—¡Ellen! —gritó Charlotte quien entraba a la Biblioteca.
Charlotte Io III von Briefadel. Hija de Evadine Gredel y Gregorio Hermes VI. Amante de la moda como su madre. Es bajita y tiene el cabello lacio castaño claro. Mejor amiga de Ellen.
—¿Ese es el vestido que te hizo mi madre?
—Sí ¿no se me ve genial?
—Wow, mi madre es una genio, todavía me falta mucho que aprender —dijo analizando cada pequeña parte de mi vestido.
—Mmm ¿no deberías decir que me veo hermosa?
—Si, te vez hermosa en el vestido diseñado por mi madre con... ¡Oh! ¿Tiene lazos de algodón? —y otra vez está hablando del vestido... Ella es buena amiga a su manera.
Salimos de la Biblioteca mientras ella me hablaba de lo maravillosa que era la escuela.
—¡Charlotte! —llamó un chico desconocido con un cuaderno en sus manos.
—¿Ocurre algo Blaz? —le respondió.
—Galatea te manda esto —le entregó la libreta.
Blaz Evan von Uradel. Amigo de Athan Andrew. No es sobresaliente en nada así que lo compensa con la amistad del príncipe. Él es alto, está en buena forma y tiene un cabello oscuro que se ve muy bien con su altura.
—Gracias —le respondió Charlotte.
—De nada —se marchó.
—¿Por donde nos quedamos? Cuéntame cómo te fue hoy.
Le hice la historia de todo lo ocurrido.
—¡Wow! ¿En serio conociste a Arian y al Fantasma de la Biblioteca el mismo día?
—Si... Ahora que lo mencionas ese chico es muy extraño...
—Arian es muy guapo, y también es extraño que no le guste tener admiradoras...
—No hablo de Arian —me detuve para sentarme en un Banco y le hice una seña para que se sentara a mi lado —¿Quién es ese chico?
—Es el Fantasma de la Biblioteca.
—¡No! ¿Dime su nombre, y porqué viste diferente a nosotros? Los trabajadores nunca han tenido hijos.
—Ya te dije, es un Fantasma. No está vivo.
—¿En serio crees eso?
—No veo por qué no.
—¡Lo ví tomar un libro en sus manos!
—Magia Fantasmal —sonrió.
—Olvidalo —me levante y continué mi caminata hacia las puertas de la escuela.
—¡Espera! ¿Cuéntame algo más, en que Salón caíste?
—Salón #4...
—No puede ser... —dijo asombrada, luego sonrió disimuladamente... Aunque pude notarlo.
—¿Porqué? ¿Cuéntame, qué está mal con ese Salón?
—¿Sabes quienes están en ese Salón?
—No ¿porqué debería saber? Acabo de llegar...
—¡El príncipe y sus dos secuaces, el guapo, la nerd y la popular!... El resto son pobres desafortunados que aguantan esa presión.
—¿Puedes traducirme eso para que lo pueda entender?
—Athan, Blaz, Claus, Arian, Aphrodite y Colette están en ese Salón —me dijo ya subiendo a mi carruaje —Evita a Colette al máximo, ella es muy problemática.
—Nos vemos mañana, Charlotte.
En el camino a casa admiré el paisaje. Ese que siempre está ahí, tan cerca... Pero que solo puedo ver cuando voy a fiestas y a comprar ropa. Cosa que no hago muy a menudo.
—¿Querida hija, cómo te fue el día hoy? —dijo mi madre al verme entrar a nuestra casa.
—Muy bien. La escuela es muy bonita —le sonreí.
—Tu hermano esta arriba esperándote para contarte todo lo que aprendió... —dijo algo cansada —Espero que sobrevivas.
—Parece que le hizo la historia a alguien antes que a mí —reí.
Subí las escaleras y toqué la primera puerta.
—¿Ellen? —se oyeron claramente los pasos apresurados de Cassian, abrió y me recibió con una sonrisa.
—Hermana, tardaste mucho.
—Pero ya llegué —le dió un abrazo.
Me tomó la mano y me guió al interior de su habitación. Me contó muchas características de las plantas y que algunas hay que dedicarle mucho trabajo para que den frutos.
—¿Hermana no es maravilloso?
—Si... ¿Pero no es algo extraño que tengamos tanta comida si nadie trabaja la tierra? —dije mientras razonaba ese tema.
—No lo sé... Nunca me he preguntado eso...
—No sólo eso. Todo lo que usamos y consumimos diariamente viene de algún lugar, no puede aparecer por arte de magia... —y así nació mi curiosidad por la procedencia de nuestras comodidades.
—¿Quiéres que te ayude a investigar sobre eso? —me dijo al ver mi cara iluminada por una nueva meta.
—No tienes que preocuparte ya me encargaré de eso yo...
Me fuí a dar un baño. Pensé en todos los beneficios que teníamos de los cuáles no supiéramos dónde, cómo y quiénes eran los responsables de su elaboración. Tela, alimentos, materiales como el metal y el plástico... Incluso la electricidad.
Es muy extraño que nadie hable de esos temas ni sepan nada. Sería una imprudencia preguntarle a mis padres sobre eso sin antes estar segura de que no es ningún secreto.
Bajé luego de vestirme y me senté a la mesa junto a mis padres.
—Anastasia, para celebrar tu primer día escolar te preparé tu comida favorita —dijo mientras le retiraba la tapa a algunos platos sobre la mesa.
—Eso es...
—Los mejores camarones del país cocinados especialmente por el mejor chef para su querida hija.
—Jaja —le sonreí mientras me servía la cena.
El sol se ocultó tras el horizonte de la propiedad Hochadel. Mañana será un gran día. Quizás no tan bueno...
—¡Hija despierta!
—¿Qué ocurre? —dije con los ojos entrecerrados.
—¡Ya llegas tarde apúrate!
—¿En serio? —en seguida el sueño que traía se esfumó.
Corrí al baño a ducharme y a cepillar mis dientes. Luego fuí al clóset y me vestí con lo primero que encontré. Le pasé el cepillo a mi cabello y lo recojí. Tomé mi cartera y salí lo más rápido que pude de la habitación... Sin tiempo para mirar el paisaje o para hablar de nuevo con mi hermanito me dirigí al carruaje.
—¡Genial! Llego tarde en mi segundo día —me quejé todo el camino.
—Llegamos señorita... —dijo el conductor.
Abrí las puertas para encontrarme con la admirable estructura de la escuela...
—¡Hola Ellen! —dijo Charlotte acercándose.