Chicle sabor frutilla

Capítulo 17

Narra Elías

Me estaba acostando cuando Tehuel me empezó a mandar mensajes. Abrí su chat, eran capturas de pantalla de una conversación, las leí, era de un grupo donde hablaban Juanma, Mili y Vicente. Nos estaban insultando a mis amigos y a mí por ser "raritos". Me molestó bastante, más que nada porque lo habían metido a Tehuel porque querían hacer que nos tratara igual. Se las reenvié a mis amigos en el grupo que teníamos. No las vieron, pero no me importaba, volví a entrar al chat de Tehuel.

—"Gracias por mandármelo".

"De nada. Me molesta que sean así con vos. Nunca les hiciste nada".

La cara me ardía, también estaban hablando mal de mis amigos, pero él solamente me lo decía a mí. Me sentía raro de nuevo. Miré la pantalla hasta que se apagó sin saber qué contestarle, no entendía por qué me ponía así a veces cuando él decía algo, me daba vergüenza, pero a la vez me hacía feliz que pensara en mí más que en los chicos. ¿Era malo o raro eso?

—"A mí también me molesta, pero ellos siempre fueron así". —Me quedé mirando la pantalla un ratito—. "¿Por qué te metiste en su grupo?"

"Ellos me metieron, creo que fue Juanma. Ya estaban hablando de ustedes, estaba jugando y me empezaron a llegar los mensajes".

—"¿Les dijiste algo?"

"No. Estoy enojado, no quiero terminar peleándome con ellos. Silencié el grupo". —Siguió escribiendo—. "Eli, no tiene nada que ver, pero mi hermanita quiere que Sofi y vos vengan".

—"¿Quiere que yo vaya también?"

"Sí, para que estés conmigo".

Me di cuenta que estaba sonriendo con ese mensaje, me gustaba estar con él siempre y que Natalia estuviera invitando a Sofi era la excusa perfecta. Le contesté que le tenía que preguntar a mamá, bloqueé el celular, lo tiré arriba de la cama y salí del cuarto lo más rápido que pude para ir al comedor. Estaba hablando con papá mientras miraban la tele. Me acerqué a ellos.

—¿Sofi y yo podemos ir a la casa de Tehuel?

—¿Ahora? —Papá se rio—. Es un poco tarde.

—No sé cuándo quieren que vayamos, pero Tehuel me dijo que su hermanita nos invitó a los dos.

—Bueno, Eli, después vemos. Andá a acostarte ahora.

Mamá me dio un beso en la frente saludándome, papá me saludó con la mano para que me fuera ya a acostar. Volví a mi cuarto, cerré la puerta y me tiré en la cama antes de agarrar el celular.

—"Mi mamá dijo que iba a ver lo de ir a tu casa, seguro habla con tu mamá".

Escribí lo más rápido que pude y se lo mandé a Tehuel.

"Pensé que te habías quedado dormido". —Mandó un emoji riendo—. "Espero que vengas el fin de semana".

Sonreí, yo también quería ir a su casa y estar con él. Era como si se hubiera transformado en mi mejor amigo de un día para el otro. Me pasaba lo mismo cuando conocí a Mati y a Tomi, quería ir a jugar con ellos todo el tiempo, no era como si ahora no quisiera ir a sus casas, ni que nos lleváramos mal, pero con Tehuel sentía que las cosas eran distintas. Quería estar todo el tiempo con él. Pensé de nuevo en lo de Tamara, que era casi lo mismo que pensaba cuando me empezó a gustar, con ella no había hablado nunca, pero siempre quería estar cerca suyo, al menos para mirarla. Con Tehuel podía estar cerca y hablarle sin sentirme tonto, al menos éramos amigos y nos llevábamos bien, y estaba casi seguro que no me odiaría por querer estar más tiempo con él, Tamara sí, parecía que los varones la molestábamos aunque no le hiciéramos nada. Me acomodé en la cama dejando el celular arriba de la mesa que tenía al lado de la cama, me tapé y miré el techo. Si quería pasar todo el tiempo con él, ¿quería decir que me gustaba como Tamara? No me podía gustar un chico, nunca me había gustado uno, pero tampoco me había fijado mucho en otros tampoco. Conocía a mis amigos desde el jardín y a la mayoría de los otros chicos desde primero. Si lo pensaba, Tamara había llegado al colegio el año pasado, era la única que me había llamado la atención hasta ahora y creía que era por eso, por ser nueva. Lo mismo que con Tehuel, él me llamaba la atención porque era nuevo. ¿Sí me gustaba él, entonces?

***

Me había quedado dormido mientras pensaba sin darme cuenta. Me desperté con León entrando a mi cuarto intentando sacar algo. Después se metió Sofi, pero ella se acostó conmigo porque tenía frío. León sacó la pelota de fútbol que me había regalado papá en un cumpleaños y se la llevó. Abracé a Sofi pensando que podía regalarle la pelota a León, como no sabía jugar no la usaba nunca. Miré mi cuarto medio oscuro, estaba la persiana bajada, pero entraba un poco de luz.

—Eli.

—¿Qué?

—Mamá dijo que vayamos a desayunar.

—¿Vos querés ir a desayunar? Yo me quiero quedar en la cama, hace frío.

Ella asintió tapándose casi hasta la cabeza, nos quedamos así un rato, yo miraba en la pared los puntitos que se hacían con el sol. Sofi estaba abrazada a mí como cuando era más chiquita, tenía los ojos cerrados, pero no parecía que se hubiera quedado dormida. Le empecé a tocar los cachetes y después empecé a hacerle cosquillas en el cuello haciendo que se riera. Sonreí antes de decidir levantarme porque ya no aguantaba el hambre, levanté a Sofi y la llevé a upa hasta el comedor. La senté en una de las sillas y me senté al lado suyo, mamá nos retó un poco por quedarnos en la cama, pero después nos sirvió el desayuno mientras León no dejaba de molestar a papá para que salieran ya. Los domingos, él nos llevaba a todos a la plaza, pero yo no tenía ganas de salir y parecía que Sofi estaba igual. Mamá nos sirvió el desayuno, dos tazas de leche con chocolate y un plato de tostadas con manteca para los dos.

—¡Papá, vamos!

—Esperá a tus hermanos, León.

—Yo no quiero ir —dije antes de morder una tostada—. Tengo frío.

—¿Cómo no vas a tener frío si dormís en remera y short? —dijo mamá, yo solamente sonreí.

—¿Vos, Sofi? ¿Venís?




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