Capítulo 20: Y el Amor Vivió Para Siempre

El avión aterrizó suavemente sobre la pista. Las ruedas chirriaron un poco, pero Akihiro y Ren ni siquiera se inmutaron. Iban tomados de la mano, dormidos uno al lado del otro, con una paz que solo se gana después de haber cruzado tormentas.

Volver a casa después de la luna de miel en Grecia no era un final triste. Al contrario, era el inicio de su verdadera vida juntos.

—

Una semana después, sin prisas ni compromisos, Ren y Akihiro salieron a caminar por aquel parque donde tantas cosas habían comenzado.
Donde Ren, en otro tiempo, pensó en rendirse…
Y donde, sin saberlo, Akihiro lo salvó.

El atardecer caía lentamente, pintando el cielo con tonos anaranjados y rosados. Las hojas de los árboles danzaban con el viento suave, y los pájaros entonaban sus últimas melodías del día.

Ren, vestido con su nuevo estilo sencillo y fresco, se sentó en la banca de siempre. Akihiro lo acompañó, cruzando una pierna y dejándose caer con un suspiro profundo.

—Este lugar me trae recuerdos… —dijo Ren, entrecerrando los ojos—. Aquí todo empezó, ¿verdad?

Akihiro lo miró con una sonrisa nostálgica.

—Sí… Ese día noté algo en tus ojos. Algo roto. Y supe que tenía que acercarme.

—Y yo pensé que eras un metiche con mala puntería para las palabras.

Ambos rieron. La risa ya no era forzada, ni contenida. Era libre.

—

El silencio se hizo cómodo entre ellos. El tipo de silencio que solo dos personas que se aman de verdad pueden compartir.

Ren apoyó la cabeza sobre el hombro de Akihiro.

—Gracias por enseñarme que el amor no duele.

Akihiro entrelazó sus dedos con los de él.

—Gracias por confiar en mí… por volver a creer.

—¿Sabes qué me gustaría hacer ahora? —preguntó Ren, con voz suave.

—¿Qué?

—Seguir viniendo a este parque cada año, el mismo día, a la misma hora. Para recordar cómo empezó todo.

—¿Aunque estemos viejos?

—Especialmente cuando estemos viejos.

Ambos sonrieron, mirando el sol ocultarse lentamente detrás de los árboles.