Capítulo 10: Yoo's Café

Sooje bajó del taxi. Llegó a la casa materna a primeras horas del lunes. "Hogar... ¿debería continuar llamándola así?"— Se preguntó mirando la fachada del edificio. Siempre se hacía preguntas irrelevantes y existenciales al volver a casa. No podía explicar el por qué.

Yoo Sooje vivió toda su vida en un barrio de Yeongdeungpo. Desde que tenía uso de razón, vio a su padre desempeñarse como un obrero de fábrica y a su madre, como ayudante en un puesto de comida callejera ubicado en las proximidades del barrio. 

Ahora, su familia vivía en un confortable pero módico apartamento en Yeouido.

—¿Dejar la banda? ¿Justo ahora?— se expresó la señora Yoo, con voz pausada pero clara.

Sooje había considerado apropiado compartir sus sentimientos con su madre temprano en la mañana, cuando los demás no estaban y su pequeña sobrina,  dormía.

La señora Yoo se levantó de la silla en silencio, con una expresión severa, y se enfocó en recoger los restos del desayuno expuestos sobre la mesa.

—Deja, yo lo hago— se apresuró Sooje.

La señora Yoo lo detuvo con la mirada.

—¿No deberías terminar la universidad?

Sooje volvió lentamente a su asiento.

—Cumple tu promesa y haz luego lo que quieras— dijo la señora Yoo y se marchó con los trastos.

—¿Trabajarás en tus canciones hoy?— la voz de la madre llegó hasta Sooje desde la cocina.

—No. Visitaré a mi hermano en el café.

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 El hermano de Sooje era 5 años mayor que él. Cuando su padre murió, Su hermano ya estaba casado con una humilde y dulce mujer quien le había dado una preciosa hija.  Todos viven en el apartamento familiar. Todos habían cooperado para la compra de aquella vivienda. A finales del 2017, Sooje propuso a su hermano la implementación de un negocio. Así nació el Café Yoo, ubicado en las inmediaciones del Parque Yeouido.

No era uno de los café más lujosos y concurridos de la zona pero generaba lo suficiente para permitirles independencia económica.

—El negocio anda lento— le informó su hermano esa tarde.

Como siempre, Sooje relacionó la poca afluencia de clientes con su falta de popularidad.

—Si por algún motivo dejaras de ayudarnos, nos costaría bastante cubrir los cuidados médicos de nuestra madre.

Sooje no ganaba tanto como los demás miembros del grupo. Pese a componer la mayor parte de sus canciones y a colaborar en las otras, era el miembro que menor ganancias generaba a su compañía. Nadie le pedía promocionar sus ropas, no recibía contratos de modelaje ni ofertas de actuación, promoción de productos o participación en comerciales como los demás y,  de los artículos promocionales de F.zone Store(23), eran los productos impresos con su imagen los que menos se vendían.

El café solía ser visitado, más que por fans coreanas, por fans internacionales deseosas de conocer la familia del artista. Era de pensarse, ¿qué tantas fans internacionales de Sooje podían darse el lujo de viajar hasta Corea del Sur sólo para visitar su café?

Pero Sooje creó diversas estrategias, como chatear en vivo con sus fans para dejarles saber de manera casual sus planes de visitar el negocio. Eso aumentaba las ventas. Sooje les servía tras la barra, firmaba servilletas y recipientes y se tomaba fotos a solicitud de los clientes.

—¿Podrías quedarte en la caja?

La voz de su hermano interrumpió su reflexión.

—Claro.

Por esto, visitaba el negocio de la familia siempre que podía. Cuando salía de Corea, las ventas aminoraban considerablemente.

"Tal vez… debería retrasar un poco más mi renuncia…"— suspiró cansado.

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Una noche, antes de volver a casa con los demás miembros, su cuñada le sugirió realizarse cirugías plásticas. Incluso le mencionó el ejemplo del actor que,  en esos momentos, apreciaban en Tv; fotos de su infancia fueron publicadas sin su consentimiento por la red, y según su cuñada, nadie le hubiese contratado exhibiendo tal físico; pero antes de incursionar en el mundo de la actuación, el hombre había pasado por el quirófano y , el actor se había convertido en el sueño de toda chica y el yerno ideal de toda madre.

—...Porque con la belleza les llega la fama y con la fama, les llega el dinero— alegaba la mujer.

—Sooje no necesita fama, querida— le recordó su esposo.

—Tampoco es el más popular del grupo. ¿no? Y eso la cirugía lo puede solucionar. ¿No crees cuñado?

A Sooje la sugerencia lo había tomado por sorpresa. No es que no hubiese pensado en la cirugía plástica; lo hizo cuando recién comenzaba a recibir presión por parte del público, de los medios y de sus propios compañeros. Más de una vez, estos le hicieron sentir culpable de los fracasos de la banda y lo hacían tanto de forma directa como indirecta.

En momentos como esos, Sooje pensó seriamente en realizarse cirugías para mejorar su apariencia.

 el PD Ki, en un intento desesperado por aumentar la popularidad del grupo, decidió abrirse paso en otros países de Asia y América y su plan, dio excelentes resultados.  la idea de cirugía se fue esfumando de la cabeza de Sooje con cada éxito alcanzado.  eran famosos y todos respiraban paz. Pero no él.

Con la última reunión que sostuvo con el PD Ki, las presiones del pasado habían regresado y la repentina sugerencia de su cuñada, no sonaba tan descabellada. ¿Sería este un buen momento para retomar la idea de practicarse la cirugía?

—¿Cuánto más tendrás que dar?— intervino su madre.

—¡Mamá!— intentó detenerla el hijo mayor.

—¡Cuanto!— levantó la voz la ofendida madre, callando así a su primogénito—. Renunciaste a tus estudios, ¿para ganar qué? ¿Qué?

—Mamá...— musitó Sooje tristemente.

—¡Pronto tendrás 30 años y ni siquiera has tenido una novia! ¿Y todo para qué? ¿Eh? ¿Para no perder a tus admiradores? ¿Cómo puede ser esto posible? ¡Si eres siempre el centro de las burlas y de las críticas! ¿Y piensas cambiar tu rostro? ¿Cuánto más tendrás que perder? ¿Han dejado de lado tus compañeros tanto como tú lo has hecho? ¿En verdad eras menos feliz cuando sólo nos tenías a nosotros?