XXXVII

Pasé por Luz, ya en traje y ella, como de costumbre, deslumbrante con el vestido negro. Mike venía también y entraría con Jessica, Barbie iría con un tipo de universidad.

Llegamos a la fiesta y al entrar, nos tomaron la foto; increíblemente, después de cinco extraordinarios y una lucha épica, terminé la escuela. Eso era algo de celebrarse. Jessica llegó y ya los cuatro fuimos a la reservación para seis. Esperando a Barbie y a su pareja.

—Y bien, Alex, ¿qué se siente terminar preparatoria?

—Mike, debo admitir que ha sido un verdadero dolor de muelas.

—¿De muelas?

—Sí, un dolor de cabeza es soportable, el de muelas sí que lleva a la locura.

—En eso te entiendo.

Las niñas hablaban entre ellas mientras Mike y yo bromeábamos acerca de todo y disfrutando este día.

—¿Y qué sigue después de esto?

—No sé, amigo —contesté.

—Me da miedo lo que sigue.

—¿A ti? ¿El rey del YOLO?

—A mí, a su majestad.

—¡Cállate!

—¿Qué? ¿A ti no?

—Sí, mucho.

—O sea, High School es algo, pero solo es el principio de lo que viene. Y no sé si pueda con lo que viene.

—Encontraremos el modo.

—Eso espero… ¿Y qué harás con Jessica después de esto?

—Quererla mucho, a donde quiera que vaya.

—Yo decía después de la fiesta.

—Ah, nada, la llevaré a su casa.

—Ya empezaste de cursi.

—Si te pregunto de Luz, te pones peor.

—Brindo por eso.

—¿Y Barbie?

—Quien sabe, de seguro arreglándose, ya ves que no se le da.

—Sí, tal vez.

—¿Sabes que es genial?

—Siempre hubo rivalidades en la escuela, los populares, los rechazados, los listos y los deportistas. Hoy, no hay nada, somos familia.

—Serás, yo sigo siendo la élite.

—Mike…

—Ok, es cierto.

Barbie llegó por fin, con un vestido rojo y muy arreglada (para variar) pero sola.

—Hola chicos.

—¡Hola!

—¿Y tu chico?

—Ahora llega —Barbie le respondió a Mike—, mientras quiero estar con ustedes juntos por última vez.

—¿Última vez? —preguntó Jessica.

—Me admitieron en Berkeley.

—Felicidades, eso es todo —le dije.

—Sí.

Barbie se sentó y empezó a platicar con las chicas, Mike y yo seguimos bromeando un rato hasta que fuimos todos a la pista de baile a (¿qué más?) bailar. Mike incluyó unos shots de vodka a esta actividad.

Estuvimos un par de horas bajo la música hasta que Barbie salió un segundo con Mike a la terraza, no sé qué dijeron pero ella empezó a llorar, él la abrazó. Luz me pidió permiso para salir también porque Barbie era su amiga y claro que se sentía mal por verla mal; me quedé platicando con Jessica acerca del futuro y de Mike y de Luz.

De momento, cuando Luz abrió la puerta, sentí frío, como si hubiera sentido algo malo y, entonces, Lucía corrió saliendo de la fiesta. La seguí pero de pronto, desapareció entre la oscuridad de la noche. Le pregunté a Mike y a Barbie sobre eso y entonces Barbie se puso pálida.

—¿Luz? No la vi venir.

—¿Eh? —No había entendido.

Barbie miró a Mike, él me tomó mi hombro.

—¿Qué pasó?

—Barbie dijo algo sin pensar y si Luz la escuchó, es por eso que se fue.

—¿Qué dijo?

—No puedo…

—Miguel.

—Barbie está triste porque dice que nunca encontrará a nadie como tú, que ya nada es igual desde ese día, que le arruinó la vida y que…

—Que todo estaría mejor sin ella —Barbie lloró.

—Barbie. ¿Qué demonios te pasa?

—Alex, no lo dijo con esa intención…

—No me importa, por favor, ayúdenme a buscarla, no puedo dejarla así.

—Yo iré en mi coche —Barbie se limpió la cara.

—Yo voy a buscar cerca, le diré a Jess que me ayude.

—Yo voy en el mío.

Barbie pidió su auto y yo el mío. Al parecer, los buenos momentos duran poco y los malos, una eternidad.

Aceleré en la inmensidad de la noche, con la corbata suelta y buscando a Luz. Las luces de la ciudad me pasaron por delante y, de nuevo, debía buscarla, en un infinito que amenazaba con desaparecer.