Cien cartas perdidas

Mas del monton

 

 

Lo hice, sí que lo hice, volví al estúpido y demente juego de esta persona lunática ¿Por qué? Anteriormente a las cartas, mi vida era tan sencilla y aburrida, si podía pasar los días pintado, pero comenzaba a quedarme sin inspiración. Comenzaba a ser alguien más del montón, como siempre y no quería, lo que sí quiero es comenzar a sentir algo real, para poder sentirme una persona nuevamente.

Sonrió internamente deleitándome con la música que suena, esta vez es diferente, decidí cambiar lo clásico por algo más nuevo, algo más ruidoso y con gritos. Lo cual me pone bastante eufórica, mi corazón no late por desesperación y miedo, late por energía y adrenalina de la buena, no sentía algo así hace mucho.

Suelto un largo suspiro cuando la canción termina, me quedo mirando a la nada por mi ventana y pensando en mis acciones, las cosas que desencadenara a un futuro.  Entonces toda sensación de euforia se va por un tubo, una sensación amarga me invade y me observo en el espejo, esta no soy yo. La chica con el cabello despeinado, el rostro sudoroso y las mejillas rosadas, no soy yo.

En mi rostro hay color de vida y no me gusta.

Trago duro dejando de lado ese tema, me concentro en la pila de tareas que no hice aun, me rasco la cabeza incomoda, es mucha. Opto por dejarla para mañana, juro organizarme bien y realizarla. No es que no fuera aplicada o algo por estilo, realmente me daba igual el instituto, además esto no me interesaba, lo que significaba un gran peso. Mi cerebro no suele digerir con facilidad las cosas que no me interesan, por lo que la tarea se vuelve aún más horrible y pesada. Pero en lo que, si se interesaba, se obsesiona hasta poder dominarlo o tener el puro conocimiento sobre ello, así es como aprendí a tocar el piano y el violín, como aprendí español, francés e italiano. Como ahora, mi cerebro esta obsesionándose con el tema del desconocido.

Ya pasaron dos días desde que corte mi mano para recibir nuevamente las cartas, fue como pactar con el diablo. Realmente la pista parece sencilla, pero no logro adivinarla. La carta cinco es tan extraña ¿Por qué me cuenta esas cosas? El gran parecido que tenemos el desconocido y yo es espeluznante, por lo que creo que solo me está jugando bromas y mintiendo.

Me refriego el rostro con las manos, me gustaría estar muerta, tal vez así pueda está en paz por fin. Vuelvo a tomar la carta para leer la pista una y otra vez, pero no se me viene nada a la cabeza, solo blanco.

¿Dónde la gente disfruta en la inconsciencia? ¿Paraíso y averno?




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