Cicatrices

1. RECUERDOS.

 

La lluvia cae porque las nubes ya no pueden soportar el peso,

 las lágrimas caen porque el corazón ya no puede soportar el dolor...



 

***

El agua se filtra por mis fosas nasales conforme me voy hundiendo en la bañera, el líquido vital se va tiñendo de rojo mientras mis muñecas sangran y mi mente divaga entre montones de recuerdos. Una historia se narra, la película avanza mostrando una existencia plena, imágenes de momentos felices y otras un tanto tristes, escenas que se repiten en mi mente a manera de flashback mostrando a una chica feliz y conforme con su vida, aquella persona optimista que siempre les encontraba el lado bueno a las cosas.

Un guiñapo, ese intento de persona, estos ojos vacíos que me devuelven la mirada cada vez que me observo en un espejo.

¿Quién es esa persona?

No logro identificarla, ya no me reconozco. Todo mi interior está seco y marchito, ya no siento nada.

Todo el dolor queda atrás mientras la oscuridad me abraza y la paz, algo que todos estos días he sentido lejano, me envuelve de a poco.

***

 

—Eso es todo por el día de hoy, ya pueden retirarse.

 

¡Palabras mágicas!

Fue lo único que necesitó decir el profesor para que la mayoría abandonara el salón como si de una estampida se tratase. En menos de dos minutos el aula se encontraba vacía. Además de mi persona se encontraban alumnos que reconozco como miembros de algunos clubs de lectura o ciencias, y el profesor que borra el tablero con toda la paciencia del mundo. Subo las mangas de mi buzo a para después acomodar mi cabello en una coleta pues este parece querer actuar por cuenta propia, tomo mi bolsa y abandono el salón a paso lento luego de despedirme con unas cortas palabras del profesor y de mis compañeros. En medio del pasillo mi estómago decide hacer acto de presencia, generando algunos pequeños sonidos y atrayendo una que otra mirada burlona. Algo avergonzada apresuró el paso en dirección a la cafetería.

Llegó hasta la plazoleta de comidas y me formo en la larga fila, cuando llega mi turno saludo a la trabajadora porque obviamente la educación siempre tiene que ir por delante, luego pido un vaso de jugo de naranja, también un donut relleno con mermelada de fresa y una barrita energética. Saco mi tarjeta de estudiante la cual también tiene un fondo de cafetería para los estudiantes becados y la paso por la caja para validar mi compra, cuando me entregan mi pedido doy las gracias a la encargada y volteo mirando a mi alrededor, divisó una mesa no muy apartada a la cual me dirijo, deposito la bandeja, luego el bolso en una silla y finalmente tomó asiento. Le doy un largo trago al jugo y una gran mordida a mi donut, después extraigo de mi bolso EL TÚNEL, de Ernesto Sábato. Un libro que he leído varias veces, pero su trama me encanta además de ser un libro corto y de fácil lectura.

 

Estoy muy sumergida en mi lectura motivo por el cual no percato de la sombra que se ciñe a mis espaldas, casi doy un brinco hasta el techo al oír a una chica gritar, me imagino uno y mil escenarios, pero nada me prepara para lo que encuentro nada más alzar la mirada. La chica escandalosa que grita como loca es mi amiga, la única chica que en toda mi vida he podido considerar de esa forma, Maddi.  Por lo menos yo la considero de esa manera pues debido a sus acciones no puedo asegurar que ella lo haga todavía. Desde hace algunas semanas no parece ser la misma conmigo, se la pasa con un grupo de chicos "populares" y no por cosas habituales de chicos universitarios. Se dice que han hecho cosas horribles pero que no se divulgan por el abolengo de su apellido, razón por la cual, para la universidad el tema de expulsarlos queda totalmente descartado. Volviendo al tema inicial, mi queridísima amiga últimamente en cuanto le hablo o la llamo a casa siempre me evade, nunca esta y cree que no me doy cuenta de que solo me evita. Una chica de cabello rubio y hermosos ojos azules que, sorprendentemente y como si nada hubiera pasado en todo este tiempo corre hacia mí. Todos a nuestro alrededor la observan como si le faltara un tornillo, yo misma estoy segura que algo no está bien en esa cabeza suya, y aun así, deschavetada y todo la quiero como si fuera una hermana.

—Bueno, ¿a ti que te pasa? —le digo al tiempo que mi mano se dirige hacia mi pecho. Donde mi corazón pega como si fuera un tambor.

—Debiste de haber visto tu cara, —su voz suena fuerte mientras se dobla a causa risa. —Lastima no haber tenido una cámara para grabar tu expresión.

La observo ofendida.

Frunzo el ceño y retomo la lectura, haciendo un esfuerzo por ignorarla al igual que ella lo ha hecho conmigo últimamente, pero ella parece no entender mi nulo interés de hablar con ella.

el libro es arrancado de mis manos, siempre que me ve un texto que según ella no está relacionado con mi carrera, lo tira de mala manera en la mesa y este cae donde se encuentra el vaso que aun contiene líquido, lo tomo rápidamente verificando que no se haya salpicado, pero para mí mala suerte unas cuantas gotas se encuentran esparcidas.  La miro mal y resoplo con exasperación.

—sabes cuanto cuido mis libros y no entiendo porque vienes acá y lo tiras como si fuera basura —tomo una servilleta para secarlo, menos mal y era de tapa dura, continuo. —Hace semanas ni me diriges la palabra, me ignoras y ahora apareces como si nada hubiera pasado, -niego —La verdad yo no te entiendo cual es tu juego.




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