuestras mamás no se dieran cuenta. Después pensé que podría tomarlo como una burla, estábamos hablando sobre lo que le decían Juanma y Vicente, por ahí se enojaba por lo que había hecho. Agarré mi celular y miré la pantalla, eran las doce, seguro que estaba durmiendo ya. Decidí mandarle un mensaje igual, abrí WhatsApp y busqué su chat.
—"¿Estás enojado?"
Escribí y le mandé, esperé un rato, pero ni siquiera lo vio, estaba durmiendo. Dejé mi celular en la mesita, me giré y cerré los ojos, quería intentar dormir aunque fuera un poco. Sabía que mañana era sábado y que no tenía que levantarme temprano, pero no quería dormir hasta muy tarde. De repente, pensé en Lu, podía hablar con ella sobre lo que había pasado con Eli, me iba a dar un poco de vergüenza, pero le contaba todo, esto no podía guardármelo como si nada. Pensé cómo podía hacer, no podía mandarle un mensaje así nada más, estaba seguro que me iba a llamar y no quería que mi mamá, mi tía o mi prima se enteraran de lo que había pasado. Tampoco podía ir hasta su casa mañana, no quedaba lejos, pero tenía que avisarle antes a mi mamá para que hablara con la de ella. Mi única opción era rogarle que no me llamara y que habláramos solamente por mensaje, no le iba a gustar, pero no le iba a quedar otra si quería enterarse, y sabía que iba a querer. Me obligué a dormir, quería hablar de una vez con Lu, necesitaba contarle a alguien lo que había pasado.
Me desperté cuando escuché a mi hermanita llamar a mi mamá. Abrí los ojos, miré al techo escuchando pasos acercarse al cuarto, después la voz de mi mamá, volví a cerrar los ojos, pero ya no tenía sueño. Esperé que se llevaran a Nati para agarrar mi celular. Eran las nueve. Abrí el chat con Lu y le mandé un mensaje pidiéndole hablar, pero que nada más fuera por mensajes. Bloqueé la pantalla y lo dejé arriba de mi pecho. No tardó en sonar, lo levanté y miré la pantalla, no era Lu, era Elías.
—"No, ¿por qué estaría enojado?"
No sabía si estar contento o no que me preguntara eso. No sabía si hacía como si nada o si le importaba y quería que le dijera específicamente qué era lo que me preocupaba. Mientras pensaba, mi celular volvió a sonar:
—"¿Qué pasó? ¿Por qué no puedo llamarte?"
—"Es que no quiero que me escuchen cuando te diga lo que pasó.
Vino Eli a casa, el chico que te conté, estábamos con otro amigo de él, pero se tuvo que ir y nos quedamos solos. Jugamos un juego de terror, él se agarró de mí mientras jugaba, después me dio pena que estuviera así, saqué el juego y, no sé por qué, le di un beso en el cachete".
Solté el aire con fuerza, ni siquiera me había dado cuenta que aguantaba la respiración mientras escribía.
—"¿Y eso qué tiene?"
—"Lu, nos conocemos, sabés que no soy así".
—"No. Pero me besabas en los cachetes cuando me molestabas. No entiendo".
Suspiré, salí del chat con mi amiga y me metí en el de Eli, seguía conectado. Aproveché para contestarle:
—"Por nada, ayer me pareció verte un poco serio cuando te ibas, por eso".
Apenas le llegó el mensaje, lo vio.
—"Es que me dio miedo el juego y me quedé pensando en eso. Perdón, ya sé que soy un miedoso".
—"Yo también soy un miedoso".
—"No parece, te gustan las cosas de terror".
—"Sí, pero porque mi prima y yo nos pasamos viendo y jugando esas cosas. Me dan miedo algunas cosas, como el mar. No te sientas mal por tenerle miedo a algo, todos tenemos miedo".
—"¿Te puedo decir algo sin que te enojes?"
—"Lo que quieras".
—"No entiendo por qué te juntás tanto con Juanma, Vicente y Mili, vos no sos como ellos. Vos sí tratás bien a todos siempre, no cuando te conviene".
—"No me gusta llevarme mal con nadie. Pero en realidad ellos sí me están cayendo mal. Me molestó bastante que Juanma te pegara el pelotazo".
—"Siempre fue así, nada más me trata bien cuando quiere algo". —Siguió escribiendo—. "Me gusta más cuando vos te acercás a nosotros".
Sonreí, me alegraba que me quisiera tener en su grupo, más que nada que quisiera estar conmigo. Seguimos hablando un poco más hasta que no pude aguantar más el hambre que tenía, me despedí de él, dejé el celular y fui a arreglarme antes de ir a desayunar. Mi mamá me saludó con un beso en la frente, me pidió que me sentara antes de ir a la cocina a servirme la leche. Mi tía me miró con una sonrisita, llenó el mate y lo dejó donde estaba sentada mi mamá, ella volvió con mi taza, la puso adelante mío antes de sentarse también. Desayuné escuchándolas hablar de una amiga que tenían desde que eran chicas. Me acordé, de repente, que no le había contestado a Lu. Terminé de desayunar, dejé mi taza en la cocina y fui a mi cuarto a agarrar mi celular para contestarle a Lu.
—"Yo tampoco entiendo por qué no puedo dejar de pensar en eso".
***
Me pasé lo que quedaba del sábado jugando videojuegos y viendo videos con mi prima cuando me dejaba ver la pantalla de su celular o cuando no le llegaban mensajes que no quería que viera. Casi no presté atención a mi celular, no quería pensar en Eli, me seguía dando un poco de vergüenza lo que había pasado. Sabía que Lourdes tenía razón, que no era para tanto, que lo hacía con ella también, pero era para molestarla, a Eli no quería molestarlo. No sabía qué quería con eso. Después de molestar a Ana un rato, me metí en mi cuarto y me tiré en la cama. No tenía nada más que hacer, o al menos no se me ocurría nada para pasar el tiempo. De repente, mi celular empezó a sonar, me levanté sin ganas, lo agarré y miré la pantalla, era Lu haciendo una videollamada. Conecté los auriculares y contesté mientras volvía a acostarme en la cama.