Capítulo 7: El primer día de lluvia

Lloraba Sooje sentado bajo la lluvia en el borde de la alberca.

Ana entró a la recepción de la KSMB vestida formal y llevando bajo el brazo el expediente que completara la noche anterior. Como cualquier visitante, se acercó al mostrador de recepción en busca de información.

A primeras horas de la tarde el flujo de personas por los corredores de las instalaciones disminuía. Mia estaba ocupada con un invitado. Luna y Lia voltearon a mirar a la recién llegada que se acercaba, ofreciéndole de inmediato una sonrisa amable. Lia tomó la iniciativa de darle la bienvenida en inglés.

—Hola. ¿Cómo estás?— se expresó Ana también en inglés—. Vengo por el aviso del periódico, quisiera depositar mi aplicación.

Lia observó a Ana unos segundos con un dejo de confusión impreso en la mirada.

—¿No me he dado a entender?— preguntó Ana en coreano esta vez.

—No, no...— respondió Lia también en coreano—. Me ha parecido entender que usted... desea aplicar para un puesto en esta empresa. ¿Es correcto?

—Así es. Deseo aplicar en el área de producción.

Luna no pudo disimular su sorpresa, incluso Mia desvió la mirada hacia Ana con los ojos muy abiertos, descuidando por un instante al señor que tenía en frente.

—Traje mi portafolios— explicó Ana colocando el documento engargolado sobre el escritorio—. Dentro encontrarán los formularios de aplicación y mis documentos personales anexo al currículo.

Luna, recobrando la compostura se dirigió hacia Ana sonriente.

—Le rogamos nos disculpe. Sólo disponemos de plazas vacantes para nacionales e hijos de nacionales nacidos en el extranjero.

Mia despidió al visitante.

—Oh...— reaccionó Ana titubeante.— Ya veo— agregó y quedó pensativa durante unos segundos.

—¿Algo más en lo que podamos ayudar?— intentó despedirla Luna con gentileza.

—Sin embargo—, dijo Ana de repente, atacada por el destello de una nueva idea— tengo entendido que la KSMB posee sucursales internacionales. 

—Representantes. Así es— confirmó Luna—. Nuestros representantes son 50% extranjeros, 50% coreanos establecidos en el exterior. Pero no producen. Su tarea consiste en promover, vender, difundir el trabajo de nuestros productores aquí. ¿Lo comprende?

—S–sí. Sí— afirmó Ana un tanto decepcionada—. Aun así, por favor, deposite este expediente en Recursos Humanos; al menos servirá para engrosar su base de datos— tendió la carpeta a Luna—. Agradecería me tomaran en cuenta para plazas futuras.

Luna entendió que la extranjera no se iría hasta que recibieran sus documentos.

—Para mí será un placer.

—Muchas gracias— se despidió Ana con una ligera reverencia, y con pasos lentos se dirigió hacia la salida.

 Mia se volvió alarmada a Luna.

—¿Qué haces? ¿Sólo coreanos? ¿50% extranjeros?— Susurró— Nosotras más que nadie conocemos las políticas de la empresa. ¡No es información que nos compete darle! ¡Le recibimos el documento y ya! ¡Mucho se nos advirtió sobre evitar la discriminación! ¿Qué tal si esta chica se ofende y nos acusa en los medios? ¿Eh?

—¡Pero qué estás diciendo tú!¿Ah? ¿Ofenderse y acusarnos? ¿Acaso somos nosotras quienes estamos intentando ocupar espacio en un país que no es el nuestro?— aseveró Luna— ¿Cuántos empleados despidieron esta vez? ¿8? ¿10? ¿Para qué? ¿Para darle plaza a forasteros? ¿Estás de acuerdo con eso?— Luna lanzó con rabia el expediente de Ana en el cesto de la basura—. No lo creo— dijo y se enfrascó en el trabajo.

Mia y Lia intercambiaron miradas cargadas de sorpresa y preocupación, y sin embargo, no se atrevieron a contradecir a su compañera.

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 Luego de estacionar el coche, el CP Jo se dirigió hacia la entrada principal del edificio. Al acercarse a la majestuosa puerta de cristal, Jo observó sorprendido a una guapa extranjera que abandonaba el lugar. No era de extrañarse ver extranjeros visitando las instalaciones de la KSMB, pero esta mujer se alejaba con una expresión de profundo pesar dibujada en su rostro. Esto no era común para Jo. Sin darle más vueltas al asunto, continuó rumbo a su oficina.

Atravesaba el vestíbulo cuando le ganó la curiosidad,  se dirigió al mostrador de recepción

—Hola, chicas. Acabo de ver salir a una dama extranjera. Uhmm...Su cara me parece... familiar...— mintió— ¿Tenía cita con alguien de la empresa?

—No. Es una estudiante que...— trató de explicar Luna.

—...Vino a dejar su currículo— completó la frase Mia ligeramente nerviosa.

—¡Oh! ¿En serio?— reaccionó Jo sorprendido—. Ya veo.

Jo se despidió con cortesía y continuó avanzando hacia el elevador.

—"Extranjeros laborando en la oficina local...— pensó—...encaja a la perfección con la expresión "sangre nueva" utilizada por el señor Song... Espero que esta chica pase el proceso de selección"— deseó sinceramente Jo.  volvió a recordar el triste semblante de la mujer—. "Debe haber tenido un mal día"— alejó los pensamientos imprudentes de su cabeza con esta idea.

En cuanto el Productor Jefe estuvo a una distancia considerable, Luna se volvió a Mia conteniendo la ira.

—¡No debiste decirle eso!

—¿...? Creí que eso le dirías...¿Desde cuándo mentimos a los jefes?— cuestionó Mia

—Desde que estos traicionan nuestra confianza y comienzan a tratarnos como objetos desechables— aclaró Luna, tajante.— Acordamos no dejar pasar a la extranjera y no la dejaré pasar!— recalcó Luna y abandonó el stand con pasos acentuados y pose rígida.

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Tal como lo anunciara Kwong, los 5 miembros de F.zone se reunieron con su fundador en cuanto este pisó tierra.

—... asistirán a un par de programas en los próximos días, así Corea podrá darles la bienvenida de manera apropiada–les informaba el señor Ki.

Un aire de incomodidad se coló de pronto entre los artistas; a los F.zone siempre les molestó asistir a programas de entretenimiento, los 5 odiaban realizar acciones ridículas sólo para hacer reír a la gente, no se consideraban divertidos y entretener al público de esta manera, en verdad los avergonzaba. No obstante, asistir a estos programas era una de sus obligaciones cuando eran novatos; necesitaban ser vistos y conocidos y estos shows suelen tener mucha aceptación.