Cinco flores coreanas

Capítulo 13: Error

Cuando fue entregado en recepción el pase para la nueva empleada, Luna casi pierde el sentido al ver el nombre y la imagen de Ana impresos en el gafete.

Los estudiantes que comenzarían sus pasantías en la institución, así como los empleados con contratos permanentes habían ingresado a la empresa una semana atrás, pero Ana estaba citada para iniciar sus labores hoy a las 2 de la tarde.

Ana llegó 30 minutos antes de la hora indicada, es bien sabido lo muy en serio que se toman los coreanos los horarios y las agendas. Era su primer día de trabajo y se sentía alegre, motivada y confiada. Atravesaba el lobby cuando, Kim Chanjin pasó apresurado junto a ella.

—¡Kim Chanjin!— exclamó la PD Rivas al ver tan cerca a la reconocida figura.

—¡Hola!— se volvió Chanjin agitando la mano en señal de saludo sin dejar de avanzar, pero se detuvo al constatar que se trataba de una guapa extranjera.— Disculpe, estoy algo apresurado...— dijo.

Ana le sonrió.

—¿La conozco?— inquirió Chanjin curioso.

— No creo –respondió Ana—. ¡Pero yo a usted sí! Es el MC Kim Chanjin de "Hoy con las Estrellas". Mi compañera de cuarto sueña con producir ese tipo de programas, así que vemos todas sus presentaciones. Me gusta mucho su trabajo.

—¡Muchas gracias! ¿Ha venido a ver el programa de hoy?

—No. Trabajaré como pasante aquí. 

—¡Oh!— reaccionó Chanjin sorprendido—¿En verdad? Pues... en ese caso... ¡Bienvenida!— expresó tendiéndole la mano, afectuoso.

—Mucho gusto, Rivas Ana— se presentó la latina.

—¡Nos vemos luego, Ana! ¡En verdad voy retrasado!— se despidió Chanjin alejándose a toda prisa.

 

Las chicas de la recepción recibían a las personas con amabilidad, a los invitados les pedían sus nombres, los hacían firmar una lista, les entregaban sus pases y les permitían el paso con una sonrisa o, los alentaban a esperar en el lobby, ese era el protocolo. Así que cuando Ana se acercó a Mia y se identificó, la recepcionista procedió acorde con los lineamientos evitando mirar a Luna. Podía sentir su mirada acosadora y penetrante clavada sobre los hombros, vigilando sus acciones.

—Firme aquí, por favor— le tendió la lista.

Mientras Ana firmaba el documento, Mia procedió a buscar el pase de la pasante, pero apenas lo encontró, Luna lo arrancó de sus manos y lo guardó entre sus ropas con disimulo.

Mía observó a Luna aterrada mientras que la mayor, continuaba sus labores como si nada hubiese ocurrido. Sintiendo el estómago hecho trizas por la repentina e incómoda situación en la que la acababa de poner su compañera, Mia se mantuvo de pie, de espaldas al mostrador, pensando qué hacer.

Para Ana no pasaba desapercibido el hecho de que, no importando que tan amables las recepcionistas se dirigiesen a ella, ni que tan sonrientes actuaran frente a ella, siempre que llegaba a la recepción, la atmósfera se tornaba densa. No le caía bien a las chicas. Por eso, al ver a Mia quedarse inmóvil y de espaldas, imaginó que algo extraño pasaba. 

—¡Disculpe, señorita!— trató de llamar la atención de Mia.

La recepcionista se volvió, el rostro enrojecido y algo nerviosa.

—D–disculpe, señora Rivas... es que... no... no encuentro su gafete...lo siento mucho.

—¿Cómo...?

—Ah, no se preocupe, señora— se adelantó Luna sonriente—. A veces algunos gafetes se extravían dentro de la misma institución. Por favor, espere en el lobby, llamaremos a Recursos Humanos para ver qué pudo haber ocurrido.

—Er..., sí. Claro—. Ana quiso argumentar, pero ¿qué podía decir? Se dirigió hacia el lobby intentando sacar de su cabeza esas teorías de conspiración y maldad. Conocía lo organizados y cuidadosos que eran los coreanos, y sin embargo, eran humanos y un error como no incluir su gafete en el paquete de bienvenida, por supuesto que podría pasar.

Mia y Luna intercambiaron miradas de preocupación viendo como se alejaba la extranjera hacia la sala de espera.

Era la 1: 40 P.M.

~¤~

Chanjin se introdujo en el camerino a toda prisa, seguido por los reclamos del productor.

—Debemos estar aquí una hora antes, Chanjin, te lo he dicho. Debemos coordinar y maquillarte antes de cada programa. No actúes como novato, por favor.

—Lo siento, mi mánager se enfermó y...— se disculpaba el MC mientras tomaba asiento.

La maquillista se apresuró a atenderlo.

—Te veo en el set— se marchó el productor malhumorado.

—¡Uy, qué mala vibra!— rio el MC con la maquillista, tratando de votar tensiones.  Entonces recordó— ¿Sabías que el canal está reclutando personal extranjero ?

~¤~

A la 1:50 de la tarde, Ana continuaba sentada en espera. A su alrededor, los procesos continuaban con absoluta normalidad. Visitantes, personal y público en general iban y venían, se acercaban al mostrador, eran atendidos y se alejaban. Excepto ella. ¿Debería preocuparse?

—"No. No debo preocuparme. Todo estará bien."— se dijo tratando de mantener la actitud positiva y buena vibra a toda costa.

 La latina no pudo evitar notar lo jóvenes que eran las personas que pululaban por el edificio. La edad fue algo con lo que Ana tuvo que lidiar desde el primer momento en que pisó aquel país, ya que, si bien es cierto que en su tierra las dificultades y las carencias bajo las que se forma un profesional de clase baja, le impidieron alcanzar ciertos logros académicos antes de una edad determinada, también era cierto que en Corea, la mayor parte de la población alcanzaba títulos académicos a una edad demasiado temprana, al menos eso consideraba Ana.

Y es que la educación coreana no era un juego. Es un proceso organizado en el que se involucra toda la sociedad y que compete a todas las autoridades; por algo Corea se mantiene, año tras año, en el top de los países con la más alta calidad escolar.




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