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Año 1918
Un hombre de 28 años escribía ansiadamente una historia de ciencia ficción, pero comenzó a mezclar sus ideas más retorcidas en la misma. Ese hombre es Howard Phillips Lovecraft, que plasmaba en palabras todo aquello que rondaba su mente.

—Creo que con esto bastará —murmuró para sí mismo, confirmando su obra.

—Señor Lovecraft, tengo algo que le puede interesar —dijo algo, o alguien, desde las sombras de la habitación.

—No molestes, retírate —dijo molesto, mirándolo de reojo.

El anunciante era un hombre de mediana edad, aparentemente el ayudante del escritor. Portaba un reloj de bolsillo y ropa tipo mayordomo, pelo negro con algunos cabellos plateados.

—Señor, su "mascota" trajo una "invitada" —indicó haciendo las comillas con sus dedos, recalcando las palabras mascota e invitada.

—Iré a ver qué trajo —refunfuñó para acto seguido ponerse de pie y dirigirse al vestíbulo principal o sala de estar.

Al llegar, notó que había una chica inconsciente en el centro de la misma. En la mente del escritor pasó la palabra "hermosa", haciendo el plan de usarla en una historia.

—Prepara la habitación de invitados, yo la llevo —indicó Howard para, acto seguido, cargar a Andra y llevarla a la habitación.

Actualidad
Lirio y Grecia hablaban normal, hasta que la rubia notó la ausencia de Andra.

—Oye Li, ¿no estaba An a tu mismo paso? No la veo por ningún lado —comentó Grecia, preocupada.

—Ahora que lo dices, ella se quedó atrás cuando nos llamaste para seguirte el paso, Gre —Respondió Lirio, la chica rubia de ojos avellana, altura un poco baja por unos centímetros a la estatura promedio y tez morena, casi oscura.

—Intentaré llamarla —dijo la ojiverde, pero lo único que escuchó fue un "El número que usted marcó, está fuera del área de servicio".

— ¿Hay algo mal?

—No contesta, parece que no tiene batería —contestó extrañada Grecia

—Hay que dar aviso a los padres de ella —sugirió Lirio.

—Vamos, hay que decirles —aceptó la otra para ir a casa de su amiga desaparecida.