Chicle sabor frutilla

Capítulo 35

Narra Elías

Vi el mensaje de Tehuel, lo leí rápido y suspiré más tranquilo, me ponía contento que no lo hubieran castigado y que su mamá no se enojara. Miré la hoja de mi carpeta, tenía que terminar mi tarea, ahora al menos podía estar más concentrado en lo que tenía que hacer. Aunque ahora tenía más ganas de hablar con él que antes, pensé que no tendría que haber leído su mensaje. Tomé un sorbo de chocolatada antes de seguir con la tarea, ya me quedaba poco. Cuando terminé, agarré el celular para contestarle a Tehuel.

—“Perdón, tenía que terminar la tarea. Me alegra que no te hayan retado. ¿Vamos a poder seguir viéndonos después de la escuela?”

Después de mandarle el mensaje, me metí en el grupo con mis amigos, estaban hablando de un juego que no conocía, parecía que era nuevo. Empecé a hablarles mientras esperaba a que Tehuel me contestara. Aunque me fijaba si había visto mi respuesta después de mandar un mensaje en el grupo. Pensé que estaría haciendo la tarea, que seguro le había pasado Mili, si no le habían dejado de hablar por mi culpa, después de que los retaran por lo que estaban haciendo, seguro que ya no lo querían con ellos. De repente, me acordé que no había terminado de merendar, me terminé la chocolatada, metí el celular en mi bolsillo, agarré el vaso y lo llevé a la cocina, vi que mamá estaba sentada en la mesa con Sofi, mientras mi hermano jugaba con mis videojuegos. A mamá no le gustaba que jugara en día de semana, pero estaba seguro que había molestado tanto que ella se cansó y lo dejó, siempre hacía eso con mamá, la mayoría de veces no funcionaba con ninguno de los tres, pero a veces León sacaba lo que quería por el cansancio. Mi hermanita levantó la hoja que tenía para mostrarme su dibujo de nosotros. Sonreí, a veces ella decía que quería dibujar como yo. Le dije que estaba lindo pensando en sentarme con ellas a dibujar, pero sentí mi celular vibrar en mi bolsillo, esperaba que fuera Tehuel, pero no quería verlo acá, por las dudas, me daría vergüenza que mamá o mis hermanos vieran lo que nos mandábamos, aunque Sofi no sabía leer todavía. Volví a mi cuarto, saqué mi celular y revisé los mensajes, era Tehuel contándome que había hablado con su mamá y que iba a llamar a la mía ahora para decirle lo que había pasado en la escuela. Sentí la cara arderme, le iba a contar sobre el beso, sobre el nene que nos encontró, que nos besamos en el colegio. Ya sabía que ella me iba a decir algo, o le iba a decir a papá que me rete. Esperaba que no me castigaran. Me acosté en la cama para hablar con Tehuel, los dos sabíamos que me iban a dar una charla sobre lo que pasó.

—“¿Tenés miedo?

—“Solamente a que me castiguen”.

—“Espero que no. A mí, mi mamá me dijo que no iba a la escuela para eso”. —Siguió escribiendo—. “Igual, me dijo lo mismo que mi tía, así que, no creo que esté enojada o algo así”.

Escuché, de repente, la voz de mi mamá, seguro estaba hablando con la mamá de Tehuel.

—“Creo que mi mamá está hablando con la tuya”.

—“Espero que no te castiguen. Me gustaría que vinieras a mi casa el fin de semana”.

—“¿Tu mamá te va a dejar?”

—“Creo que sí, si no tenemos nada que hacer”. —Iba a contestarle, pero siguió escribiendo—. “Eli, te quiero”.

Sentí la cara entera arderme y el corazón latirme muy rápido. Me gustaba que le saliera tan fácil decir eso de la nada. La pantalla se apagó dejándome ver mi reflejo, estaba sonriendo sin darme cuenta. Prendí de nuevo la pantalla de mi celular para responderle.

—“Yo también te quiero, Pachu”.

Seguimos hablando un rato más, después me despedí, me levanté, agarré ropa y me metí en el baño para bañarme antes de tener que hablar con mamá. Prefería esperar hasta la hora de la comida, que sabía que me iban a decir algo. Abrí la canilla de agua caliente, me saqué la ropa y me metí abajo de la ducha. Me quedé ahí hasta que mamá me llamó de afuera para que saliera de una vez. Me terminé de bañar rápido, salí y me vestí para ir a comer. Papá estaba poniendo la mesa y sentando a mis hermanos, cuando yo me senté, se acercó para ponerme el plato y besarme en la frente. Mamá vino a servirnos la comida, los dos se sentaron y empezaron a hablar del trabajo de papá. Como no entendía nada, miré mi plato mientras comía.

—Eli —Miré a mamá—, me llamó la mamá de Tehuel, me contó que un nene los vio a Tehuel y a vos besándose.

—Ay, Eli, ¿en serio? —dijo papá, yo nada más asentí—. Bueno, entiendo que no puedan aguantar en el colegio, pero tienen que hacerlo.

—Sí, Eli, no quiero que te pongan notas en el cuaderno por eso, ni que termines en la dirección todo el tiempo.

—Perdón…

—No pasa nada, hijo, sabemos que te gusta ese nene, pero el colegio no es el lugar.

Sentí que mamá, que estaba al lado mío hoy, me pasaba la mano por el pelo. Después me dio un beso en la frente. Seguimos comiendo, yo estaba un poco más tranquilo ahora, aunque no me gustara que mi hermano supiera lo que había pasado, ni que me gustaba Tehuel. Cuando terminamos de comer, me fui directamente a mi cuarto escuchando al pesado de mi hermano, no dejaba de decirme cosas de Tehuel, era un pesado. Cerré la puerta dejando que siguiera molestando, pero en el pasillo, agarré mi celular antes de tirarme en la cama, revisé los mensajes, Tehuel me había mandado el emoji de un corazón, pero no había dicho nada más. Los chicos se habían puesto a jugar mientras yo estaba comiendo, así que no tenía nada más que hacer. Abrí YouTube y busqué algún video para mirar hasta que mis amigos terminaran de jugar, se aburrieran o pensaran que estaba muy callado.

***

Me desperté cuando mamá vino a llamarme, abrí los ojos sin saber qué día era, si tenía que ir al colegio o no, aunque, cuando vi que ponía mi guardapolvo en el respaldo de la silla del escritorio, me di cuenta que sí. Miré la cama buscando mi celular, pero lo encontré arriba de la mesa de luz. Me acordé que estaba mirando videos acostado, seguro que me había quedado dormido y mamá o papá me habían metido en la cama, seguía con la ropa que había usado para ir a la escuela ayer. Me levanté, me fui al baño para prepararme, después volvía a mi cuarto, me cambié y me puse el guardapolvo. Me senté en la cama para mirar mi celular, pero no encendía la pantalla aunque presionara el botón varias veces, agarré el cargador y lo conecté, la pantalla se prendió mostrando el dibujito de la batería que se estaba cargando. Me quedé mirándolo con sueño hasta que me llamó mamá a desayunar. Me levanté, agarré mi mochila y fui al comedor a sentarme.




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