Narra Tehuel
Me separé de Eli cuando escuché esa voz, me giré, era un nene de otro grado, no sabía de cual, no lo conocía. Él salió del baño, Eli y yo nos miramos antes de salir esperando que no le dijera nada a nadie, aunque sabíamos que iba a hacerlo. Mi tía se acercó a nosotros mirándonos seria.
—Tehuel, vengan, tenemos que hablar.
Asentí con miedo y miré a Eli, que estaba mirando el piso. La seguimos, primero pensé que íbamos a ir a la dirección, pero nos hizo ir hasta su aula que estaba vacía, seguramente el nene era su alumno. Nos mandó a sentarnos, ella cerró la puerta y se acercó a nosotros para sentarse al frente. Me miró haciendo que me diera miedo por lo que iba a pasar.
—Chicos, no voy a hacerlos hablar con el director ahora, pero sepan que voy a tener que hablar con los chicos porque ellos van a empezar a contarse que los vieron besarse. —Dejó de hablar sin dejar de mirarme—. Me hubiera gustado que me dijeras esto, Tehuel, pensé que me tenías confianza.
Bajé la cabeza con vergüenza, no sabía qué decirle, no había pensado en decirle nada a ella, en la única que pensaba era en mi mamá y en lo que podía hacer si se enteraba. Podría haberle dicho algo a ella, seguro que me ayudaba a hablar. Escuché que ella suspiraba.
—Miren, me parece bien que se gusten o que quieran darse su primer beso, pero acá no. Acá pueden pasar estas cosas, pueden tener problemas. Y no digo que no van a tenerlo ahora. —La miré antes de mirar a Eli, después volví a mirarla—. Voy a hablar con tu mamá, Tehuel, y estoy segura que va a hablar con la de Elías.
—No, tía…
—Tenés que decirle.
—Pero voy a meter en problemas a Eli.
—Pachu, mis papás ya saben.
—¿Pachu? —dijo mi tía, la cara empezó a arderme—. ¡No me digas! Pensé que no le decías a nadie ese apodo.
—Es que…
—Perdón… —dijo Eli.
—No, Elías, no te disculpes, me parece bien que estén juntos, pero tienen que tener cuidado. El colegio no es un lugar para estas cosas, tienen suerte que el nene que los vio era mi alumno, si les decían algo a otra seño, seguro que iban a tener que hablar con el director. Traten de cuidarse, ¿sí? —Me miró—. Y con vos hablábamos en casa. Ahora, vayan al recreo.
Los dos nos levantamos y salimos para ir al patio, fuimos con los chicos, seguían en el banco sentados hablando. Tomi tenía un paquete de papas fritas en la mano, seguro lo había comprado mientras no estábamos. Eli se sentó con ellos, yo me quedé parado un poco nervioso, después de salir de acá, iba a tener que hablar con mi mamá, sabía que mi tía me iba a ayudar, pero tenía miedo igual de lo que iba a pasar. ¿Y si se enojaba?
***
Mi tía me vino a buscar cuando estábamos en las dos últimas horas de clases. Guardé mis útiles, saludé a Eli con la mano antes de salir al pasillo, ahí estaba mi hermanita que me agarró la mano. Los tres bajamos y fuimos a la puerta de entrada, mi tía nos pidió que esperáramos un rato afuera de la dirección, después ella entró. Escuché que Nati me decía cosas, pero no podía prestarle atención, nada más pensaba en lo que había pasado hoy y en que ahora tenía que decirle a mi mamá lo que había pasado con Eli, que nos habían visto, que se lo dijeron a mi tía. Ella salió un rato después, saludó a la secretaria y nos sacó del colegio. Caminamos hasta casa escuchando a Nati hablar, seguramente de cómo le había ido en el jardín, pero no le presté atención. Apenas me di cuenta que llegamos a casa cuando mi hermanita corrió a abrazar a mi mamá.
—Ara, Tehuel te tiene que decir algo.
Miré a mi tía y después a mi mamá. De repente me temblaba todo el cuerpo. Mi mamá dejó a mi hermanita ir con Ana, después se sentó en un lado del sillón, mi tía en el otro dejándome el lugar del centro a mí. Puse la mochila a un costado y me senté sin mirar a ninguna, solamente miraba al frente o a mis manos. Mi tía empezó a contarle a mi mamá que hoy habíamos hablado por algo, pero no le dijo qué había pasado en realidad.
—Bueno, Pachu, te escucho.
No dije nada, no sabía cómo empezar a hablar. Seguía con miedo a que se enojara y me castigara sin dejarme ver a Eli.
—Tehuel, dale, no va a pasar nada —dijo mi tía.
—¿Te pasó algo?
—No… —Sentí que mi voz temblaba—. U-un nene…
—Después le cuento eso, Pachu, contale lo otro.
Asentí.
—M-me gusta Eli…
—Ay, hijo, ¡pensé que te había pasado algo! Me asustaste.
—¿Ves? Te dije que no iba a pasar nada, Pachu.
Miré a mi tía y después a mi mamá.
—¿No estás enojada?
—No, mi amor, ¿por qué me iba a enojar? Creo que ya estás entrando en la edad. —Me pasó la mano por el cachete—. Ahora entiendo por qué te importaba tanto Eli.
Me sonrió, después miró a mi tía antes de pedirme que fuera a mi cuarto mientras preparaba la merienda para mí y Nati. Me levanté, agarré mi mochila y fui a mi cuarto a dejarla antes de ir con mi prima y mi hermana. Ellas estaban haciendo un tiktok juntas, aunque parecía que solamente Ana hacía lo que quería grabar en el video, mi hermana saltaba riéndose. Ana me miró, después agarró el celular y paró el video, ella sonrió.
—¿Te mandaste una cagada? —Negué con la cabeza—. Entonces, ¿qué pasó?
—Un nene nos vio a Eli y a mí besarnos y fue a decirle a tu mamá. Ella me dijo que tenía que contarle a mi mamá.
—Que boludo sos, Pachu. —Se rió—. Bueno, pero ¿qué te dijo tu mamá?
—Nada, que pensaba que me había pasado algo grave.
—¿Ves? Te dije que no iba a pasar nada si le decías.
—Bueno, tenía miedo igual.
Mi prima me sonrió queriendo hacerme burla, pero yo también le sonreí. Estaba contento porque mi mamá no estaba enojada. Aunque podía retarme por lo que le iba a decir mi tía ahora sobre el nene que nos había visto a Eli y a mí, pero no me importaba tanto, por ahí me decía lo mismo que mi tía, que teníamos que tener cuidado y no hacer esas cosas en el colegio. Esperaba que dijera eso, la verdad, no quería terminar castigado. Después de un rato de ver a mi hermana y a mi prima grabarse, fui a mi cuarto para tirarme a la cama con mi celular, le mandé un mensaje a Eli contándole lo que había pasado cuando llegué, aunque en realidad no habíamos hablado mucho, me alegraba que no se enojara. Esperé a que me contestara, pero mi merienda llegó antes, mi mamá me dejó la chocolatada con unas galletitas en el escritorio, se acercó a mí, me dio un beso en la frente y se sentó en la cama. Me senté a merendar seguro que me iba a decir algo de lo que había pasado en el colegio y cómo se había enterado mi tía que me gustaba Elías. Pensé que no parecía enojada, tampoco estaba seria, cuando me miraba sonreía, por ahí no me iba a retar.