Narra Tehuel
Apenas salimos al patio, Milagros se acercó a nosotros y me agarró del brazo para llevarme con Vicente y Juanma. Miré a Eli, pero él no prestó mucha atención y fue a sentarse con Mati. Miré a los chicos, no tenía ganas de estar con ellos, pero no me quedaba otra, no quería que nos lleváramos mal. Intenté prestarles atención, aunque nada de lo que decían me parecía entretenido, hasta que Juanma quiso que jugáramos a la pelota, bueno en realidad íbamos a patear penales para que pudiera jugar Mili también. Al final, solamente patearon Juanma y Vicente, el timbre sonó cuando iba a patear yo. Aproveché para ir con Eli y Mati, también había llegado Tomi, todavía tenía la mochila en la mano. Eli me miró con una sonrisita, haciéndome una seña para que nos quedáramos más atrás.
—No te dejaron patear —dijo dándome un empujoncito con el brazo.
—No me dio tiempo. —Hice un globito con el chicle—. ¿Me estabas mirando?
—Estábamos hablando con Mati y Tomi de como jugaban. Pero nos faltó verte a vos.
—En el otro recreo voy a ser el primero para patear.
—¿No te vas a quedar con nosotros?
—Sí, Tehuel, quedate con nosotros. Eli dijo que te habías bajado un juego nuevo —dijo de repente Mati.
Asentí mirándolo, después volví a mirar a Eli, estaba distraído mirando para otro lado. Acerqué mi mano a la suya, pegó un salto mirándome, tenía los cachetes un poco rojos. Sonreí pensando que era lindo, me gustaba verlo colorado. Sentí que ahora era él que tocaba mi mano, pero se separó rápido, sabía que tenía miedo que nos vieran. Cuando llegamos al aula, vi que en mi lado del banco había un papel doblado. Me senté y lo abrí, era una carta de Romina con stickers de corazones y dibujos por todos lados. No la leí, pensé que ya sabía qué iba a decir o que ya me lo había dicho cuando se me declaró. Miré a Eli, él también miraba la carta, pero tenía una cara rara, por ahí le molestaba o se había enojado. Dejé la hoja doblada abajo de mi cartuchera y volví a mirarlo, seguía con la misma cara, pero ahora miraba a su carpeta.
«¿Estás enojado?»
Le escribí en una hoja antes de pasársela, él la leyó, me miró y negó con la cabeza.
«¿Seguro?»
Volví a escribir.
«Sí. Pero me molesta un poco eso.»
«¿Qué cosa?»
«La carta de Romina.»
«Ella no me gusta.»
Puso la punta de la lapicera en la hoja, pero no escribió nada, acerqué la mano a la suya y la acaricié con los dedos. Vi que su cara se ponía un poco roja de nuevo. No me miró, lo único que hizo fue escribir un "ya sé" y dibujar un corazón, después dobló la hoja para dejarla en el medio del banco. La agarré y la puse adentro de mi carpeta para que nadie la viera. Miré el pizarrón, estaba lleno de ejercicios para hacer y yo no había prestado atención a nada, me giré a Eli, él estaba haciendo la tarea como si nada. Me acerqué a él un poco para mirar como estaba haciendo la tarea, aunque me distraje mirándolo. Ana tenía razón, él me gustaba bastante. Miré a los demás, nadie me prestaba atención por suerte, no quería terminar haciendo que molestaran a Eli.
***
Cuando sonó el timbre de salida, guardé mis cosas, agarré mi mochila y salí con los chicos al pasillo para bajar con la seño al patio. Bajamos hablando, parecía que Eli se había olvidado de la carta que Romina me había dejado en el banco, ahora se reía con nosotros y no estaba tan serio. En el patio, quise acomodarme con ellos, pero Vicente me agarró del buzo para llevarme con él y Juanma. Empezaron a hablar mal de nuestros compañeros como siempre, querían decirme que ya no me juntara con Eli y los chicos, que eran raros, que iban a dejar de hablarme todos si seguía con ellos. La verdad, no me importaba, prefería estar con Eli, aunque los demás ya no me hablaran. Me quedé con ellos hasta que salimos, ellos se fueron con sus mamás y yo con la mía, que hablaba con la mamá de Eli. Cuando me acerqué, lo vi peleando con su hermano. Me paré atrás de León, su hermano me miró, me hizo una seña para que lo agarrara por atrás. Hice lo que me pidió y lo agarré por la espalda, León se giró para mirarme, se soltó y se fue con su mamá.
—Gracias, el molesto le quería pegar a Sofi.
—Tu hermanito se enoja fácil, ¿no? —Asintió.
—Tiene celos de nuestra hermanita, antes era el bebé y podía hacer lo que quisiera, ahora ya no, por eso se enoja. —Se quedó callado un rato—. ¿Por qué te fuiste con Juanma y Vicente?
—Porque me llevaron. —Me acerqué un poco más a él, los dos nos paramos contra la reja que había en la vereda—. Me dijeron que no me juntara más con vos.
—¿Les vas a hacer caso?
—Sabés que no —Me acerqué un poco más a él y bajé la voz—. Ahora quiero estar con vos, no más.
Sus cachetes se pusieron colorados, sonreí. Sentí que pasaba sus dedos por los míos, esperaba que no nos vieran nuestras mamás o nuestros hermanos, León podía seguir enojado con nosotros y decirles. Estuvimos un rato así, hasta que la mamá de Eli dijo que íbamos a ir mi mamá, Nati y yo a su casa para pasar la tarde. Eli y yo nos miramos, podíamos pasar un rato más juntos. Caminamos un poco más atrás que todos, hablando y molestándonos, a veces León se giraba a nosotros para molestar a su hermano mayor, aunque siempre lo terminaban retando. Cuando llegamos, nuestras mamás y hermanos fueron por un ascensor, Eli y yo por otro. No eran muchos pisos, pero él aprovechó para agarrarme la mano, seguía poniéndose colorado cuando lo hacía. Apreté un poco su mano antes de soltarlo porque ya estábamos llegando al piso. Cuando salimos, su mamá lo esperaba en la puerta, ellos habían llegado antes. Apenas entramos, Eli me agarró la mano de nuevo y me llevó a su cuarto, después cerró la puerta, miré alrededor, era más grande que el mío y parecía que dormía solo, yo tenía que compartir mi habitación con Nati. Dejamos las mochilas en un costado y nos sentamos en la cama callados. Me di cuenta que en las paredes tenía sus dibujos pegados, también tenía algunos posters de dibujos.