Cicatrices de traición

Capitulo 4

Valeria se despertó con la primera luz del amanecer filtrándose a través de las cortinas del hotel. Su mente seguía trabajando, analizando cada detalle de los encuentros del día anterior. Tenía que ser cautelosa y precisa en cada paso. Laura y Alejandro eran solo el comienzo; debía profundizar más para desentrañar toda la red de traición.

El primer punto del día sería concretar una sesión privada con Laura. Valeria sacó la tarjeta que Laura le había dado y marcó el número.

—Hola, Laura. Soy Valeria Montenegro. Me encantaría coordinar una sesión privada contigo esta semana. ¿Tienes algún espacio disponible? —preguntó con voz amable.

—¡Hola, Valeria! Claro, tengo un espacio disponible el jueves por la mañana. ¿Te vendría bien a las 10? —respondió Laura.

—Perfecto, allí estaré. Gracias, Laura.

Con eso arreglado, Valeria se dispuso a investigar más sobre la vida actual de Alejandro. Sabía que el abogado tenía muchos secretos enterrados, y estaba decidida a desenterrarlos todos. Se dirigió a la biblioteca local, donde podría acceder a archivos antiguos y documentos públicos.

Pasó la mañana revisando artículos de periódicos y registros legales, recopilando información sobre los casos en los que Alejandro había trabajado. Cuanto más leía, más evidente se hacía que Alejandro había manipulado el sistema en su favor durante años, usando su poder para ocultar la verdad y proteger a los culpables.

Valeria tomó nota de los nombres y detalles importantes, construyendo una imagen más clara de cómo Alejandro y Javier habían mantenido su control sobre el pueblo. Cuando sintió que tenía suficiente información, decidió hacer una visita sorpresa a la oficina de Alejandro.

La recepción en el despacho de Alejandro era elegante y profesional. Valeria se acercó a la recepcionista con una sonrisa.

—Buenos días, soy Valeria Montenegro. Tengo una entrevista con el señor Alejandro. No estaba programada, pero espero que pueda recibirnos —dijo con confianza.

La recepcionista hizo una llamada rápida y luego asintió.

—El señor Alejandro puede recibirla ahora. Por favor, sígame.

Valeria fue conducida a una oficina amplia y luminosa, donde Alejandro la esperaba detrás de su escritorio. Él la saludó con una sonrisa.

—Valeria, qué sorpresa agradable. ¿Qué te trae por aquí hoy?

Valeria se sentó y abrió su cuaderno.

—Gracias por recibirme. He estado investigando sobre algunos casos legales recientes y me interesan mucho tus perspectivas. Hay ciertos aspectos que me gustaría discutir contigo.

Alejandro asintió, interesado.

—Por supuesto, estaré encantado de ayudarte.

Comenzaron a hablar sobre varios casos, y Valeria dirigió la conversación hacia áreas más sensibles, tratando de obtener información sobre las conexiones y alianzas de Alejandro. Notó que él se volvía más cauteloso, pero su habilidad para manipular la conversación le permitió extraer pequeños fragmentos de información crucial.

Después de una hora de conversación, Valeria sintió que había logrado avanzar.

—Gracias por tu tiempo, Alejandro. Has sido de gran ayuda para mi investigación —dijo, levantándose para irse.

Alejandro se levantó y le estrechó la mano.

—El placer es mío, Valeria. Si necesitas más información, no dudes en contactarme.

Mientras salía de la oficina, Valeria se sintió satisfecha. Había obtenido más de lo que esperaba, y cada pieza del rompecabezas la acercaba más a su objetivo.

Regresó al hotel para revisar sus notas y planear su próximo movimiento. El jueves se acercaba, y su sesión privada con Laura sería crucial. Valeria sabía que debía aprovechar cada oportunidad para acercarse a la verdad y desmantelar la red de traición.

Esa noche, Valeria se permitió un momento de reflexión. Miró las notas y fotografías esparcidas sobre la mesa, cada una representando un fragmento de su pasado y un paso hacia su venganza. Se prometió a sí misma que no dejaría que nadie más sufriera como ella. Haría justicia, aunque tuviera que destruir todo a su paso.

Con esa determinación, Valeria apagó la luz y se preparó para el día siguiente. Sabía que el camino sería largo y peligroso, pero estaba lista para enfrentarlo con cada fibra de su ser.




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