Cien cartas perdidas

Carta 5

 

Me gusta la sensación de ahogo, como la cabeza me martillea y mi cuerpo lucha para intentar salvarse, como busca salir en busca de una bocanada de aire. La primera vez que me intentaron ahogar, las manos de mi agresor eran grandes, fuertes y decididas a lograr su cometido, pero él solo quería asustarme. Cuando emergí de las aguas heladas, mi mente intentaba procesar todo lo que estaba sucediendo ¿Ya estoy muerto? No, lamentablemente no. Luego, me reí por la situación, mi risa broto incontrolablemente y eso enojo a la persona que me quería asustar, lo único que logro fue el descubrimiento de un nuevo gusto: la sensación de morir, pero no morir.

La segunda vez fue por decisión propia, no era un acto suicida, solo quería volver a sentir esa sensación. Me tire al lago, nade a las profundidades e intente mantenerme allí hasta que mi cuerpo no aguanto más, en ese instante pensé “¿Estoy a punto de morirme y no voy a hacer nada para detenerme?”. El momento duro hasta que una persona me “salvo”, me saco de las aguas a pesar de mi lucha constante de ser soltada, escupí el agua y le miré con odio.

Era él y habia arruinado un buen momento para mí.

Mi momento de sentir algo.

Me acosté boca arriba en el césped, observé como el sol se ocultaba, ya ni el frio ni el calor hacían efecto en mí. Llore, no sentía nada, pero igual llore por eso. ¿Cómo es que una persona simplemente puede sentir la sensación de morir? ¿Cómo es que alguien puede enamorarse de la muerte?

Luego de mi “intento suicida” (porque asi le llamaban todos), me internaron en un hospital mental. Los días pasaban rapidos, tanto que llegue a perder la nocion del tiempo y la realidad. Alli yo era la irrealidad enamorada de la muerte, que dormia en una cama fría y no era posible alentarla, donde los sueños eran caídas sin fin y me sentía Alicia, solo que mi país no era de maravillas, sino de maravillas. Yo era quien bailaba a las cuatro de la mañana hasta quedarme sin aire o que los doctores entraban a sedarme.

Un día todo eso se apagó, mi esencia de irrealidad se apagó y fue un golpe puro de realismo. Tendida sobre la cama helada me vi, me vi prisionera del silencio y amante de saborear la libertad, intentando conectar ideas en blanco.

Leyendo esto pensaras que soy una especie de lunático o tal vez no, porque a ti también te sucede lo mismo que a mi ¿O no? Dime ¿también te gusta la sensación a muerte? ¿las voces te juegan malas pasadas? Yo sé que sí.

Encontraras la carta número seis donde a gente disfruta en la inconsciencia, tocando el paraíso y el averno al mismo tiempo.

 

PD: hiciste bien en volver.

 

E.R-

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.